Capítulo 15. Disfrutando del baño

14 2 19
                                    

Hua Cheng no sabía cuánto tiempo había pasado entre los brazos del otro, se desperezó ligeramente notando que aún era de madrugada. Habían estado charlando hasta que los dos cayeron en un sueño profundo, pero las caricias y roces no cesaron hasta que el cansancio no les dio más tregua.

Se acomodó para observar a Jun Wu, era exquisitamente atractivo, no podía negar su atracción por él y, sobre todo, la aceleración de su corazón estando tan cerca. El mayor siempre tenía un aura imponente y gélida, pero mientras descansaba parecía un hombre cualquiera, igual de vulnerable que el músico.

Los dedos del azabache se volvieron valientes acariciando las facciones ajenas, culminando su camino en los labios suaves y carnosos que había devorado por horas, estaban hinchados gracias al entusiasmo con el que los había chupado y mordido con una necesidad apremiante por sentirlo.

— Jun Wu... ¿Quién demonios eres? Yo ya te conté sobre mí... Pero, ¿algún día harás lo mismo?

Un suspiro resignado escapó de los labios del pianista, por lo que se volvió a acomodar para conciliar de nuevo el sueño, pero fue sorprendido por la voz ronca del empresario.

— Desde niño, mis padres habían trazado toda mi vida, me negué a seguir sus planes y me emancipé a corta edad. Subí en el mundo médico por mis propios méritos, pero también eliminé todo aquello que se me quería obligar a hacer. Solo mi hermana menor me importaba, ellos no la querían por tener capacidades diferentes, no la pude salvar...

El menor se quedó helado, no pensó que Jun Wu lo escucharía y mucho menos que realmente le contaría algo como eso, enmudeciendo por varios minutos. El ambiente se había vuelto tenso, pero no entre ellos, sino por las cadenas del pasado que venían arrastrando hasta ese punto.

Sin embargo, el farmacéutico no iba a desperdiciar su tiempo con Hua Cheng lamentándose por situaciones antiguas, así que lo jaló hacia él para besarlo lentamente. Su amante correspondió gustoso, con un toque íntimo aún más profundo que hizo feliz al que inició de nuevo el contacto.

Ambos sabían que deseaban más y, aunque fuera extraño, no necesitaban hablar para entender la posición que necesitaban. El azabache se montó en el regazo de Jun Wu, moviendo sus caderas provocativamente hasta auto penetrarse nuevamente, a lo que el otro respondió sentándose en la cama para permitir que el pianista lo abrazara por el cuello y así mirarse a los ojos mientras que el menor jadeaba por el placer agolpándose en su interior.

— Hua... Eres un niño salvaje... ¿Lo sabías?

El tono impreso en la voz afectada del empresario hizo reír cálidamente a Hua Cheng, quien demostraba sus dotes con la danza erótica sobre la erección cada vez más prominente que tenía en su interior. Se inclinó sobre el rostro ajeno para besarlo pausadamente mientras la cortina oscura de su cabello caía a los lados rozando los hombros de Jun Wu, solo hasta que se quedó sin respiración, fue que el menor susurró algo.

— Lo sé bien... Pero sé que así te gusto...

Ese toque de ego en las palabras de Xueyu Tanhua despertaron en su amante un apetito primitivo que hizo que lo tomara por las nalgas y lo obligara a saltar con más fuerza y velocidad sobre él. Los gemidos del músico fueron en aumento, junto con su expresión llena de lascivia por la aceleración del ritmo que los estaba volviendo locos.

Una de las manos de Jun Wu dejó la redondez del otro para llevarla a la erección entre sus cuerpos y frotarla en la misma tónica que llevaban. Los sonidos que escapaban por la garganta de Hua Cheng eran los más exquisitos que hubiera escuchado, haciendo cualquier maniobra por hacerlos estallar en la habitación.

El menor se arqueaba hacia atrás susurrando el nombre de su compañero de cama, cada vez aceptaba mejor las estocadas y sus entrañas se derretían cuando tocaba su punto dulce, ambos estaban hipnotizados por su amante y no deseaban parar. Los jadeos se convirtieron en gruñidos, en gritos suaves y uñas rasgando la carne hasta que explotaron de nuevo en el clímax, estaban sudados y llenos de fluidos, pero sentían una paz inexplicable que los hizo reír en conjunto mientras sus labios se robaban besos inquietos.

JunHua. La melodía que envuelve el misterioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora