𝟏𝟒

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Jack siguió cuidadosamente las instrucciones que Yuu le había dado, y casi de forma milagrosa, en una semana Ruggie ya estaba mucho mejor. La herida seguía ahí, todavía sanando, pero tenía mucho mejor aspecto. Yuu estaba estudiando tranquilamente en casa, intentando entender los complicados diagramas de disecciones que traía el libro que Malleus le regaló, cuando escuchó que tocaban la puerta.

Pero, mira quien vino a saludar —Sonrió alegre cuando reconoció a Ruggie. Su piel tenía más color y sus ojos estaban más vivaces, aunque todavía cojeaba al andar—. Te ves mucho mejor.

Gracias, me siento mucho mejor —Ruggie respondió sonriente, y se rascó la nuca, un poco avergonzado—. Nunca me había sentido tan mal en mi vida, de verdad pensé que iba a morir.

No deberías excederte, lo sabes, ¿verdad? —Le recordó—. Te sientes mucho mejor, pero tiene que ser cuidadoso hasta que sane por completo.

Lo sé, lo sé, Jack me lo repite a cada rato. Solo quería traerte esto —Le entregó una canasta pesada, estaba medio llena de comida. Tenía pan, patatas, harina y varias frutas frescas—. Como agradecimiento.

Ruggie, no es necesario... —Le contestó tras meditarlo por algunos segundos. Si la cesta se la hubiese entregado alguien como Azul o Vil, la hubiera aceptado sin dudarlo, pero conocía las condiciones precarias en las que Jack y Ruggie vivían. De seguro necesitaban esa comida—. Preferiría que la tuvieses tú.

Insisto —Dijo empujando la canasta hacia Yuu, instándole a tomarla—. Mi jefe siempre nos da a mi y a Jack la comida que sobra del huerto. Cuando escuchó como me ayudaste, me dijo que debía compensarte, y me dio esto para ti... Aunque... —Sonrió—. Mentiría si dijera que no he tomado varias cosas de la cesta, espero no te importe...

Está bien —Yuu soltó una leve risa—. Dale mis gracias a Leona por tomarse las molestias. 

Una vez se despidió de Ruggie, dejó la cesta de comida sobre la mesa y volvió a encerrarse en casa con sus libros

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Una vez se despidió de Ruggie, dejó la cesta de comida sobre la mesa y volvió a encerrarse en casa con sus libros. Todos los chicos tenían que trabajar, así que a menudo se quedaba solo.

Por primera vez, tuvo un poco de calma. Durante las últimas semanas no había tenido tiempo para quedarse con sus pensamientos y escucharlos, su mente había estado muy ocupada con otras cosas.

Arreglar la casa, conseguir comida, encargar las plantas, estudiar...

Por primera vez tuvo silencio, y ese silencio se lo comería vivo. 

Todo estaba mejorando, no tenía nada de qué quejarse. Tenían comida, ropas limpias, una cama acogedora en la cual dormir y una casa en la que ya no se colaba el frío. Era todo lo que había deseado, pero...

¿Entonces por qué extrañaba el castillo?

¿Por qué? Ya tenía todas las comodidades que pudiera haber deseado, de vuelta en su hogar, en el pueblo en el que nació y rodeado por su familia... 

𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙𝙮 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora