Capítulo 21. Una confesión tras otra

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Hua Cheng sabía que debía parar esa locura, sus sentidos siempre se adormecían a tal grado que no podía oponerse a Jun Wu en ningún escenario. Su forma de ser era rebelde por naturaleza, por lo que le fastidiaba estar desnudo en un ascensor gimiendo como un adolescente.

— No eres mi dueño...

— ¿Acaso no quieres que lo sea?

La pregunta del farmacéutico provocó una oleada placentera dentro de Hua Cheng, pero decidió ignorar la pregunta, no era bueno mintiéndole al mayor, así que era mejor morderse la lengua.

Las manos de ambos seguían enlazadas a los lados de la cabeza del pianista y la fuerza aplastante de Jun Wu hacía que el menor pegara su torso y su creciente erección al metal que fungía como pared trasera del elevador.

Esas pequeñas sensaciones estaban crispando los nervios del azabache, quien solo intentaba no jadear, sin lograr un éxito total. La diestra dominante fue la que bajó por la curvatura de la estrecha cintura de Hua Cheng con un ligero roce apenas perceptible, pero que nubló todo tipo de resistencia por parte del menor.

— ¿Acaso no lo has notado, Hua Cheng?

— ¿Qué, maldito enfermo?

— Que tu cuerpo...

Jun Wu presionó su erección entre las nalgas adversas para abrirse paso a ese cálido espacio solo para estimular la entrada sin invadirla.

— Encaja perfecto con el mío...

El pianista maldijo por el placer que le estaba causando el movimiento entre ambos, por lo que luchó por liberarse, algo que fue inútil una vez que su amante mordió con rudeza uno de los hombros pálidos.

— Eso debes decirle al médico a diario.

La rabia de Hua Cheng era notoria en su lacónico tono de voz, lo que derritió al farmacéutico en el interior de su mente, algo salvaje se despertaba en él cuando el menor se ponía celoso, una mezcla de ternura, pasión y obsesión constante.

— No, Mei es un poco menos estrecho que tú, así que no funciona...

El músico estaba furioso por esa broma hecha por Jun Wu, esperaba que dijera que solo él era a quien necesitaba y todo había resultado así. Con toda la energía que pudo reunir se removió, el nudo en la garganta lo estaba asfixiando, solo necesitaba salir de ahí, pero al no lograrlo y seguir siendo acechado por el vaivén contrario, susurró con fiereza.

— He Xuan es mucho más exquisito que tú...

— Él no ha entrado en ti... No quieras jugar con tonterías...

— No te preocupes, hoy le diré que me folle hasta olvidarme de tu horrible comportamiento....

Esta vez fue Jun Wu el que desató su ira golpeando la fría superficie en la que estaban recargados, no lastimaría a Hua Cheng, pero su necesidad iba en aumento. No era solo sexual, ya no lo podía negar, si alguien más tomara al menor, seguro enloquecería.

Su primer impulso fue introducir únicamente el glande en la estrechez del pianista, pero segundos después se apartó y fue regando besos en la columna vertebral de su amante hasta llegar a los suaves glúteos que mordisqueó en varias zonas.

Hua Cheng no paraba de moverse, estaba fastidiado y excitado, una combinación que lo llevaba al éxtasis sin desearlo y que se vio reflejado en su miembro que cada vez lubricaba más. Estaba a solo minutos de llegar al orgasmo, pero se lo negó presionando su propio miembro ahora que tenía las manos liberadas, no esperó que Jun Wu se abriera paso para jugar con su lengua entre sus muslos para luego volver al anillo muscular que lamía superficialmente, lo que irremediablemente sacudió el cuerpo ajeno hasta la eyaculación.

JunHua. La melodía que envuelve el misterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora