🥊10🥊

2.2K 215 7
                                    

"Got me fantasizing our initials already"

𓆝 𓆟 𓆞

Se sentía nervioso, bastante a decir verdad. Jugaba con sus dedos sentado en un enorme y lujoso sillón, en la vida había visto un mueble tan ridículamente caro y no solo era ese, no, todo el departamento de Yoongi estaba decorado con muebles y objetos que él jamás podría comprar.

Había aceptado venir al hogar del pelinegro y ahora que se encontraba allí un sin fin de emociones apretaban su corazón, no sabía muy bien porqué estaba tan ansioso, pero de un momento a otro se sentía tan chiquito en ese enorme lugar.

De pronto sintió como una bola de pelos negro se sentaba en sus piernas y toda la ansiedad que sentía desapareció al ver lo lindo que era.

—Que bonito gatito, ¿eres el hijo de Yoongi? —Se río por su propio comentario y comenzó acariciar al minino con delicadeza, provocando que este frotara su cabeza contra su abdomen y eso solo hizo que su corazón se apretará.

—Gato del demonio, con que aquí estabas. —Por el marco de la puerta apareció el pelinegro con dos copas y una botella de vino en sus manos. Se acercó hacia donde estaba Jimin y apoyó todo en la pequeña mesa de vidrio.

—No le digas así, es una cosita muy linda, ¿a qué sí? —Le dió una sonrisa al gato entre sus piernas y comenzó a darle pequeños besos en su cabeza.

—Nunca pensé que iba a estar celoso de mi gato. —Un leve sonrojó apareció en las mejillas del rubio y eso provoca una sonrisa de satisfacción en el rostro del boxeador.

—No seas bobo. —Apretó sus labios para no dejar salir una sonrisa y siguió mirando al minino en sus piernas. — ¿Cómo se llama?

—Luismi.

— ¿Luismi?, ¿de Luis Miguel? —Llevó su mano a sus labios y se rió por lo lindo que era el nombre.

—No te rías, mi tía me lo regaló y ella le puso el nombre. —El lindo rubio siguió riendo y no pudo evitar contagiarse de esa hermosa risa.

Siguieron hablando sobre sus vidas y conociéndose más a fondo, era impresionante la forma en que jimin se sentía tan cómodo en ese luga, se había sacado sus tacones y había subido las piernas al sillón. Yoongi por otro lado tenía apolllado su brazo en el respaldo y con la otra sostenía una copa de vino.

Ambos estaban cómodos con la presencia del otro y no querían separarse por nada del mundo, era un sentimiento extraño y Yoongi no sabía que hacer.

Claramente había invitado al rubio a su departamento con otras intenciones, unas más sexuales, pero luego de una hora hablando y pasándola tan bien junto al bailarín no había pensado ni una sola vez en lo mucho que quería tenerlo bajo suyo, haciéndolo gemir de placer.

Hace tanto tiempo que no se sentía así, que algo en su corazón comenzó a cambiar sin que se diera cuenta, sin notarlo.

— ¿Y cómo comenzaste a boxear? —Miró al lindo hombre frente a suyo y dejando la copa que tenía entre sus dedos en la mesita de centro le respondió.

—Cuando tenía catorce o quince, solía participar en peleas callejeras para ganar un poco de dinero, vivía con mi tía y sus hijos, y a decir verdad muchas veces el dinero no alcanzaba para alimentar tantas bocas, así que cuando supe que podía ganar dinero a cambio de pelear con otras personas pensé que era el mejor camino para contribuir a la casa, luego de un par de años dió la coincidencia de que un reclutador vió una de mis peleas y me ofreció ser parte de su equipo, no lo tuve que pensar mucho, sabía que si lo hacía bien podría ayudar mucho más a mi tía. —Miró al rubio y este lo miraba con tanta atención que lo animó a seguir hablando.

>>Por supuesto que las clases de boxeo no fueron gratis, pero yo no podía costearlas, así que me dieron una opción, hasta el día en que fuera mi debut sería mi deuda con el gimnasio, y aunque al principio me costó, pude pagar todo lo que debia.

— ¿Y tú tía?, ¿nunca supo de tus peleas callejeras?

