El estacionamiento estaba vacío por suerte, así que Hua Cheng solo caminó a su auto y subió a él dejándose caer en el asiento. Se inclinó sobre el volante respirando con dificultad preguntándose qué había sido todo eso, en su mente rondaban aquellos ojos obsidiana mientras su cuerpo seguía ardiendo de deseo por aquel hombre que lo estaba volviendo loco.
Suspiró profundamente, pero se detuvo a la mitad debido a un dolor punzante en la espalda, de nuevo sus pulmones, maldijo en voz baja y arrancó para ir a su destino lo antes posible.
Minutos después, quien se encontraba saliendo del lugar era Jun Wu en otro automóvil que no reconocería el menor y lo siguió de cerca, con una sonrisa vio que el azabache manejaba a velocidades demenciales en donde tenía los espacios, pero siempre controlando el vehículo con maestría, parecía que ambos disfrutaban las emociones fuertes y eso solo lo encandilaba más por ese joven de mirada carmesí.
Pasaron aproximadamente treinta minutos y Xueyu Tanhua llegó a su destino, aquel orfanato que lo había visto crecer y el que lo llenó de odio por la gente en general, pero que también lo sensibilizó hacia los niños de una manera que nadie comprendería. En la puerta lo esperaba He Xuan con cara de pocos amigos, así que su conversación se tornó gélida como siempre.
— Están esperando desde hace rato, ¿qué demonios estabas haciendo?
— Nada que te importe, llévame con ellos.
Los ojos dorados observaron a su jefe de arriba abajo pero se detuvieron en una marca que comenzaba a ponerse amoratada en el cuello del azabache.
— ¿Te escapaste con Xie Lian justo antes del trabajo?
El reproche estaba impreso en la voz del verdadero asistente personal del pianista, no podía creer que hubiera hecho algo así, si bien Hua Cheng era un desobligado con muchas cosas, con el orfanato jamás lo era.
— No estuve con ella, cállate.
Xueyu Tanhua caminó hacia la puerta con seriedad, cubriéndose aquella marca con su largo cabello negro. Pero la risa burlona del otro lo detuvo en seco y giró para observarlo de manera asesina.
— ¿De qué te ríes?
— Tú nunca dejas que alguien te marque, porque eso te excita... ¿Acaso te cogieron?
Era un simple broma de He Xuan, pero al ver la expresión complicada del otro ante sus palabras no pudo aguantar la risa y lo señaló con el dedo índice, completamente incrédulo.
— ¿Te follaron? ¿A tí? ¿Al gran pianista que derrite a todas? ¡Jajajajajaja! Al menos si mueres mañana, podrás decir que viviste la experiencia más vergonzosa de tu vida.
El de ojos dorados se adelantó sin poder callar sus incesantes burlas, solo buscaba molestar al otro y resultó que no estaba equivocado. Una vez que tocó la manija para abrirle la puerta al músico, volteó para verlo con un destello infernal en la mirada.
— ¿Acaso fue...?
Antes de que He Xuan terminara la frase, Hua Cheng lo tomó por el cuello de la camisa y siseó amenazando al otro.
— No te atrevas, He Xuan...
— ¿...Jun Wu?
Justo cuando soltó ese nombre, el músico estaba dispuesto a callarlo con un golpe directo al rostro, pero su asistente señaló detrás de él. Parece que no había dicho ese nombre por su conversación anterior y eso lo constató cuando escuchó una voz profunda detrás de él.
— Hablar de mí sin estar presente, eso es de mala educación, Xueyu Tanhua...
Hua Cheng sintió que la sangre abandonaba su cuerpo y soltó a su prisionero para voltear encarando al mayor.
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JunHua. La melodía que envuelve el misterio
FanfictionJun Wu, un prominente empresario en el mundo de la farmacéutica, vivía en el constante agobio del trabajo, sin una vida personal que realmente valiera la pena. Su límite llegó justamente cuando el estrés fracturó su salud y los médicos solicitaron q...