Desde que tiene memoria ha estado siempre solo.
Su madre era una persona muy ocupada. Desde que su padre falleció, ella se ha tenido que esforzar para mantenerlo. Pero él... necesitaba la atención de alguien, quizás necesitaba algo de atención por...
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- Me alegra que Touya y Shouto comiencen a llevarse bien –Enji bebe de su taza de café, mientras observa el periódico diario.
- Sí. Touya fue muy amable de llevarse a Shouto en el auto con él a la escuela –Rei bebió con tranquilidad de su té, disfrutando del silencio que abundaba en la casa por la mañana sin esos dos peleando como siempre.
Escuchan unas rápidas pisadas desde el pasillo, lo que los hace confundir bastante, los trabajadores no estaban a esas horas por la casa y era extraño escuchar esos pasos que ya de les hacían conocidos.
Miran que el adolescente del que estaban hablando aparece por la puerta de la cocina con rapidez, algo de despeinado y con el uniforme mal acomodado, parecía recién despertado y más por el rastro de baba que tenía en la comisura de su labio.
- ¿¡Shouto!? –preguntaron al unisono ambos adultos, provocando un sobresalto en el anteriormente nombrado.
- L-lo siento me dormí y-
- ¿No sé supone que ya estabas con Touya de camino a la escuela? –Enji al igual que Rei miraban con incredulidad al adolescente frente a ellos.
- N-no, recién me he despertado y-
Enji colocó una mano sobre su frente, al recordar las claras palabras llenas de mentira que su hijo mayor le dijo.
“- Shouto ya está en el auto, nos iremos juntos al instituto. ”
Ese mocoso seguía igual de mentiroso que antes.
- Yo te llevaré al instituto, vamos –Enji se levantó del cojín, caminando hasta la entrada de la sala, con Shouto comiendo una manzana detrás de él.
Sin duda castigaría a Touya por mentirle de esa forma y luego dejar a Shouto. Habían quedado en que ambos se irían a la escuela y lastimosamente para Shouto, Touya se fue sin al menos avisarle, simplemente como si no existiera.
Apenas tuvieron tiempo de llegar y aún así, Enji se dió cuenta de la regañada que le dieron al adolescente por su retraso de casi quince minutos, además de su mala presentación, pues su uniforme estaba mal acomodado, además de que aún tenía una cara muy notable de sueño.
- Enserio bro, que mala onda de dejar a tu hermanito eh. Mira que la regaña que le están metiendo es para grabar –se burló Keigo, bebiendo de su refresco de lata.
- Deja de llamarlo mi hermano –masculló con desden, con las manos apoyadas sobre sus piernas, sentando en una jardinería no muy lejos a la entrada.
- Yo digo que Keigo-Kun tiene razón. Fue muy mala onda de tu parte no traerlo contigo –apoyo la rubia, sin despegar su mirada del adolescente que recibía una regañada muy notable.
- Yo lo llame, no es culpa mía que no se levantará –lanzó la lata directo al bote de basura, mirando de reojo al susodicho del que hablaban.
El chico se mantenía con la cabeza gacha, quizás ya se había disculpado unas diez veces en esos cinco minutos, y de alguna forma se sentía un poco culpable por ver al otro recibiendo esa regañada, que (aunque se la merecía) él también tenía cierta culpa.
