𝟕

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Se despidió hondeando su mano en el aire, se dio la vuelta, y sin siquiera esperar a que los extraños que lo acogieron dijeran adiós, salió corriendo lo más rápido que pudo. Nunca antes había tenido tanta energía, nunca antes se había sentido tan ligero. El sol en su piel se sentía como una caricia, y de día el bosque no le parecía tan aterrador.

Aunque le faltaba un poco el aliento, no se detuvo. Estaba tan feliz y tan ansioso que no podía parar, tenía que llegar lo antes posible a casa, sin importar cuánto se quejasen sus piernas. Solo pensar en cómo Deuce finalmente podría levantarse de cama, hacía que la sonrisa en su rostro se ensanchara y su corazón saltase emocionado.

Y finalmente, después de correr por varios minutos sin parar, la aldea apareció frente a sus ojos. Su fea, apestosa y maloliente aldea. Corrió por los caminos, escuchó a algunas personas saludarlo y llamarlo a gritos, pero ni siquiera se molestó en voltear a verlos.

¡Deuce! —Gritó abriendo la puerta de su casa de golpe.

Y entonces, varios rostros sorprendidos voltearon a verlo.

Riddle y Trey lo miraron con lágrimas en los ojos.

Pero Deuce, acostado en la cama, ni siquiera abrió los suyos.

Regresaste... —Riddle susurró, pasmado como si hubiese visto un fantasma. Estaba sentado junto a la cama, sosteniendo la pálida mano de Deuce.

¿¡Qué le pasa a Deuce?! —Preguntó directamente, no estaba dispuesto a perder el tiempo.

Pero Riddle no contestó, solo clavó la mirada en el suelo, intentando en vano aguantarse las lágrimas.

Ayer tuvo mucha fiebre, y no ha despertado desde entonces —Trey finalmente se atrevió a darle las noticias, después de un largo silencio—. Yuu, ¿por qué te fuiste? Él no dejaba de preguntar por ti... —Desvió la mirada, incapaz de mantenerse firme y tranquilo. Ya no quería ser fuerte para los demás, quería quebrarse y llorar hasta quedarse sin lágrimas, sacar de su pecho todo lo que sentía y le torturaba—. Dijo que quería verte una última vez antes de morir...

Y con tan pocas palabras, Yuu y su mundo colapsaron por completo. Sintió como si su alma saliese de su cuerpo, como su corazón se escondía temeroso entre lo más profundo de sus entrañas, negándose a aceptar la realidad.

No pudo evitar sentirse increíblemente culpable. Debió haber sido más insistente, darse más prisa, no pasar la noche en el castillo. Mientras él disfrutaba de un festín, su amigo estaba luchando por su vida, hirviendo en fiebre.

Lágrimas corrieron libremente por sus mejillas.

¡No! ¡No es cierto! —Gritó, y colocó su oreja sobre el pecho de Deuce, esperando oír un latido.

Rezó.

Rezó todas las oraciones que conocía.

"Por favor, por favor, por favor, por favor"

"No me lo quites"

"No a él..."

Y entonces, lo escuchó.

Un latido débil, pero ahí estaba.

Rápidamente tomó la botella que la criatura le había dado, la destapó y se la acercó a los labios a Deuce para que bebiera.

Por favor... —Murmuró, sin poder contener el llanto—. Bebe un poco... Estarás bien, estaremos bien... Te sentirás mejor... —La impotencia lo hizo temblar—. Vivir no tiene sentido si no estas...

𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙𝙮 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora