La mala del cuento

3.3K 110 15
                                    


POV Violeta


Ví a Chiara salir corriendo de las oficinas de Universal, no sabía que hacer. Todo había pasado tan rápido que me sentía inútil. El corazón me latía a mil por hora y las lágrimas salían por mis mejillas sin poderlas detener. No podía quitarme de la mente la mirada de Kiki cuando separó a Becca, ni tampoco la de segundos atrás. Quisé alcanzarla pero apenas dí un paso al frente, el brazo de Ruslana me detuvo.

- Rus, tengo que hablar con ella.
- Ya pero ahora no es el momento.

Podía contradecir a cualquier persona y no me importaría, podría soltarme de su agarre y correr tras de Chiara pero sabía que no había nadie que la conociera mejor que Rus. Me encantaría pensar que yo sería esa persona pero desgraciadamente había un año perdido, y ahí no podía hacer nada. Ella llevaba la ventaja.

– ¿Qué pasó? – La pregunta de Ruslana fue contundente. Podía sentir su mirada directa sobre mí. Agradecía lo mucho que cuidaba de Kiki pero no podía negar que sentía un malestar en el estómago ante esa actitud. Simplemente suspiré y me resigné, si no podía hablar con Chiara, tendría que hacerlo con su sunshine protector dos punto cero.

–  Me vio besándome con Becca. – Solté.

La mirada asesina de la pelirroja me hizo ver que quizá no había dicho las palabras correctas, podía ver como en su mano se formaba un puño así que si no comenzaba a hablar la tendría sobre mí de un salto.

–  Ya a ver, sonó fatal, perdón. – Dije rectificando y llevando ambas manos al rostro intentando tranquilizarme.– Becca se ofreció a traerme para ver a Kiki, había mucha gente en el Wizink así que yo acepté. Ella me dijo que entendía el porque la había besado días atrás en la fiesta y yo creí que era suficiente, no supuse que tenía que explicarle nada más.–  Dije mientras Ruslana mantenía su mirada fija en mí, dios, me estaba poniendo nerviosa. – Al llegar bajamos y nos despedimos, pero Chiara estaba afuera, supongo que pensó que yo estaría por llegar. Fue ahí que Becca la miró y pensó que seguíamos jugando a las novias falsas así que...queriendo cooperar con la obra de teatro, me besó.

– No puede ser Violeta, ¿Pero no podías decirle que ya no era puto necesario?

– Pensé que estaba claro, y ni siquiera me dio tiempo a explicarle. Cuando quise separarla de mí ya Chiara lo había hecho. La empujó y me miró como hace mucho no lo había hecho..

Aún tenía el dolor de Chiara fijo en el pecho, podía sentir su mirada clavarse en mí, recordándome a los primeros encuentros luego de nuestra separación tiempo atrás. Era como volver el tiempo y sentir que el amor que por fin tenía en mis manos volvía a escurrirse cual jabón entre mis dedos. Ruslana, igual de exasperada que yo, se agitó el cabello.

– ¿Qué hago? – Pregunté en un hilo de voz mientras las lágrimas no paraban, no quería sentir que lo había arruinado otra vez, que al final todo mi miedo era cierto. Yo estaba destinada a romperle el corazón de nuevo.

– Dale espacio, seguramente esta lidiando con el Tdah ahora, no puedes hacer nada.

Me quedé en silencio. ¿Cómo que darle espacio? ¿Cómo que no podía hacer nada? Ruslana pareció entender mi mirada porque volvió a hablar, esta vez sin ganas de matarme.

– Violeta, cuando te fuiste hace un año...Kiki lo pasó muy mal, pero muy mal. –Dijo frunciendo los labios, recordando aquella época.– Tal vez nunca fueron una relación estable pero desde la academia eran la una con la otra, luego de OT se la vivían juntas hasta el final de la gira. Tal vez tu no te diste cuenta pero eran más novias que nada, seguían teniendo esa relación tan especial que nadie podíamos entender. Era demasiado fuerte. Y te fuiste...te fuiste y parte de la Kiki que conociste se fue contigo.

Sí mi corazón estaba roto, los pequeños cristales que colgaban iban cayendo a pedazos con sus palabras.

– Durante un mes no salió de casa. Martin, Bea y yo íbamos a visitarla, algunos días la veíamos componer todo tipo de canciones pero hubo un tiempo donde ni siquiera tocaba un instrumento. ¿Entiendes? Chiara Oliver no hacía música, Violeta...– El silencio entre ambas era sepulcral, hasta que continuo.– Y te juro que te odié, quería buscarte, jalarte del pelo y traerte a ella...– La miré con miedo, con dolor, intentando pensar lo que pudo haber sido esa época para todos. Yo también estaba rota pero me refugié en Yuls, y ahora me sentía doblemente culpable por ello. – Tranquila, ya no te quiero matar... Bueno, ahora un poco, pero supongo que esta vez si fue un mal entendido...

– Sigo sin entender porque no puedo ir ahora, Rus. Me necesita, necesita saber que no tengo nada con Becca, que la amo y que no la quiero soltar nunca en la puta vida.

Ruslana me miró nuevamente con frustración, desesperándose porque no lograba entenderla. Tal vez si lo hacía, pero no quería, esta vez por extraño que pareciera mi lado emocional le estaba ganando al racional, ese era el efecto que la menorquina tenía sobre mí, siempre, pesé a todo, la necesidad de estar con Kiki era más fuerte.

– Tuvo que tomar más terapias para lidiar con el Tdah Vio, tu eras quién más la entendía en la casa y apenas se quedó sola, la enfermedad salió disparada. Ahora ya lo controla más pero hoy fueron demasiadas cosas. –Dijo, y entonces comprendí, estaba pasando por un ataque.– Si ahora vas sólo recibirás rabia, frustración, dirá cosas que no siente, y te romperá. No lo hará a mal, pero necesita estar consigo misma para comprender lo que acaba de pasar. Dale unas horas, y yo misma te llevo a su casa, te lo prometo.

Suspiré, y no me quedó más que aceptar. Me acerqué a ella y la abracé. Ella lo hizo también. La Ruslana que me quería matar segundos atrás ahora era lo único que sostenía mis piernas de flaquear, todo el cuerpo me temblaba. La culpa me carcomía y el corazón parecía querer salir desbocado. Odiaba pensar que Chiara estaba lidiando sola con sus monstruos, ella tenía que saber que yo podía...que yo quería cuidar cada uno de ellos.

– Rus...gracias. – Solté por lo bajo. Gracias por estar cuando yo no estuve, gracias por cuidarla cuando yo no lo hice, gracias por no matarme cuando lo merezco, gracias por ser todo lo que yo debía, gracias por no enamorarte de ella...Pensé. Rus no dijo nada, simplemente me regalo una sonrisa y me tomó de la mano. 

Salimos de Universal y dejamos que las horas pasaran, a veces los dedos me picaban por mandar un mensaje a Kiki pero las palabras de Rus me hacían calmarme, sólo quedaba esperar.






Loft de Chiara
8 PM

POV Chiara



Me encontraba recostada en la cama, todo el departamento estaba oscuro. El resto de la tarde había estado sola en aquel parque intentando calmar mis pensamientos. Ni siquiera supe como había llegado al departamento. Lo único que hice fue aventar todo a un lado de la puerta y caminar a la habitación. Me dejé caer sobre la cama mientras las pocas lágrimas que aún me quedaban terminaban por recorrer el camino de mis mejillas.

Durante horas las mismas escenas se repetían constantemente. Primero la reunión, el contrato, el abrazo a Ruslana, el beso...ese estúpido beso..., y finalmente su mirada rota. No podía quitarme de la mente a Violeta en la puerta de esa oficina. Podía notar su miedo, posiblemente miedo de la forma en la que reaccioné, de cómo no le deje hablar y salí corriendo. Tal vez tenía miedo...miedo de mí.

Escuché el ruido de la puerta y me asusté, pero estaba tan drenada, que no me inmuté, si alguien se había colado a robarme, secuestrarme o matarme, bien pudiera hacerlo de una vez que ya me daba igual, me daba puto igual.

Pero su aroma era inconfundible.

El dolor y el miedo de horas atrás se fueron disipando para dejarme arropar por la paz de su aroma. Sentí cómo se recostó de lado, tras de mí, y en una cucharita me cubrió en su cuerpo en un abrazo. Con sus manos acariciando mi brazo y calmándome, poco a poco.

– Vivi...

No dijo nada, y yo tampoco. Cerré los ojos y me dejé cubrir por ella. No me tenía miedo, estaba ahí. Nos quedamos en silencio por un largo rato, sin exigirnos nada la una a la otra,  hasta que por fin pude hablar, no sabía de donde había encontrado las fuerzas pero  por fin pude sacar la voz que había perdido las últimas horas.

– Lo siento, sé que no hiciste nada malo.

Violeta besó mi cabello y lo acarició con suavidad, todo tenía que tener una razón lógica y yo deseaba con todas mis fuerzas confiar.

– Lo hice. – Y salté, separándome de ella por completo para mirarla a los ojos sin entenderlo. Rápidamente Violeta tomó mi rostro.– Lo malo que hice fue no haberle dicho todo con claridad desde el principio. – Detalló mi mejilla con la yema de su dedo pulgar mientras nuestras miradas se encontraban.– Kiki, ella pensó que seguíamos jugando, no sabía que tu y yo ahora estamos juntas. Todo fue una tontería, y lo siento. Debí haber hablado con ella desde el minuto uno y nada de esto estaría pasando.

Fruncí los labios al escucharla, todo por actuar sin pensar, había sido una completa tonta. Dejé que todo mi ser quedara desconectado de lo racional. Volví a dejarme caer en la cama y Violeta me abrazó nuevamente. Ahora que todo estaba más tranquilo y podía pensar con claridad supe que había tirado todo por la borda en un impulso. Sin poder evitarlo, volví a llorar y esta vez la ansiedad se apoderó  de mí haciéndome imposible el controlar la respiración.

– Kiki, amor...mi amor, todo esta bien, necesito que respires... ¿Puedes hacerlo por favor? –Afirmaba con la cabeza, contaba en mi interior, intentaba relajar mi mente, y ella me acompañaba mientras intentaba que la crisis se fuera disipando.– Eso es todo mi amor, lo estas haciendo bien...– Repetía con esa voz tranquila, misma que en esos momentos era una inyección de paz; agradecía tanto que estuviera ahí.

– Es que entonces la que hizo todo mal soy yo, Vivi...– Le dije, esta vez controlando las lágrimas, girándome sobre la cama para quedar de lado, recostada junto a ella. Junté mi frente con la suya y ambas cerramos los ojos, sintiendo nuestras respiraciones encontrarse.

¿Cómo le decía que había firmado un contrato para irme? Pensé que ella me había roto el corazón, pero esta vez era al revés, esta vez la mala del cuento era yo.

– Tengo que regresar, tengo que decirles que no, tengo que romper las hojas, tengo que...– Los labios de Violeta atacaron los míos en un beso salado. Sus lágrimas se combinaron con las mías pero eso no nos detuvo. Entreabrí la boca y recorrí la cavidad de su interior. Ella hizo lo mismo con mi lengua. Nuestros cuerpos se acercaron entre sí, nuestras piernas se enredaron y sentí la presión de sus manos en mi espalda mientras las mías se colaban en su anaranjado cabello, con los dedos presionándolo en una necesidad emergente de que no se alejara de mí.

La necesidad de aire nos obligó a separarnos. Había vuelto a hablar con velocidad y ni siquiera se lo había explicado, estaba enloqueciendo.

Violeta volvió a apegar su frente con la mía y sus ojos canela se fijaron en los propios mientras me regalaba una sonrisa de tranquilidad.

– Mi Kiki, lo sé...Lo sé todo.





__________________________


Pues aquí el capítulo de hoy, sé que ha sido una subida y bajada de emociones pero sino el final sería muy rápido así que sólo nos queda disfrutar del viaje.


Me encantaría seguir leyendo sus comentarios!! 

Recuerden... KIVISMO O BARBARIE.

Volver a Ti - KIVIWhere stories live. Discover now