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No supo por qué, pero tomó la mano que le había sido ofrecida. No fue como si hubiese podido negarse, o como si hubiese podido pensar en ello, simplemente su cuerpo se movió por él.

De un jalón, el sujeto de infantil apariencia lo ayudó a ponerse de pie, y lo examinó de pies a cabeza.

Pues muy bien —Soltó sonriente tras echarle un vistazo—. Sígueme, te mostraré el camino. 

¡Lilia-sama! ¿¡Llevaremos al humano con nosotros?!

"El humano"

Al escucharlo, un escalofrío le recorrió la espalda. Estos extraños sujetos no eran humanos. 

Pues claro, no hay forma de que lo deje solo en el bosque, mucho menos con el frío que hace —Respondió sin dejar sonreír—. Vamos, vamos.

Y aunque el sujeto que respondía al nombre de Sebek no parecía muy alegre al respecto, no desobedeció ni protestó más. 

Lilia empezó a avanzar entre el espeso bosque que ya conocía de memoria, y Yuu, una vez más sin saber por qué, siguió a aquel sujeto con una mansedumbre aterradora. Simplemente sus piernas se movían, su mente estaba atascada sin ser capaz de reaccionar, y sus sentidos de repente estaban entorpecidos. 

Casi como si fuera una marioneta cuyas extremidades eran movidas por hilos invisibles.

Ni siquiera supo por cuanto tiempo estuvo caminando, y su mente estaba tan atontada que no pudo distinguir hacia donde iban, apenas se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor. Recién recobró la consciencia cuando Lilia chasqueó los dedos, y se encontró frente a un inmenso y aterrador castillo.

Por unos pocos segundos solo se mantuvo de pie con fascinación, preguntándose si todavía seguía dentro del mismo bosque o si había sido teletransportado a otro mundo

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Por unos pocos segundos solo se mantuvo de pie con fascinación, preguntándose si todavía seguía dentro del mismo bosque o si había sido teletransportado a otro mundo. La construcción parecía sacada de un sueño, tan grande e imponente.

Y de repente despertó, dando un respingo. Realmente había seguido a dos completos desconocidos por el bosque como un idiota, ¿Dónde demonios había quedado el poco sentido de sobrevivencia que le quedaba? 

Sintiendo que sus piernas le pertenecían de nuevo, y que su mente empalagada empezaba a reaccionar, estuvo a punto de echar a correr, pero...

Respiró hondo. Esto era lo que estaba buscando cuando se adentró en el bosque, cuando partió lo había decidido, no importaba lo que le sucediera a él. 

Si la bestia era real y podía ayudarlo, sin duda se encontraba dentro de ese castillo. No era momento de retroceder ni acobardarse, así que hizo lo posible por tranquilizarse y mantenerse firme. 

Aunque no pudo evitar recordar las leyendas que contaban en su pueblo, y pensar que al pisar el bosque, se había convertido en la cena de lo que fuesen esas criaturas. ¿Quién sabe? Quizá lo estaban llevando al matadero, y ante el pensamiento, tragó grueso. 

Vaya —Lilia soltó una risita—. Pensé que intentarías correr apenas levantase el hechizo. 

No contestó nada, su estómago estaba revuelto y su mirada clavada en el suelo. 

No muy conversador por lo que veo —Soltó viéndolo fijamente—. Pero vamos, por lo menos dime, ¿Cómo te llamas?

Yuu —Respondió en voz baja, casi inaudible.

Pues muy bien, Yuu —Dijo sonriente—. ¿Qué te hizo entrar al bosque? ¿Te perdiste de camino a casa? 

Y de repente, por arte de magia, su garganta cosquilleaba ansiosa por dejar salir su voz.

No, no me perdí —Contestó sin darse cuenta. No quiso decirlo, solo surgió entre sus labios—. B-Bueno, sí me perdí tras un rato caminando en el bosque.

¿Y por qué entraste en primer lugar? ¿No oíste las leyendas?

Conozco las leyendas, vine buscando al monstruo del que hablan —Respondió directamente. No podía mentir ni evadir las preguntas, su mente se nublaba cuando intentaba hacerlo. Sin importar cuanto lo intentara, solo la pura verdad saldría de su boca.

Lilia pareció sorprendido al escucharlo. Sus ojos se ensancharon, pero poco después, una sonrisa volvió a dibujarse en su rostro.

Pues mira, qué humano tan peculiar —Soltó deteniéndose frente a la puerta del castillo. 

Un hombre abrió la gigantesca puerta desde adentro. Tenía cabellos plateados, y cuando Yuu lo vio, no pudo evitar sentir que se le hacía... De alguna extraña forma, familiar. 

Silver, justo a tiempo —Lilia le saludó alegremente. 

Bienvenido, padre —Respondió, para luego dirigirle la mirada al otro sujeto—. Bienvenido, Sebek. 

Pero Sebek solo soltó un bufido.

Entonces, ¿este es el humano que andaba por el bosque? —Preguntó mirándolo.

¡Así es! Se llama Yuu —Lilia contestó, tomándolo de los hombros con familiaridad—. Hazme un favor y llévalo a uno de los aseos para que se dé un baño, el pobre está un poco...  —Buscó como decirlo con tacto—. Sucio.

¡Asqueroso, diría yo! —Sebek exclamó sin ningún filtro—. No deberíamos dejarle entrar así, ¡deberíamos tirarle un balde de agua encima antes! 

Lilia rió con gracia.

Oh, vamos Sebek, no seas así. 

Ugh, todos los humanos son tan repulsivos —Contestó cruzado de brazos—. ¿Cómo pueden ser tan descuidados?

Yuu sintió muy por dentro, algo hervir con rabia. A nadie le gustaba estar cubierto de barro, era tan simple como que apenas tenía agua suficiente para beber y cocinar. 

Aún así, no dijo nada, se lo calló por completo. 

Entendido —Silver contestó, dirigiéndole la mirada a su "invitado"—. Sígueme, por favor. 

¡Nos vemos en la cena, Yuu! —Lilia le dijo juguetonamente despidiéndose, mientras que Sebek seguía mirándolo con disgusto.

¿L-La cena? —Balbuceó—. Yo no soy la cena, ¿v-verdad?

¡Yuu! —Soltó para estallar en carcajadas—. Ah —Se limpió una lagrimita que se escapó de sus ojos de tanto reír—, los humanos a veces pueden ser tan ocurrentes...

𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙𝙮 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora