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Acurrucado con el azabache

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Acurrucado con el azabache. Shoto sentía la claridad de la desnudes ajena, no era incómodo, pero si vergonzoso.
La noche anterior hicieron cosas que... De verdad lo avergonzaban, pero la realidad es que también le había encantado, tanto como había quedado muy satisfecho.

¿Su primera vez no pudo ser más perfecta? No. No pensaba que eso fuera posible. Lo hizo con la persona que más ama, y a la cual deseaba a su lado para siempre.

Ahí, bajo el montón de sábanas, dentro de la pequeña casita de sábanas improvisada por el azabache, se sintió tan cómodo y agusto. Sonrió, como un tonto enamorado y se volteo a mirar al azabache, quien estaba plácidamente durmiendo, aún cuando ya pasaban las 10 del día.

Se giró con mucho cuidado, sintiendo el dolor en su cintura, pero que apenas era algo leve y era soportable. Lo miró fijamente y observó su rostro con detenimiento; sus ojos, sus labios, su cabello y cejas. Algo que no pasó desapercibido por él, fue que el bello público de Touya era blanco... Había olvidado aquel detalle.

Observó su cabello y llevo una de sus manos, enredando sus dedos con mucho cuidado en los suaves y delicados cabellos de su hermanastro, quien ni siquiera parecía querer despertar.

- ¿Cómo te ves con el cabello blanco? –se preguntó más para si mismo en un susurro bajo, observando sus hebras azabache para buscar darse una idea.

- ¿Quieres averiguar? –susurró Touya, aún sin abrir los ojos.

Shoto dió un salto en su lugar y parpadeo varias veces, observando como Touya abría los ojos con lentitud para mirarlo con amor y una ligera sonrisa en los labios.

- Buenos días, amor –murmuró Touya melodiosamente. Poso ambas manos sobre la cintura del menor y lo atrajó a él, para darle un abrazo suave y besar sus labios en un beso mañanero.

- Buenos días, amor –murmuró Shoto en respuesta. Sonrió avergonzado, pero apoyo su frente con la de su pareja.

- ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? –preguntó de inmediato, acariciando con suavidad su cabello.

- La cintura me duele al moverme, pero creo que no es nada –dijo con una sonrisita en los labios que enamoró aún más al ojiturquesa.

Touya sonrió de lado, posando una mano en su mejilla y acariciando suavemente esta misma con dulzura. Se levantó ligeramente y se colocó encima del menor, posando una mano detrás de su nuca para acercarse a besar sus labios tiernamente, logrando acelerar el corazón del menor.

- Vayamos a la ducha. Te prepararé algo de desayunar luego –musitó, apartandosé de sus labios y levantándose de encima del menor.

Shoto lo observó muy avergonzado y sonrió involuntariamente. Con un poco de trabajo se levantó, comenzando a gatear fuera de la casa. Apenas tenía una camisa—de Touya—y sus boxers, mientras el otro apenas contaba con su ropa interior.

Hermanastros;    DabiTodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora