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Bendita la hora en la que su madre se enamoró de aquel hombre

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Bendita la hora en la que su madre se enamoró de aquel hombre. No había problemas con Enji, pero Touya... ¡Touya el hijo de puta que le había dejado abandonado a mitad del puto camino!

¿¡Cómo mierda se supone que llegaría al instituto si ese maldito lo había dejado ahí tirado!?

Tomo aire un momento, intentando calmarse y ubicarse. No conocía la zona, por lo que el lugar no era de su total agradó, simplemente preguntaría y llegaría por si solo a ese instituto.

- Disculpe –llamó a una mujer, quien detuvo su andada solo para mirarlo con curiosidad.

- ¿Necesitas algo jovencito?

- ¿Sabe dónde está el instituto Yueii? –la mujer asintió con una sonrisa, antes de comenzar a darle las indicaciones para llegar.

Indicaciones que en lo absoluto entendió...

- Y por último giras a la derecha y ahí está la entrada de la Yueii –indicó la mujer amablemente, mientras Shouto intentaba procesar toda la información dicha por la mayor.

- Oh... gracias –fue lo único que se atrevió a responder. Dicho esto hizo una reverencia y se apresuró a ir por lo único que entendió, ni de broma se quedaría ahí sin intentar al menos llegar.

- *¿A dónde va?* –Touya había estado ocultó durante un rato tras una barda, expectante a lo que el otro hacía. Simplemente no quería llevarlo con él, pero le dió tremenda curiosidad ver qué aún después de varios minutos le había esperado hasta que se hartó y fue a preguntar la dirección de la escuela.

Le siguió de cerca solo para darse cuenta que sin duda, seguir instrucciones no era lo suyo. Pues iba por el lado contrario al que la mujer le dijo minutos atrás.

- Me perderé... –susurró Shouto un poco cohibido, mirando a sus alrededores solo para ver si había algún estudiante por ahí al que pudiera seguir hasta la escuela.

Mira a los costados antes de cruzar la calle. Confirmando que no vienen autos, cruza por el paso peatonal con la mirada un poco en el suelo. Eso hasta que cierto sonido de claxon lo desconcierta y el grito de algunas personas resuena en sus oídos, obligandoló a girar ligeramente el rostro a la izquierda para mirar al auto que venía con la velocidad suficiente para mandarlo a volar.

Ni siquiera estaba ahí hace un momento. ¿Cómo llego tan rápido? Más importante ¿por qué no podía moverse?

Fue cuestión de segundos para pasar de estar en el trayecto de ese auto, a estar lo suficiente lejos del auto y la encimera. Sobre la banqueta exactamente, con Touya casi encima de él. ¿Qué no ese idiota ya se había ido?

- ¡Oh por Dios! ¿¡Están bien!? –la gente comenzó a rodearlos casi al instante. Touya no tardó nada en quitarse de encima suyo apartarse ligeramente de él, no sin antes ayudarle a levantarse.

Hermanastros;    DabiTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora