Después de ese hecho tan extraño con Hua Cheng, las cosas dentro del hospital retomaron su curso para Jun Wu, permitiéndose recordar todos sus estudios en medicina en los años anteriores y adoraba perderse entre experimentos y ensayos clínicos para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Entre tantas reuniones con sus mejores médicos y debates sobre los óptimos cursos de acción a tomar, la noche llegó para el empresario casi sin darse cuenta, algo que le había dado un respiro, pues cada vez que su mente se desocupaba, la mirada gélida del joven azabache lo llenaba de incertidumbre sin saber la verdadera razón por la cual había tenido ese comportamiento tan distante. Pero para Jun Wu no había límites cuando algo llamaba su atención, así que volvió con la jefa de enfermeras invitándole un café para abordar el tema que le interesaba.
- Tengo una pregunta... Cuando recién llegué el día de hoy, había un grupo de niños que hablaban animadamente entre sí y se dirigieron a un chico que utilizaba una sudadera roja con el cabello cubriendo parte de su rostro. Supongo que es inconfundible por esas características, sé que se llama Hua Cheng, ¿sabrás por qué estaban en el hospital?
La mujer de unos cincuenta años bebió un poco de café sonriendo ante la duda legítima de su jefe mientras intentaba recordar los detalles sobre aquel nombre que le parecía conocido. Sabía bien quién era el chico, pero aun así buscó en sus expedientes, leyendo el nombre escrito en el folder por lo que lo volvió a meter en el archivero ante la mirada inquisitiva de Jun Wu.
- Hua Cheng trae en varias ocasiones a los niños del orfanato que está bajo la tutela de un pianista famoso, todos ellos tienen un nivel diferente de cáncer, por lo que vienen por sus tratamientos y seguimientos puntuales. Todos lo llamamos San Lang de manera cariñosa, por eso es que no había ubicado bien quién era, lo siento.
- No hay problema, sin embargo, ¿por qué guardaste el archivo? Además, ¿desde cuándo un pianista hace ese tipo de acciones altruistas?
Jun Wu había notado la evidente ironía de que ahora los pianistas entraran en su vida, pero aún más le importaba la razón por la cual ese expediente no había llegado a sus manos, así que esperó paciente la respuesta de su subordinada.
- Lo lamento, es que pensé que la información que necesitaba era de un paciente, no de la persona que traía a los pequeños. Y a este pianista parece que si le importa ayudar a los niños, al menos llevamos varios casos de éxito en su orfanato.
- Comprendo... Sin embargo, los tratamientos son exorbitantemente caros para una sola persona.
La enfermera asintió en acuerdo con su jefe, pero después su mirada se volvió juvenil y soñadora, como si imaginara algo en extremo hermoso, asomándose una sonrisa bonachona en su rostro.
- Su nombre es Xueyu Tanhua, el Fantasma del Antifaz, así que su nivel de fama debe ayudarlo a tener los suficientes ingresos para atender a los niños. Debo confesarle que no me gusta la música clásica porque no es posible bailar animadamente con ella, pero cuando conocí a este joven me encantó su halo misterioso y la belleza que oculta detrás de la máscara es impresionante.
Jun Wu escuchó casi toda la información que le brindó la jefa de enfermeras, pero en algún punto se quedó sumido en sus pensamientos. Nuevamente la figura de Xueyu Tanhua se hacía presente en su vida cuando nunca había escuchado hablar de él, ¿por qué la casualidad sería tan caprichosa hasta este extremo? Durante bastantes minutos caminó dándole vueltas a este asunto hasta que Ling Wen lo llamó, haciéndole ver que de algún modo había llegado a su oficina nuevamente.
- ¿Señor? ¿Por qué sigue aquí? La jornada ha sido muy larga y debe descansar, no queremos verlo en cama nuevamente.
- Lo sé, solo necesito firmar algunos documentos para que se los lleve el mensajero a primera hora... Además, necesito reflexionar sobre algo y sabes que este ventanal es de mis predilectos para hacerlo, Wen.
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JunHua. La melodía que envuelve el misterio
FanficJun Wu, un prominente empresario en el mundo de la farmacéutica, vivía en el constante agobio del trabajo, sin una vida personal que realmente valiera la pena. Su límite llegó justamente cuando el estrés fracturó su salud y los médicos solicitaron q...