JunHua. La melodía que envuelve el misterio

Capítulo 19. El velo de un pasado enterrado

Ambos comensales en la mesa estaban en silencio, He Xuan no dejaba de comer plato tras plato con cierta elegancia, pero no podía ocultar su glotonería; en cambio, Jun Wu solo jugaba con un plato de pasta que probaba de manera intermitente.

— ¿Solo te quedarás comiendo sin decir nada?

— Te dije que te saldría caro. Además, no se habla con la comida en la boca.

— Entonces deja de hacerlo...

El empresario se estaba impacientando, tenía más cosas que hacer, pero en ese momento solo pensaba en obtener más información sobre Hua Cheng. Los ojos dorados lo miraron con desdén, pero al fin bajó los cubiertos y tomó solo la copa de vino a su alcance.

— ¿Qué quieres saber? ¿Cómo cogértelo mejor?

La mirada oscura se clavó en el rostro ajeno como si fueran cuchillas ante la risa irónica de He Xuan, su pasatiempo favorito era hacer rabiar a la gente. El asistente del músico bebió tranquilamente mientras esperaba la reacción ajena, pero Jun Wu era mucho más controlado que su amante, por lo que solo sonrió con cortesía fingida.

— No necesito eso, después de este fin de semana no creo que vuelva a desear a nadie que no sea yo, mala suerte para ti.

— ¿Mhm? ¿Por qué?

— ¿Acaso no sientes atracción por él? Has hecho demasiadas cosas en su nombre como para ser únicamente su sirviente.

— Supongo que algo siento, considerando que él mató a mis padres frente a mis ojos.

— . . .

Jun Wu sacó un cigarrillo, no habituaba fumar, pero esa información y la indiferencia de He Xuan hacia ese evento, solo prolongaba el pensamiento excesivo en su mente. Su compañía también hizo lo mismo, mientras el mesero cerraba las mamparas para darles privacidad, pues no era la primera vez que el de ojos dorados estaba ahí y sabían que esa era su señal para que nadie lo molestara, aunque casi siempre iba con el pianista y no con otra persona.

— ¿Lo sigues porque mató a tus padres?

— No realmente, lo sigo porque ese mocoso tiene una fuerza abismal que nunca había visto y me cautivó.

Esas últimas palabras provocaron una molestia inimaginable en el farmacéutico, pero lo escondió en una bocanada larga antes de continuar.

— ¿Qué tan grave es su enfermedad?

— Últimas etapas, pero no te diré detalles.

— ¿Mi hospital es el mejor para eso y aun así no me lo dirás?

He Xuan suspiró lanzando el humo en dirección del otro, para luego encogerse de hombros sin signos de alguna emoción.

— Hua Cheng quería morirse, te conoció y tontamente luchó por un instante, luego descubrió que te cogías también a tu médico de cabecera y hasta vivías con él, así que no creo que quiera tu ayuda.

— No vivo con Mei...

El siseo que salió de los labios de Jun Wu era amenazante, pero el otro no le tomó importancia.

— Sí, sí. ¿Qué más quieres saber?

— La historia de Hua Cheng.

Una carcajada audaz escapó de la garganta de He Xuan ante tal osadía y señaló directo hacia el mayor con el cigarro entre sus dedos.

— ¿Sabes cuánto me ha costado enterrar nuestro pasado para que tú vengas a querer que te lo diga? Para meterle el pito no se necesita que lo sepas, pero como no te harás cargo de eso, deja que yo me ocupe.