Después del altercado telefónico con el pianista, Jun Wu no soportaba su humor, se cuestionaba incesantemente por qué Xueyu Tanhua tenía tanto poder sobre las acciones de Hua Cheng, si bien era su jefe, no tenía el derecho de gobernar su vida de esa manera.
Sus pensamientos solo fueron interrumpidos por Ling Wen, quien entró con una taza de té humeante para calmar un poco el temperamento de su jefe, pero sabía que el incidente había sido grave si el mayor se encontraba tan disperso.
— ¿Logró hablar con el músico?
Los ojos de Jun Wu se volvieron solo una rendija malhumorada al pensar de nuevo en el cinismo de aquella persona, por lo que contestó con brusquedad.
— Sí, pero es un prepotente, desquiciado y mal educado.
— Señor, nadie dijo que el dinero daba algún tipo de clase o modales.
El hombre delante de ella se hubiera reído en otro momento, pero ahora estaba furioso e intranquilo, ¿qué pasaría si realmente el azabache ya no quería saber nada de él después de la intensidad de esa cita?
— Wen... Me iré de vacaciones un par de días con Mei. Te pido de favor que atiendas todo aquí, no quiero llamadas ni interrupciones de ninguna índole, a menos que... Hua Cheng me busque.
— ¿Hua Cheng?
La asistente de Jun Wu no pudo evitar mirarlo con sorpresa, una vez que él determinaba que se desaparecería del mundo un tiempo, no ponía excepciones, ese chico realmente parecía interesarle al mayor.
— Es la persona que trae...
— Sé quién es... Solo no comprendo por qué darle prioridad si lo busca durante sus vacaciones. Pero no soy nadie para juzgar sus acciones, si se contacta, le aseguro que le transferiré la llamada inmediatamente a su número personal.
El mayor tomó la taza que le ofrecía Ling Wen y asintió agradecido para luego beber un poco de ese líquido relajante. La observó por varios minutos, cuestionándose si realmente él era tan controlador como el músico con aquel joven que le arrancaba las sonrisas más sinceras.
— Wen, ¿tú sabes qué tipo de relación guarda Xueyu Tanhua con su asistente?
La fémina ladeó su cabeza pensando a qué podría referirse su jefe con ello, pero no pudo desentrañarlo del todo, así que se decidió a cuestionar.
— ¿Relación? Solo sé que Hua Cheng es el encargado de manejar todos los asuntos del pianista, no sé más, así que podría decirse que son cercanos.
— ¿Cercanos?
El amargo trago que llegó a la garganta de Jun Wu no provenía del té, sus pensamientos iban corriendo a velocidad luz, ¿y si esos dos eran...? No, ni pensarlo. Hua Cheng dejó claro que le gustaban las mujeres, así que no podría ser, pero lo irritaba más verse afectado por algo que no era de su incumbencia, así que intentó callar su mente con otro sorbo.
— Señor, ¿qué interés tiene en ese chico?
La pregunta fue inocente, pero para el mayor fue como una bofetada de verdad certera, ni siquiera él mismo sabía qué era lo que le pasaba con esa persona.
— Ninguno, solo me preocupaba su salud porque lo internamos antes, aunque ya no es un asunto mío.
Ambos se quedaron trabajando hasta tarde, mientras ponían en orden todos los pendientes y la asistente hacía las llamadas correspondientes para que no molestaran más a Jun Wu. Al filo de la medianoche, fue que el empresario salió por la puerta del hospital directo a su coche e ir a buscar a Mei Nian Qing, sus maletas ya estaban dispuestas, por lo que solo sonrió ante la eficiencia de Ling Wen.
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JunHua. La melodía que envuelve el misterio
Hayran KurguJun Wu, un prominente empresario en el mundo de la farmacéutica, vivía en el constante agobio del trabajo, sin una vida personal que realmente valiera la pena. Su límite llegó justamente cuando el estrés fracturó su salud y los médicos solicitaron q...