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—Listo tío, ya no hay helado—. Dijo con voz baja, sentí su aliento fresco con olor a uva y chocolate. Deje el helado en la mesa de centro y la tome del rostro y la bese. Nuestros labios jugaban

mordiéndose, y nuestras lenguas en una batalla por ver quien entraba mas profundo. Le quite el helado de sus manos y sin dejar de besarla lo puse junto al otro. La tome de las caderas y la invite a subirse sobre mí a horcajadas, nuestro beso era intenso pero su ritmo comenzó a disminuir, ahora era algo mas lento, muy diferente a los demás.

Sentí como apretaba sus rodillas en mis caderas y suavemente rozo su vagina con mi abultado miembro, yo metí una mano bajo su playera y comencé a acariciar su piel por toda su espalda, mi otra mano subió hasta su mejilla y con los nudillos la acariciaba al mismo tiempo que llevaba su cabello detrás de su oreja.

Ella soltó mis hombros y tomo su playera y se la quito, yo mire fascinado su cuerpo semidesnudo, es tan hermosa, tan perfecta, tomo de mi nuca y volvió a besarme, y aunque aun era un poco lento la intensidad y el deseo estaban ahí, ya listos a todo. Ahora tomó de mi playera y me la saco por la cabeza y comenzó a acariciar desde mi abdomen hasta mi pecho, beso fugazmente mis labios y comenzó a bajar hasta mi mandíbula y con su lengua la acaricio para terminar con un leve mordisco. Continuo bajando por mi cuello y con cada beso succionaba un poco de mi piel hasta que llego a mis hombros.

—Lali.

—Me encantas... Eres hermoso.

—No mas que tu—. Le dije jadeando y tome de sus mejillas para reclamar de nuevo sus labios, esos labios hermosos que son mi perdición, mi droga, mi obsesión.

Comenzó a moverse sobre mí rozando y alterando más a mi amigo. Fui hasta el botón de sus jeans y lo desabroche, interrumpimos nuestro beso mientras ella se levantaba sobre sus rodillas y yo pudiera bajar sus jeans junto sus bragas. Ella hizo lo mismo con los míos y mi firme y ya mas que hinchado miembro se libero.

—Hola Garu—. Dijo divertida, yo solo sonreí, me encanta cuando le habla a mi Garu.

—Ven aquí... que ya quiero estar dentro de Pucca—. Le dije mientras la tomaba de las caderas y la colocaba sobre mi miembro y lentamente entre en ella, heche mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados disfrutando del mas enorme de los placeres.

Esta es ahora si la ultima vez, y pienso disfrutarla al máximo. Comenzó a cabalgar sobre mí mientras la tenia sujeta de las caderas ayudándola a subir y bajar sobre mi, una y otra y otra vez. Abrí los ojos y vi que también tenia su cabeza hacia atrás disfrutando el momento. Pero quiero ver sus pechos subir y bajar al ritmo de su cabalgue, desabroche su brasier y callo y entonces su enormes pechos subían y bajaban deliciosamente, cada que subían era como una invitación a tomarlas y comérmelas enteritas.

Las tome con ambas manos y las junte lo mas que pude y me las metí a la boca y con mi lengua dibujaba círculos y succionaba fuerte para volver a repetir.

—¡Ah tío!—. Grito y me tomo del cabello y me lo peino con una mano mientras con la otra acariciaba y se aferraba con fuerza de mi hombro. Comencé a levantar las caderas al mismo ritmo que ella, quería entrar más y más en ella—. ¡Peter! Dios—. Gimió al tiempo que explotaba en un orgasmo que la hizo temblar y convulsionar de placer.

La abrace con fuerza de la cintura y me levante y la acosté en el sillón debajo de mi, todo sin perder la exquisita conexión que tenían nuestros cuerpos. Comencé mis envistes lentamente, dentro y fuera de ella, se aferro a mis brazos y nuestras miradas se encontraron y ese momento fue como si estuviéramos conectados no solo por nuestras partes intimas, había mas...

—Más... más tío—. Me pidió agitada y yo acelere mi ritmo. Seguíamos mirada contra mirada, sus labios levemente abiertos y sus mejillas ruborizadas. Es tan bonita. Me acerque a ella y sin dejar de embestirla la bese suavemente en los labios, en sus mejillas, en su barbilla, en su frente y en la punta de su nariz. Rodeo mis caderas con sus piernas y me apretó mas a ella, me tomo de las mejillas y me las acaricio hasta mi nuca—. Bésame—. Me pidió y obedecí de inmediato, la bese y ella comienzo a menear sus caderas debajo de mi.

En contra de todo Where stories live. Discover now