Capítulo 23. El inicio del infierno

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Mei Nian Qing se quedó mirando a Jun Wu tranquilamente, no quería pensar en que las palabras de su amigo de la infancia iban a cambiarlo todo en su corazón, sin embargo, esa voz interna en su cabeza sabía perfectamente la respuesta, pues el farmacéutico jamás se había comportado así con nadie más que no fuera el único amor de su vida: su hermana fallecida.

— Mei, sabes que te quiero y que agradezco todo el apoyo que me has brindado todos estos años.

— Lo sé, siempre me lo recuerdas cuando algo te tiene alterado.

Los ojos del color del mar oscuro se llenaron de dudas ante cómo seguir con aquella confesión, no solo porque cambiaría todo con el médico frente a él, sino que significaba que estaba aceptando completamente aquel amor que lo estaba desbordando sin lograr frenarlo como siempre hacía con cualquier sentimiento en su vida.

— Xueyu Tanhua y yo nos conocimos por casualidad en la cafetería de enfrente, su manera de hablar me mantuvo cautivado, tiene un serio problema de personalidad, aunque eso lo hace hasta divertido.

Un suspiro largo escapó por los labios de Jun Wu mientras se levantaba para mirar a través del ventanal de su oficina, ese que siempre le daba calma, pero que ahora le recordaba lo solitario que había sido hasta ese momento en su vida.

— Hemos salido un par de veces, no esperábamos algo más que molestarnos, al final éramos un estímulo uno para el otro en este mundo tan aburrido, pero aquel día en la feria... Lo besé.

El médico en la habitación sintió que el mundo se movía bajo sus pies, apretó la taza que tenía entre sus manos, pues se había servido un café intentando soportar el trago amargo, sin esperar que Jun Wu iba a ser tan honesto, lo conocía, sabía que era directo, pero con él siempre había tenido cierto cuidado con las noticias así.

— ¿El día que... Nos acostamos?

— Lo siento, Nian Qing...

En los ojos de Jun Wu se podía ver el arrepentimiento de haber lastimado a esa persona que lo había acompañado muchos años de su vida, pero Mei Nian Qing supo que todo estaba mal al escuchar su nombre en los labios que amaba, pues su juego siempre había sido ser cercanos llamándose por sus apellidos con esa camaradería que los caracterizaba.

— Dímelo, por favor.

— Yo... Ese día quise olvidarme de él, me prometí a mí mismo que podía ser feliz contigo, esa noche solo quería pensar en nosotros... Lo lamento, no siento algo romántico por ti. Mei, quizás si me lo hubieras dicho antes de que él apareciera...

La risa del médico fue lo único que se escuchó en la oficina, todo su dolor y enojo corría por ese sonido que estaba apuñalando el alma de Jun Wu, pues, aunque parecía que a él no le afectaba nada, claro que lo hacía y más si era lastimar a una se las personas más importantes para él.

— Jun... ¿Ahora es mi culpa que fueras un ciego ante mis sentimientos?

— No te estoy culpando.

— Así pareciera.

El farmacéutico rodeó el escritorio para abrazar a su amigo, no obstante, fue rechazado categóricamente. En ese momento Mei Nian Qing no podía perdonarlo, no necesitaba sentir al amor de su vida tan cerca si éste tenía su corazón en otro lado, así que solo suspiró yendo hacia la puerta.

— Dame tiempo, necesito procesar esto.

— ¿Te irás de nuevo?

— No cometeré ese error otra vez, solo piensa qué se siente que el amor de tu vida te rechace.

— Lo sé bien...

Los ojos claros del más bajo voltearon a ver a Jun Wu solo para observar la expresión de aflicción que lo estaba torturando, por lo que volvió a suspirar para luego acercarse a su amigo de la infancia y acarició su mejilla con una ternura inusitada.

JunHua. La melodía que envuelve el misterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora