NamJoon
Dejé que el agua caliente de la ducha me golpeara la cara. ¿Por qué estaba en aquel puñetero gimnasio, cuando tenía un lugar privado y mejor acondicionado para entrenar? Pues porque tenía que empezar a salir al mundo de nuevo. YoonGi tenía razón en algo, me había alejado de todo, me había vuelto un estirado. Trajes a medida, un corte de pelo de 100 dólares, aftershave hidratante... todo un marica, como diría Jk. Así que hice lo que debía, volver al principio.
Cerré el grifo y caminé por el suelo embaldosado hasta mi toalla. Me sequé el pelo con energía y me até la toalla a las caderas. Al menos no había traído una toalla de color, seguía siendo fiel al blanco. Cuando entré de nuevo al vestuario, vi una cabellera castaña descontrolada, una espalda ancha y lechosa, y mi curiosidad me hizo ser sigiloso. ¿Un doncel en el vestuario de hombres, y escondiéndose? Oh, aquello tenía pinta de ser interesante. Agudicé el oído sin apartar la vista de él, aunque evitando que me viera. El doncel permanecía cerca de la puerta de entrada, con ella entreabierta. Espiando, ¿eh? Pues podíamos ser dos.
-No, tío, lo tengo en mi taquilla. Dame unos minutos y te lo doy.
-Qué pelotas las tuyas. Haciendo esto debajo de las narices de los Min. Si te pillan...
-Son demasiado importantes como para aparecer por aquí.
-Vale, dame eso.
-Espera un segundo, voy a por ello. -El doncel reculó, y buscó con la mirada una salida o un lugar donde ocultarse. Ni de coña, era el vestuario de hombres y... ¡Mierda, era Kim! Lo cogí por el codo y lo giré hacia mí.
Podría haber gritado, pero el chico era listo, no tenía intención de delatarse antes de tiempo. Nos miramos a los ojos solo un segundo, no hizo falta más. Lo aplasté contra la taquilla a mi espalda y lo tapé de tal manera que el tipo que iba a entrar solo pudiese ver mi espalda. Mis manos se posicionaron por instinto en su cadera y en su hombro, manteniéndola quieto. Mis ojos le dijeron que, si quería no ser descubierto, tenía que seguir mi juego; y lo hizo. Me aferró la nuca un segundo antes de que la puerta se abriera y nuestras bocas se fundieron en un beso aniquilador.
Tenía la mano derecha en ese culo prieto, los dedos de la izquierda rozando la suave piel por debajo de esa camiseta de tirantes que llevaba. Mi «pequeño», bien despierto, encantado con el cálido lugar en el que lo tenía alojado. Y esa boca... Me estaba dando un banquete con esa boca de labios jugosos. Y maldita sea si me arrepentía de que todo esto fuera una mentira.
A mi espalda, oí que el tipo entraba en la habitación, pero no le dejé reaccionar, era yo quien tenía que tener la ventaja; y al chico, lo tenía que tener todo.
-¡Lárgate! ¿No ves que estamos ocupados?
-Eh... Oh... Sí... Ya... Ya me voy. -Oí la puerta cerrarse cuando el tipo salió, dejándonos
solos, pero no pensé en moverme, estaba demasiado bien así.
-Ya se fue.
-Lo sé.
-Yo...
-Vas a explicarme qué coño hacías aquí. -¿Puedo hacerlo mientras te quitas de encima?
-Mejor mantenemos la farsa un poco más, por si regresa.
-De acuerdo. -Sentaba tan bien ganar... No, sentaba bien tenerlo atrapado bajo mi cuerpo. Y el idiota de mi pene tenía que volver a la vida precisamente con él y aquí. Cabrón
desagradecido.
-Estoy esperando.
-Escuché... escuché algo raro y quise investigar.
-¿Raro como qué?
-Un tipo, me pareció que estaba negociando con algo que no parecía legal.
-Y te escondiste para escuchar y descubrir qué era.
-Soy curioso, ya sabes, donceles y gatos...
-A partir de ahora me encargaré yo.
-Disculpa si no confío demasiado en eso.
-La última vez que lo comprobé, seguía siendo un Min, y este gimnasio nos pertenece.
-Ya, y yo trabajo en el equipo de seguridad de tu hermano. Creo que es mi tarea más que la tuya.
-Tu trabajo es proteger a JiMin.
-Mi trabajo es mantener a salvo a la familia Min. -Este chico estaba empezando a cabrearme. Sabía que era testarudo y que quitármelo de encima ahora no significaba que no siguiera investigando por su cuenta. Y estaba el asunto de YoonGi. En su estado, no necesitaba meterse en otro asunto que lo mantuviera en alerta. Necesitaba descansar tanto como pudiera y, ¡joder!, yo era un Min, aún podía hacer ese tipo de trabajo.
-Está bien. Lo haremos juntos.
-¿Juntos?
-Tú te aseguras de que no me pase nada mientras investigo y sacias tu curiosidad. ¿Hay trato?
-Mmmm, tendrás que decirle a YoonGi que me traslade a tu equipo de seguridad.
-Haré una llamada. ¿Algo más?
-Suéltame el culo. -Fingí sopesarlo un par de segundos y después me aparté, dándome
rápidamente la vuelta para caminar de nuevo hacia las duchas. Lo que no necesitaba era que se fijara en mi erección.
-Tienes diez minutos para ducharte y cambiarte. Te esperaré fuera. -No esperé su respuesta, sencillamente me quité la toalla y me dirigí hacia la ducha. Necesitaba una buena dosis de agua fría, muy fría.
SeokJin
Ya, como si una ducha pudiese quitarme el calentón de encima. ¡Vaya con el hombre de hielo! Sí, en el FBI le habíamos puesto ese apodo, Iceman. Pero, ¡joder!, ese beso no tenía nada de frío. Comprobé la puerta y salí directo hacia el vestuario de donceles. Era más pequeño, con solo dos duchas, pero era normal, pocos donceles iban a un gimnasio especializado en lucha. Me quité la ropa con rapidez y me metí bajo el chorro de agua. Al cerrar los ojos, lo primero que vi fue la imagen de ese trasero desnudo. ¡Dios! Esa imagen me acompañará cada vez que cierre los párpados. ¡Eh!, no digo que sea mala, no, definitivamente, no es mala. Ya quisieran muchos tener un trasero como ese y su espalda y... Señor, estaba bien hecho el tipo. ¿Por qué mierda siempre me tenían que gustar los chicos malos? No todos, SeokJin, solo los que están así de buenos.
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Min's Family (NJ) 3
FanfictionMafia, Rusia, NamJoon, Jin. LEER PROLOGO Adaptación Esta historia le pertenece a "iris boo" todos los créditos a esa persona. Yo no soy dueñx, yo solo lo adapto al Yoonmin. Cualquier problema que tenga, la eliminaré de inmediato.