XXIV

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Perspectiva de Enzo

Abrí mis ojos lentamente, un pitido constante resonaba en mis oídos, estaba completamente desconcertado. La luz que atravesaba la ventana me cegaba los ojos y los chiné un poco. A medida que iba despertando noté una vía en mi brazo derecho, y muchas máquinas de hospital conectadas a mi cuerpo. ¿Qué había pasado?. La puerta de la habitación donde me encontraba se abrió, dejando ver a una enfermera.

—Señor Vogrincic, veo que al fin despertó —Me habló con una sonrisa— ¿Cómo se encuentra? —Decía mientras revisaba las máquinas—

—¿Dónde estoy? —Es lo único que pude formular—

—Está en el hospital de Sierra Nevada señor —Hablaba mientras seguía toqueteando cosas—

¿Sierra Nevada? ¿Dónde queda eso? No tenía ni idea de donde estaba, ni tampoco ningún recuerdo cercano, era como si hubiera olvidado todo.

—¿Dónde está Sierra Nevada? —Me intenté incorporar pero la enfermera me lo impidió—

—¿No se acuerda de nada? —Negué confundido— Dijeron que era poco probable la amnesia selectiva —Soltó un ligero suspiro— Se encuentra en España.

—¿España? ¿Qué hago acá? Yo soy de Montevideo no debería estar acá —Comencé a agobiarme— ¿Sofi? ¿Dónde está Sofía?

—¿Habla de su novia? —Asentí— Oh, ella vino a verte todos los días, junto a varios amigos, es muy linda, se preocupaba mucho por ti —Me sonrió—

¿Vino desde Montevideo? ¿Por qué no recuerdo nada? ¿Qué hago en España? Tenía tantas preguntas en mi mente que no podría responder a todas jamás.

—Iré a buscar al médico, debo comunicarle sobre su amnesia —Asentí lentamente—

Un dolor en mi ojo se hizo cada vez más notable, sentía pinchazos a cada segundo. Toqué levemente con mi mano la zona y estaba completamente hinchada. ¿Qué mierda había pasado? ¿Por qué tengo amnesia?, demasiadas preguntas sin respuesta. Pasados unos cinco minutos un señor mayor se adentra en la habitación.

—Buenos días Enzo, soy el Doctor Montánchez —Me tendió su mano y la tomé— Según Susana su enfermera, sufre de amnesia selectiva, ¿Sabe lo que significa? —Negué— Bien, gran parte de sus más recientes recuerdos se han desvanecido temporalmente de su memoria debido al traumatismo que tenía en la cabeza, pero tranquilo, muy pronto volverán a aparecer, no suele tardar más de un mes, sobre todo en estos casos de traumatismos leves.

—¿Qué me ha ocurrido? —Me atreví a preguntar con miedo a la respuesta—

—Según nos informó el señor que iba con usted en la ambulancia, hubo una pelea, un chico le atacó, se llamaba... —Ojeó en una de las hojas que llevaba en su portapapeles— Ah, si, Matías Recalt, ¿Le suena? —Negué— Bien, bueno, esto va a tardar un poco, pero debe tranquilizarse y mantener la calma, si no podría desarrollar amnesia crónica o alzhéimer a temprana edad —Asentí con algo de miedo— Bien, tengo que retirarme, si le ocurre algo, presione ese botón rojo a su izquierda, las enfermeras vendrán en seguida, que pase buen día —Me tendió la mano de nuevo con una sonrisa y se despidió hasta salir por la puerta—

Me quedé de nuevo solo en esa habitación, sin tener ni idea de que hacer, no tenía mi teléfono ni nada con lo que comunicarme, solo me quedaba esperar que alguien llegara a verme, que Sofi llegara a verme.

Me sorprende que haya venido hasta España para verme, su pánico a volar era extremo, no podía ni siquiera ver un avión, y esos supuestos amigos con los que venía, tampoco tenía idea de a quién se podría referir, todo era un enigmático misterio.

Habían pasado unas dos horas, me habían traído el desayuno y de vez en cuando las enfermeras iban y venían para revisar mis pulsaciones y el gotero que tenía conectado. En este tiempo nadie había venido a verme, pero según tengo entendido a no ser que seas un familiar no podías quedarte en la habitación y solo podías venir en el horario de visita, ósea, por las tardes.

Después de mi desayuno y mi comida, no lo pensé mucho y descansé lo más que pude. A los pocos minutos caí rendido después de darle mil vueltas a todo lo que estaba ocurriendo.

19:00 pm

Comencé a abrir los ojos de nuevo, esta vez el sol no me cegaba, ya era de noche por lo visto, no sabia que hora era exactamente. Me incorporé aún con los ojos cerrados y en ese momento escuché una silla arrastrarse, miré en esa dirección y allí había un chica.

La chica más bella que había visto en toda mi vida, no pasaría de los veinte años. Tenía un pelo largo y planchado color negro que llevaba recogido en un moño alto, dejando caer algunos mechones sueltos sobre su frente. Sus facciones eran completamente sacadas de una novela. Labios perfectos, mandíbula ligeramente marcada, ojos azules como el mar, ligeras pecas que recorren el puente de su nariz y sus mejillas. Tenía una mirada perdida, aunque notaba esperanza en ella, unas grandes ojeras se posaban debajo de esos bellos ojos, parecía no haber dormido en días. Una gasa reposaba en su nariz, evitándome ver lo seguramente perfecta que sería.

—Enzo... —Me acarició la mejilla con su mano mientras unas ligeras lágrimas salían de sus ojos— Mi amor, al fin despertaste —Sonrió complacida—

¿Mi amor? Ella no era Sofía, porque me llamaba mi amor.

—Disculpá —Retiré su mano de mi mejilla y ella me observó confusa y sorprendida a la par— ¿Quien sos?









Cortito pero intenssooo ahhh JAJJAJAJAJAJ no me maten plis les juro que habrá final feliz

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Cortito pero intenssooo ahhh JAJJAJAJAJAJ no me maten plis les juro que habrá final feliz.

Espero les guste y recuerden que las amo con todo mi corazoncito

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𝓣𝓻𝓾𝓮 𝓛𝓸𝓿𝓮- 𝓔𝓷𝔃𝓸 𝓥𝓸𝓰𝓻𝓲𝓷𝓬𝓲𝓬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora