𝟖

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Se despidió de todos, y los abrazó con fuerza. Aunque sabía en su corazón que volverían a verse, era imposible saber en cuanto tiempo. Una lágrima se escapó fugaz de sus ojos, pero la limpió antes de que pudiesen darse cuenta. Volteó a verlos por última vez antes de marcharse, y se adentró entre los árboles.

Una vez más, no tenía ningún rumbo que seguir. No recordaba cómo había llegado al castillo, y al encontrarse perdido, pensó en que quizá debió haberles pedido un mapa o alguna dirección. 

Miró al cielo preocupado, la luna alzándose. Había prometido regresar al anochecer, temía que su trato pudiera estar en peligro por llegar un poco tarde. No conocía prácticamente nada de la misteriosa criatura con cuernos, pero tenía muy claro que no quería poner a prueba su paciencia.

Después de andar hacia el norte por bastante tiempo, tuvo que detenerse en seco al chocar contra algo que le rasguñó la mano. Al principio no supo que era, estaba demasiado oscuro, pero al retroceder varios pasos y entrecerrar los ojos, logró distinguir un enorme muro de espinas que cubría el camino y se alzaba varios metros. Era la primera vez que veía algo así, no había ningún hueco por el que pudiese pasar, y pensó en qué hacer.

Pero, por arte de magia, a los pocos segundos las espinosas hiedras se movieron por sí mismas y lentamente se apartaron de su camino, dejándole pasar. Con un poco de duda, avanzó, y apenas cruzó, las espinas volvieron a cerrarse de inmediato, bloqueando el camino de nuevo. 

¡Yuu! —Escuchó una voz familiar, y cuando volteó a ver, notó a Lilia esperándolo frente a las inmensas puertas del castillo junto a Sebek y Silver, a varios metros de distancia—. ¡Me alegra verte! 

Lilia —Saludó al verle—. Buenas noche-

En un parpadeo, sintió una presencia tras él.

Empezaba a pensar que no vendrías —Lilia sonrió con malicia, posando una mano sobre su hombro, haciendo que diera un pequeño brinco. 

¿En qué momento había llegado hasta ahí...?

—Sonrió algo nervioso, apartándose algunos pasos—. Perdón, la despedida fue algo... —Dudó algunos segundos en cómo decirlo, y desvió la mirada—. Difícil para mí.

No te preocupes —Respondió quitándole seriedad al asunto—. Es solo que me asusté un poco, ¿sabes? Y Malleus empezó a ponerse de mal humor, pero no importa porque ya estás aquí —Le tomó de la mano, jalándolo levemente—. Vamos, está helando aquí afuera.

¡Humano! —Sebek le gritó cuando pasó junto a él al entrar, y Silver solo soltó un suspiró. En cuanto a Yuu, solo se sintió aliviado al sentir la calidez del castillo en su piel—. ¡El joven amo te dijo que debías estar aquí al anochecer! ¡La luna ya está en lo más alto del cielo! ¿¡Es que no sabes lo que anochecer significa?!

Sebek, déjalo —Silver le dijo—. Ya está aquí.

Ah, y tiene las manos tan frías... —Lilia dijo—. Yuu, ven y acércate al fuego.

Y eso hizo, se sentó frente a la chimenea en la cual brillaba un verde fuego. 

Viendo las llamas danzar hipnóticamente frente a sus ojos, no pudo evitar preguntarse qué ocurriría.

¿A qué se refería la criatura cuando dijo que "lo quería a él"? ¿Qué significaba? Era la primera vez que se detenía a pensarlo. 

¿Realmente su alma ahora le pertenecía a alguien más?

Quizá lo tendrían limpiando y cocinando, y realmente no le parecía mala opción, era un trato más que justo.

Tal vez lo harían hacer trabajo pesado, a eso le tenía más miedo, pero lo aceptaría, aunque no era como si tuviese opción. 

𝘽𝙡𝙤𝙤𝙙𝙮 𝙏𝙚𝙖𝙧𝙨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora