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Mi mejilla me ardía, y comencé a sentirla muy muy caliente. De inmediato puse mi mano sobre ella para que así reduciera el dolor pero no fue así. Mierda me duele, me pica, me quema. Gire y la vi, sus ojos parecían estar en llamas, su respiración estaba agitada y tenia la mandíbula tensa al igual que todo su cuerpo, sus puños los cerraba con fuerza.

—Eres un maldito—. Me dijo entre dientes y con voz ronca.

—¿Lali que mierda te pasa?

—¿Que que mierda me pasa?

Es la pregunta más estúpida que he escuchado.

—Ok, entiendo que estés enojada pero déjame explicarte.

—¿Qué me vas a explicar... tío? ¿Que eres tan poco hombre para jugar con mis sentimientos?—. Su voz dura y molesta se quebró y note como sus ojos se cristalizaban. No, no, por favor no llores hermosa yo no quise... agh, me quiero morir.

—Princesa yo no quise...

—Claro que quisiste. Yo... no sabes como me hiciste sentir. Tu sabes lo que me pasa contigo, sabes que... cuando te tengo cerca yo solo quiero besarte acariciarte y tu llegas y haces... lo que hiciste y...

—Por favor perdóname yo se que me pase, se que fui un idiota pero...

—Y sobre todo sabes que... que yo te amo.

—Yo no se lo que estaba pensando, yo no quise de verdad... princesa tienes que creerme yo...—. Dios, no se ni que mierda decirle, tiene razón yo jugué con sus sentimientos, y todo por la rabia de saber que ella volvió con ese cabrón, lo mejor sera decirle la verdad—. Escucha... Yo lo hice porque estaba muy molesto. No me gusto nada la idea de que tu volvieras con ese idiota, no puedo creer que le ayas dado otra oportunidad después de lo que te hizo.

—Bueno eso es algo que no te debe de importar. Yo soy libre de estar con quien se me de la gana y dudo que me haga sufrir mas que tu. ¿Y sabes porque? Por que por Pablo no siento nada, yo te amo a ti, tú eres el hombre con quien quiero estar.

—Pero eso no es posible.

—Ya lo se, ya me lo dijiste mil veces y es por eso que volví con el, yo se que el me va ayudar a olvidarme de ti y... agh. No tengo por que darte explicaciones de mi vida. Al fin y al cabo no soy más que una tonta, una niñita inmadura así que te lo advierto, no te acerques más a mí—. Dio media vuelta dispuesta a salir de ahí pero después de lo que paso esta tarde y mas de una semana que no la siento... de verdad que ya no puedo mas, la necesito o me voy a volver loco. Abrió la puerta pero la cerré de golpe sin importarme la gente que estuviera fuera de mi oficina.

La gire tomándola del brazo y la bese más que desesperado. La apreté con fuerza de la cintura y de su nuca para que no se alejara de mi, ella me pego en el pecho tratando de que yo la soltara, se retorcía para alejarse de mi pero ejercí mas fuerza sobre ella, no quiero que se valla la necesito de una manera inexplicable y juro que si no la tengo... no se de que soy capaz.

Poco a poco dejo de golpearme el pecho y me comenzó a responder a mis labios. Sus manos subieron lentamente hasta mi rostro y me tomo de las mejillas y hundió su lengua en mi boca. Acaricie su nuca y la apretaba mas a mi, hundí mis dedos en su cabello, nuestras narices rozaban con el movimiento de nuestros labios, no quería que por ningún motivo se alejara de mi, no quería dejar de sentirla, de besarla pero necesito mas. Di un paso hacia adelante haciendo que ella lo diera hacia atrás y chocamos con la puerta, sentí como una de sus manos bajaba por mi cuello hasta mi pecho y yo seguía acariciando su cintura haciendo pequeños círculos con mis manos. Apenas y separamos nuestros labios pues no quedamos sin aire.

-Peter...

—No... ya sabes como—. Le dije agitado mientras besaba su mejilla, sentía su respiración entre cortada en mi cuello y oreja, el aire que sacaba me estremecía.

En contra de todo Where stories live. Discover now