—Se enteró, uno de mis primos me vió y le dijo, me reto como nunca lo había hecho y me hizo jurar que jamás volvería hacerlo, pero para ese momento yo ya lo había dejado y estaba en el gimnasio.

—La debes querer mucho. —el bailarín se acercó un poco más al cuerpo del pelinegro y este solo sonrió.

—Lo hago, se hizo cargo de mí cuando mi madre falleció, estoy muy agradecido por todos los sacrificios que hizo por mí a pesar de no ser su hijo. —En algún punto, ninguno de los dos adultos supo en qué momento se habían acercado tanto.

Yoongi acercó su mano a la mejilla del rubio y la acarició con delicadeza, como si en sus manos estuviera la porcelana más hermosa y frágil del mundo.

El rubio sentía los latidos de su corazón en su oído y por reflejo cerró sus ojos a la espera que el boxeador acortará la distancia y uniera sus labios.

Y eso quería hacer Yoongi, lo tenía ahí, donde siempre lo quiso, tan receptivo a todo lo que él tuviera por darle, pero por alguna razón ahora que lo tenía frente suyo, con los ojos cerrados dejándose ver tan vulnerable, algo en su corazón se apretó y le fue imposible hacer algo más.

Joder, era estresante.

Se sentía como un completo imbécil, había esperado por eso más de mes y ahora que lo tenía ahí, esperando por algo que no llegaría se sentía como un cobarde e imbécil.

No entendía qué le sucedía, tal vez fue porque acababa de contarle algo que muy pocas personas saben o tal vez porque se sintió culpable por lo que estaba haciendo, no lo sabía.

Le dió un pequeño beso en la frente a jimin y con una sonrisa se alejó de él, debía alejarse antes de arrepentirse.

—Creo que ya es hora de que vuelvas a casa. —Los lindos ojitos del rubio se abrieron y pudo ver la decepción en ellos, provocando que de nuevo su pecho se apretará. —Lo siento, no quiero apresurar nada. —Solo asintió a las palabras del pelinegro y se puso sus tacones sin ánimo alguno.

El camino en auto fue en silencio, ninguno de los dos quiso hablar o romper la tensión que se había creado entre ambos.

Jimin se sentía tan avergonzado por lo que pasó en el departamento del pelinegro, se sentía ridículo. No sabía en qué momento había cerrado sus ojos esperando un beso que nunca llegó, leyó mal el ambiente y quedó como un desesperado frente a Yoongi.

Cuando el auto se estacionó frente a su casa, desabrochó el cinturón y con una baja despedida se propuso bajar del vehículo, pero un agarre en su brazo lo detuvo y de pronto, unos labios se pusieron sobre los suyos, besándolo de forma lenta y dulce.

Cerró sus ojos y siguió el beso con gusto, su corazón latía con rapidez y probablemente estaba rojo de pies a cabeza.

Ambos hombres luego de algunos minutos besándose de forma lenta y amorosa se detuvieron para que el oxígeno entrará a sus pulmones. Yoongi, por su lado apoyó su frente contra la del rubio y cerró sus ojos.

Por alguna extraña razón se sentía tan bien estar de esa forma, tan cerca del bailarín, sintiendo su calidez y exquisito aroma a flores, amaba esa sensación y no sabía el porqué.

—Lo siento, no quería arruinar el momento, pero al final la cagué igual. —Una linda risa salió de los labios de Jimin y el pelinegro no pudo evitar besarlos de nuevo. Eran como una maldita droga, amaba esos lindos y pomposo labios, tan suaves y dulce, con un leve sabor a frutillas. — ¿Nos vemos mañana? —Miró al rubio y sin notarlo sus ojos comenzaron a brillar por la expectativa de volverlo a ver.

—Me parece bien. —Sin esperarlo, jimin lo besó una vez más antes de bajarse del auto y entrar a su hogar con una sonrisa en su rostro.

Definitivamente le gustaba Yoongi.

୨♡୧

Y hasta aquí espero les haya gustado mucho,voten,comenten y compartan la historia para q llegué a más personitas ^^

Bᴇᴛᴛᴇʀ ᴍᴀɴ«ʏᴏᴏɴᴍɪɴ»|ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora