1; Nuevo hogar

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Desde que la mañana llegó, noto a su madre un poco (muy) emocionada

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Desde que la mañana llegó, noto a su madre un poco (muy) emocionada. Ya había notado cierta alegría y felicidad en la mujer que le trajo a la vida. Se arreglaba más, salía demasiado tiempo y a veces volvía hasta la medianoche, e incluso, notaba que ya estaba cuidando más su físico lo cual le parecía algo extraño.

Y exactamente, esa mañana en especial, la mayor estaba más feliz, incluso había pedido el día libre, siendo algo interesante y alegre para él. Lo curioso era ver como la mayor se apresuraba en limpiar toda la casa y cocinar algo realmente delicioso y que solo hacia en ocasiones “especiales”. Se pasó más de una hora arreglando y le pidió hacer lo mismo, pues le explicó que hoy le presentaría a alguien.

¿Quién era ese alguien? Debía ser muy importante para su madre para hacer todo eso en un día y para arreglarse tanto. No era nada exagerado; un hermoso vestido azul pegado, con un lindo peinado y un poco de maquillaje sin exagerar.

Él solo se vistió con unos pantalones ajustados, una camisa blanca con una chamarra negra. Simplemente no era una vestimenta exagerada o llamativa, pero lo suficiente cómoda para quedarse así.

Se estuvo sentando todo el rato en el sofá viendo su celular, mientras esperaba la llegada de el individuo o que su madre bajase para hablarle de quién se trata.

El sonido de la puerta sonó y él apenas miró en esa dirección como si pudiese ver a través de ese pedazo de madera, curiosamente no tenía intenciones de abrir.

- ¡Shouto! ¿Podrías abrir la puerta querido? –se levantó del sofá y caminó hasta la puerta de la casa. Abriéndola directamente y presenciando al enorme e impotente hombre delante de él; cabello rojizo. Ojos zafiro, esbelto y bastante alto, casi como 1.90 o más.

- Hola jovencito ¿está tu madre? –parpadea confundido, y cuando apenas va a decir algo, la susodicha aparece detrás de él.

- ¡Enji-San! Pase por favor –la mayor lo toma suavemente de los hombros para que se hiciera a un lado, dejando al enorme hombre entrar a la pequeña vivienda.

Shouto miraba más que confundido lo que ocurría. La forma en que su madre miraba con tanto cariño al pelirrojo le daba cierta curiosidad e intriga. También el como este le sonreía con amabilidad y le entregaba un ramo de rosas rojas, y lo que más le sorprendió e incómodo fue ver al hombre besar a su madre. ¡Frente a él!

- Lamento la tardanza.

- Está bien. Pero igual agradezco que estés aquí –la mujer le sonrió, antes de mirar el rostro de su hijo; confundido le quedaba corto–. ¡Oh! Él es Shouto, mi hijo –la mujer se acercó al ojiturquesa mayor, quien la abrazó con suavidad, mientras miraba directamente al heterocromático.

Todo era extraño en ese momento. El ambiente era pesado e incómodo ¡demasiado pensaría él!

¿Quién era ese hombre? ¿Por qué abrazaba a su madre de aquella forma? ¿Por qué parecía tan feliz su progenitora? ¿Qué es lo que ocurría?

Hermanastros;    DabiTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora