𝟏𝟑

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No puedo creer que he salido de mi casa para arreglar este cuchitril... —Idia dijo de malhumor, garabateando planos en un papel luego de examinar las paredes.

¿Y? ¿Lo harás? —Yuu insistió, ignorando que Idia había llamado a su hogar "cuchitril"—. Quiero aislarlas de alguna forma, que no entre tanto frío.

Claro, es muy sencillo, cualquier idiota podría hacerlo... Pero es tan aburrido... —Soltó un suspiro, y volteó a mirarlo—. Cuando me dijeron que pagarías con plata, esperaba un verdadero reto, no esta tontería. Soy un ingeniero, no un albañil...

Bueno, mejor para ti, ¿no lo crees? Es dinero fácil —Dijo, colocándose su abrigo—. Quiero este sitio arreglado para cuando regrese.

Antes de marcharse, miró a Riddle con complicidad, y Riddle entendió por completo, sin necesidad de palabra alguna. Yuu le estaba pidiendo que observara a Idia mientras trabajaba, para asegurarse de que no hiciera nada sospechoso.

Ser precavido nunca está de más...

Tomó el enorme libro de plantas medicinales que había traído del castillo y salió de casa, tenía cosas importantes por hacer. Caminó entre las casas de la aldea, casi de forma automática. Había hecho ese trayecto tantas veces que ya ni siquiera tenía que pensar al hacerlo. Si alguien podía ayudarlo con lo que necesitaba, sin duda eran ellos.

Apenas puso un pie en el territorio de Azul Ashengrotto, sintió una presencia detrás de él. Un frío destello bajó por su espalda.

Jade... —Murmuró, dándose la vuelta lentamente para encararlo.

Yuu, qué inesperado verte de nuevo, los rumores resultaron ser ciertos, realmente estas con vida —Le dijo con esa característica sonrisa suya, tan amable y tan llena de veneno a la vez—. Me negaba a creerlo hasta verlo con mis propios ojos.

Simplemente viajé a hacer negocios.

Es una lástima, pues por más que me alegre ver que has regresado de tu pequeño intento de suicidio, creí haberte dicho que no volvieras a mostrar tu rostro por aquí —Dijo, y aunque seguía sonriendo, sus ojos tenían un brillo amenazante en ellos—. No me hagas llamar a Floyd.

No he venido a pedirte trabajo, he venido a hacer negocios.

Vaya... —Jade soltó una pequeña risa—. ¿Y exactamente de qué negocios estamos hablando?

Quiero encargar varias plantas. He oído que Azul tiene los medios para conseguirlas.

Has oído bien, si alguien puede encontrar lo que sea que desees, ese es Azul —Le contestó—. Pero, bien sabes que esto no es una organización benéfica.

Lo sé —Sacó de su bolsillo varias monedas de cobre—. Estoy dispuesto a pagar el precio por sus servicios.

Oh... —La sonrisa de Jade se ensanchó con interés—. Pudiste haber empezado diciendo eso.

Jade lo invitó a pasar al salón, e incluso le sirvió una taza de té. Tomaron asiento, y Yuu sacó el pesado libro, poniéndolo sobre la mesa. Una a una, le señaló las plantas que quería, y Jade silenciosamente las anotó, observando las imágenes del libro y memorizándolas.

Había algunas plantas que le sonaban conocidas, y otras tantas de las que jamás había escuchado.

¿Por qué Yuu estaba buscando plantas tan raras? Y para hacerlo todavía más sospechoso, justo después de misteriosamente reaparecer...

𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙𝙮 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora