Manual de las perfectas enamoradas

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- Bueno... Es hora de ir a clases *sonriendo* - era uno de esos hermosos días en los que el sol brillaba en lo alto del cielo, solamente lo suficiente para darte una tierna caricia en la piel -. 

Con emoción, tomé mi maleta y salí de camino al instituto. Era curioso, pero ahora cada vez que hacía este recorrido todo se sentía de algún modo "nostálgico". Han pasado tantas cosas desde que llegué aquí, he conocido a varias personas que en el pasado ni siquiera podría haber imaginado que existían... ¿Estaba agradecida? Si, tenía que ser eso... No podía existir otra palabra con la cual describir la calidez que recorría en mi pecho. 

Para cuando ingresé mi corazón estaba lleno de dudas y heridas. No tenía ninguna duda por aquel entonces más que el hecho de que seguía con mi "pasatiempo" de robar el corazón de quién se cruzara frente a mi para simplemente satisfacer el egoísta deseo que ocultaba en lo profundo de mi ser. Estaba rota... No sabía cómo afrontar solo aquello que en el pasado me hizo tanto daño, quedándome encerrada bajo aquella "burbuja" que yo misma creé. 

Dejar atrás aquellos miedos no es algo fácil, ni algo que se pueda hacer sin un poco de ayuda. Sin las personas correctas es difícil notarlo. Pero en cuanto conoces a alguien que te abra los ojos, todo toma un tono más nítido... Revelando que detrás de todos tus temores, la respuesta que siempre buscaste estaba allí, clara frente a tu nariz.

- Vaya vaya, señorita Watanabe... ¿No es raro verte tan temprano por aquí? - aquella voz risueña y burlona solo podía pertenecer a una persona... Una molesta chica que me ha ayudado más de lo que ella podría pensar -.

- Bueno todos tenemos días en los que despertamos un poco más diligentes ¿No es así?~ *risita* Y además... ¿Qué hay de ti, pelirroja? Por esa sonrisa boba en tu rostro estoy segura de que tienes algo que contarme ¿No?

- Jaja~ Vamos, no pongas esa cara arrogante - habla mientras comienza a caminar a mi lado, entrando juntas al instituto -. Seguro vas a hacer que te agradezca por el resto de nuestras vidas si bajo mi guardia

- ¿Cómo podría negarme a una oferta tentadora como esa? Al final, salvé tu vida amorosa~

- ¿¡Eh!? ¡Creí que yo salvé la tuya primero! 

- Ay vamos, en tus sueños "casanova"~ 

Antes de percatarnos comenzamos a reír juntas, dejándonos llevar por el bello momento que teníamos ahora mismo. Para cuando apenas nos conocimos ella lucía tan fastidiosa, ni siquiera quería acercarme para poder hablarle. Supongo que en el fondo tenía celos, celos de ver lo feliz que ella era... Estaba tan equivocada, al final ambas teníamos muchas más cosas en común de las que pude pensar... Dos tontas chicas que, buscando llenar los vacíos de su corazón, jugaban al amor sin pensar en nada más.

- ¿Casanova? Ya dejé eso atrás... - mientras nos sentábamos en una de las bancas de la entrada, esperábamos a que la campana sonara. Era un día muy bonito como para simplemente gastarlo entrando al salón -. 

- Hmm... No lo sé, Riko ¿Qué pruebas tengo de eso?

- Bueno~ Para tu información, ayer yo-

- ¡Riko! *jadeo* No puede ser... Mira que olvidar tu almuerzo y hacerme correr hasta aquí... - reclama molesta una chica de cabello azul oscuro mientras venía corriendo hacia nosotras, llevando una pequeña lonchera en sus manos -. Le pediría a tu madre que me pagara horas extra por esto...

- ¿¡Eh!? L- Lo siento mucho, Yoshiko... *rubor* Lo olvidé por completo... Gra- Gracias por traérmelo

- *suspiro* No es nada, es mi trabajo hacerlo. Aunque bueno... L- Lo hubiera hecho aun si no fuera mi trabajo - mientras le entregaba su almuerzo a Riko sus mejillas se ponían cada vez más rojas, a la vez que su mirada no se podía estar quieta en un solo lugar -. Más vale que los disfrutes, pasé toda la mañana preparándolo para ti...

Manual de la perfecta 𝑪𝒂𝒔𝒂𝒏𝒐𝒗𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora