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"Can you be the relief i can't find?"

𓆝 𓆟 𓆞

El primer golpe llegó a su abdomen, pero no le dolió lo suficiente para detenerse.

El segundo llegó a su mandíbula, ese sí había dolido como para perder el equilibrio por menos de un segundo.

El tercero llegó como una patada en sus costillas que por reflejo pudo detener antes que tocará un solo centímetro de su piel.

— ¡Yoongi!, ¡despabila! —La voz del entrenador retumbó en sus oídos y su sistema nervioso se agitó al ver que perdería si no hacía algo para evitarlo.

Respiró hondo y recordando la estrategia que había planeado antes con su entrenador se acercó a su contrincante, no se podía dar el lujo de perder.

Comenzó a golpearlo de forma repetida y coordinada hasta tenerlo arrinconado en la esquina del escenario. Mantuvo su codo en la misma posición y sin dudar le dió un golpe en la barbilla, haciendo que el otro hombre se desequilibrará, dándole la oportunidad a Yoongi de propinarle otro golpe, pero esta vez en el pómulo, dejándolo totalmente desorientado.

A los segundos su contrincante cayó al suelo en un knockout.

El árbitro llegó a su lado tomando su brazo levantándolo, por otro lado, en los parlantes del lugar se anunció al ganador y quién pasaría a la siguiente fase.

— ¡Min Yoongi, ganador de la competencia número trece! —Luego de escuchar algunas instrucciones bajó del escenario y fue directo al lugar de descanso que le habían habilitado.

Cerró la puerta con un portazo y se tiró al sillón molesto. Se sentía estresado y molesto.

No dejaba de pensar en Jimin, en lo hermoso que era, en lo bien que lo hacía sentir cada vez que estaba junto a él y en como su corazón se aceleraba de forma desenfrenada con solo oír su nombre.

No sabía que le pasaba, aunque la verdad es que tenía un leve presentimiento de lo que podía estar sucediendo consigo mismo, pero no quería admitirlo, no, no podía, era absurdo el solo pensarlo.

Necesitaba follárselo, debía eliminar cualquier sentimiento que pudiera estar formándose en su corazón y sacarlo de su vida, solo necesitaba eso.

Tendría sexo con él y no lo volvería a ver nunca más, solo era eso, tan sencillo como siempre lo ha sido.

¿Pero cómo mierda viviría sin besar esos dulces y adictivos labios?

— ¡Joder! —Tiró su cabello con sus propias manos y sin poder evitarlo tomó la botella que estaba en la pequeña mesa de madera tirándola contra la pared frente suyo.

La puerta fue abierta, por esta entro su entrenador con el ceño fruncido y una mueca de disgusto en sus labios.

— ¿Qué mierda te pasa? —Cerró la puerta y se quedó mirando la pelinegro en busca de respuestas. —Parecías un jodido novato ahí arriba, casi pierdes y todo porque no puedes centrarte en lo que tienes enfrente tuyo. —El hombre mayor vió el agua desparramada por el suelo junto a una botella completamente destrozado a unos centímetros de la mesa. —Todo el mundo cree que eres un hombre astuto y decidido, pero para mí sigues siendo el mismo puto niño de catorce años que conocí. —Con esas últimas palabras se dió la vuelta y salió de la habitación, dejando en total  el lugar y a un enojado Yoongi solo.

Tenía razón, debía centrarse en lo que tenía delante suyo y eso era el próximo campeonato mundial que se llevaría a cabo en la sede de Japón, pero si no se calmaba dejando de lado sus sentimientos y emociones no podría participar, y eso no se lo podía permitir.

ෂ ෂ ෂ

—Woonhak, te vinieron a buscar pequeño.

— ¡Mami! —Un emocionado castaño salió por la puerta corriendo para poder abrazar a su progenitor.

—Hola, mi amor. —Le dió un suave beso en la cabellera desordenada del infante y con una sonrisa lo abrazo de vuelta. — ¿Vamos?

— ¡Vamos! —Padre e hijo salieron del establecimiento y sin ningún apuro comenzaron a caminar hacia su hogar, tenían la suerte que no estuviera tan lejos de donde estudiaba Woonhak y trabajaba jimin.

— ¿Cómo te fue hoy,pollito?, ¿te divertiste? —Agarró la pequeña manito entre las suyas y ayudo a su hijo a caminar sobre el borde de la vereda, intentando que no pierda el equilibrio.

—Dibujamos que quelíamos ser de glandes, la maestla dijo que lo plesentalíamos en el día de familia. —El pequeño niño no pudo evitar mostrar la emoción que sentía por eso, quería que su bonita mami estuviera ahí.

— ¿Y qué quieres ser de grande, cariño?

— ¡Quielo ser como yoogi! —Apenas esas palabras salieron de los labios de su querido hijo algo en el pecho de Jimin se apretó, pero no en una mala manera, sino de amor.

— ¿Y por qué? —Sacó la llave de su hogar entre sus pertenencias y la ingresó en la cerradura, girandola hasta escuchar el click que siempre hace al haber sido abierta.

—Polque él es fuelte y yo también quielo ser fuelte pala plotegelte. —Una pequeña risa se escapó de sus labios al abrir la puerta de su hogar y se agachó a la altura de Woonie.

—Estoy seguro que podrás cumplir todo lo que te propongas,pollito, yo siempre te apoyaré. —Lo envolvió en sus brazos por un poco más de un minuto, no quería separarse, amaba tener a su hijo entre sus brazos, le daba una sensación de amor tan grande que cada vez que tenía la oportunidad lo hacía.

Al separarse, ambos se adentraron a la acogedora casa dejando sus pertenencias sobre el sillón, el infante siguió a su padre hacia la cocina y con un poco de dificultad se sentó en una de las sillas que se encontraban alrededor del mesón.

Por su parte,jimin lavó sus manos y se puso un lindo delantal floreado verde, debía preparar la cena y el almuerzo de mañana.

—Mami. —La chillona y dulce voz de su hijo llamó su atención, y aún buscando los ingredientes qué usaría le puso atención.

—Dime, mi amor.

— ¿Puede venir yoogi al día de familia? —La voz del pequeño castaño salió en un tono bajo y tímido, dándole a entender al bailarín que su lindo hijo se sentía avergonzado por su petición.

—Bueno, tendría que preguntarle si quiere ir ese día. —Dejó las verduras que iba a usar remojando en una fuente con agua y se giró para mirar a Woonhak. — ¿Por qué quieres que vaya, cariño? —Le generaba duda, sabía que podía ser porque su hijo había creado un lazo con Yoongi y eso no le podía parecer más adorable, provocando que sus sentimientos hacia el pelinegro crecieran aún más.

—Me gusta yoogi, es mi segunda pelsona favolita en todo el mundo. —Las mejillas del menor se enrojecieron al decir esas palabras y nuevamente el pecho del rubio se apretó.

—Ay, mi amor. —Se acercó a él, agachándose una vez más para quedar de su altura. —Haré todo lo posible para que vaya, ¿si? —Besó la pequeña cabeza y su hijo no pudo estar más feliz con esas palabras.

— ¡Glacias! —Una linda risa salió de sus labios y se bajó de la sillas en que se había sentado. —Te amo mucho, mami. —Con sus pequeños brazos rodeo la cintura de su progenitor.

—Yo también te amo, mi vida.

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Bᴇᴛᴛᴇʀ ᴍᴀɴ«ʏᴏᴏɴᴍɪɴ»|ᴛᴇʀᴍɪɴᴀᴅᴀ| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora