Lali se puso de pie y me miraba fijamente a los ojos. Un nerviosismo se apodero de mi y la excitación se esfumo pero aun así, mi amigo me empezó a doler nuevamente, no se libero una vez mas y obvio lo siente.
—¡Peter!—. Repitió Mery mientras tocaba la puerta. Carajo a mi amigo no le gusto que lo
interrumpieran. Estaba por contestar, pero al abrir la boca Lali me la tapo rápidamente con su mano, y con la otra tomo a mi miembro y empezó a masajearlo, arriba y abajo.
Quito su mano y yo solo abrí mas la boca por un grito en silencio por el enorme placer que sentía.
—Esta ocupado, no puede ser que hasta acá vengas a fregarme la vida—. Dijo Lali con fuerza, sin dejar de masajear mi miembro. Mis ojos la miraron con sorpresa, ella solo sonrió mientras mordía su labio inferior, apretó más mi miembro y cerré los ojos disfrutando del momento, al carajo todo. Solo quiero liberarme.
—Ush... ¿Sabes donde esta Peter?
—Yo que se—. Beso mi cuello suavemente y el ritmo de sus masajes aumentaron—. No lo ando cuidando—. Continúo entre los besos que repartía en mi cuello y mandíbula.
—Hasta haciendo tus... cosas eres insoportable niña—. Sentí que sonrió sobre mi piel y fue hasta mi oído y susurro.
—¿Crees que soy insoportable cuando hago mis cosas, tío?—. Dijo con una voz ronca y sensual la cual llego hasta mi entrepierna y con eso fue suficiente para que por fin mi glorioso orgasmo llegara y explotara como si fuera el primero. Dios, esto es tan delicioso, relajante, único... Lali siguió acariciando lentamente hasta que salio la ultima gota de mi semen, posaba pequeños besos desde mi oreja hasta mi barbilla por toda mi mandíbula.
Se alejo y me miro a los ojos, mi respiración aun estaba muy agitada y las palabras no salían de mi boca, pero al fin de cuentas ¿Qué le iba a decir?
¿Que ella es la dueña de los mejores orgasmos de mi vida? Por supuesto que no, aunque es la verdad pero no me atrevería a decírselo.
—Bueno, termine de hacer... mis cosas—. Rió por lo bajo terminando de acomodar su ropa y su cabello—. Te veo mas tarde... Ah, y corre a buscar a tu barbie que debe estar como loca buscándote por todo el avión—. Me beso en la comisura de los labios y salio del baño.
Después de que mi respiración normalizara, me limpie, me acomode la ropa y salí de ahí, al parecer, nadie se dio cuenta de que estaba acompañado. Fui a mi asiento y ahí estaba Mery cruzada de brazos mirando por la ventanilla, me senté y volteo, creo que esta molesta.
—¿Dónde estabas? Te he estado buscando, creí que te habías ido por el retrete.
—En el baño, lo que pasa es que los de aquí estaban ocupados y tuve que ir a los de hasta mas atrás—. Mentí bastante bien, y entonces se relajo, genial.
—Ah, ok—. Se recostó en mi hombro y al poco rato se quedo dormida.
Mi mente volvió a lo que paso hace unos momentos en el baño con mi sobrina. Ya no se si enojarme, reírme o que mierda. Aunque estoy seguro de dos cosas:
1.- Soy un hijo de puta miserable porque en primera tengo novia y en segunda y lo mas importante, la chica que me vuelve loco, que me excita, que me tienta es nada mas y nada menos que mi sobrina, la hija de mi hermano.
2.- Me encanta. Punto. Es la puta verdad, me encanta como me toca, es tan sexy, tan atrevida y tan prohibida. Definitivamente eso es un factor importante, eso es más excitante todavía.
Lo que me pone de malas y me frustra es que aveces me siento como en las películas o caricaturas. Es como si tuviera un ángel y un diablito, cada uno en mis hombros. Por un lado mi angelito me dice, para ya, es tu sobrina, no puedes continuar con eso, es tu familia. Y por el otro lado mi diablito dice, a la mierda todo, te gusta, le gustas, disfrútala.