CAPÍTULO 6

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SeokJin

El tipo podría ser un témpano de hielo, pero sabía cómo marcar su territorio, y de paso quemarme la piel. Nada más salir del coche, posó una mano en mi cintura, manteniendo una correcta proximidad; no llegaba a ser posesivo, sino más bien protector.

Nada más abrir la puerta del local de striptease de Medina, sentí la mirada de todos sobre nosotros. Sí, NamJoon sabía cómo causar ese efecto, tenía que reconocerlo. Era respirar y la gente dejaba de hacerlo a su alrededor. El respirar, me refiero.

Estaba claro que acababan de abrir hacía poco, porque no había mucha gente dentro, tal vez tres o cuatro tipos en todo el local. Sé que no era común ver a mujeres allí que fuesen clientes, no trabajadoras del local, porque los hombres me dedicaban mucha más atención de lo normal, hasta que se cruzaban con la mirada de NamJoon. ¿Había dicho que sabía cómo marcar territorio? Una mirada de las suyas y los tipos giraban el cuello tan rápido que seguro después sufrirían las dolorosas consecuencias.

Kurt nos abría el camino, como si realmente conociera el lugar. Llegamos a una zona que parecía un poco escondida del resto del local, pero que estaba decentemente iluminada, lo justo para ver la cara de quien estaba sentado enfrente. La mesa no era muy grande, casi para dos personas, pero, aun así, NamJoon movió la silla para que su costado estuviese bien pegado al mío y posó una mano sobre mi muslo mientras revisaba nuestro alrededor. Estaba caliente, su mano, quiero decir. No es que el vestido fuera demasiado fino, pero podía sentir el calor de su mano atravesar la tela y abrasarme la piel. Quizás fue un reflejo, cuando mi pierna se levantó para cruzarse sobre la otra. Una suerte que fuese la correcta. ¿Había una pierna mala? Bueno, si llevas una pistola metida entre los muslos, es un error cruzar las piernas dejando la pierna del arma debajo, sobre todo si llevas faldas, porque puede llegar a verse. Solución, pasar esa pierna por encima, donde la tirantez de la tela disimularía el bulto. Pero mi maniobra no sirvió de nada, la mano de NamJoon se quedó allí posada. Lo único que cambió fue que dejó de mirar a nuestro alrededor, para prestarme atención a mí.

—¿Nervioso? —Le di mi mejor sonrisa y me encogí de hombros. Sí, lo estaba, pero no iba a decírselo. Una chica con una bandeja se acercó a nosotros.

—¿Desean tomar algo?

—Una cerveza europea, Heineken o Voll Damm, sin abrir. ¿Y para ti, nene?

—Daiquiri de fresa.

—Eh... no tenemos fresas.

—¿Champán?

—Sí, tenemos champán.

—Entonces una copa para mi chico. —Ordenó NamJoon.

—Enseguida vuelvo. —Observé cómo la chica se iba meneando su trasero, como si algunos de los hombres de NamJoon, o él mismo, se dedicaran a mirarlo. No, estaban por encima de eso. Alguien se paró junto a nosotros y al alzar la vista comprobé que no era nuestro pedido.

—Tu hombre ha dicho que querías hablar conmigo. —Medina. No es que tuviese la misma presencia de cualquiera de los hermanos Min, pero, definitivamente, emanaba esa aura de «disfrutaré jodiéndote». Sus ojos tenían ese brillo que anticipaba que se iba a divertir a tu costa. Andrey se giró hacia él.

—Tenemos que hablar de algunas cosas.

—No eres YoonGi.

—¿Decepcionado?

—No. Tan solo pensé que este tipo de «charlas» eran cosa de él.

—Entonces ahora podrás presumir de que hablaste con NamJoon. —Medina asintió y me dedicó una golosa sonrisa, como cuando saboreas el caramelo antes de comerlo. ¡Dios! Me dio asco. No es que fuera repugnante físicamente, pero aquella actitud...

Min's Family (NJ) 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora