Interacción #5

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Alex
30 de octubre, 2023

—Todo en orden —me informa Mónica mientras regresa a su silla (esa que luce mil veces más cómoda que la mía), justo del otro lado de la mesa que hay frente a mi— los niveles de azúcar están en su sitio, la bomba sigue exactamente como hace un mes: en perfectas condiciones y confío en que sepas los límites, como siempre lo has hecho príncipe.

—Los límites que no se olvidan nunca mi bella —le respondo y sonríe por el apodo.

Mónica es la doctora que monitorea mi enfermedad desde... siempre. Mi padre y ella han sido mejores amigos desde su adolescencia y cuando me dieron el diagnóstico fue él quien me trajo a sus manos. Claro, tampoco es que con días de nacido yo pudiera recordar el momento. El punto, es que ha sido la guía perfecta en lo que ha sido la diabetes para mi.

Diabetes.

Una palabra bastante fuerte ¿cierto?

Y la mayoría del tiempo siento que las personas no le dan la importancia que lleva, algo que jamás va a abandonarte, que no tiene cura. A esto también hay que agregar mi diagnóstico, claro: diabetes tipo 1 por vía hereditaria...

Menudo regalito de bienvenida.

Mi madre también lo padece, lo que hizo que también yo me viera afectado por la enfermedad, y no soy el único de los hermanos Oseman que la posee, Gina es mi cómplice a la hora de plantear la eliminación total de los azucares en casa. Pero vamos, siendo tres contra tres, con mucha suerte hemos logrado convencerlos de no comerlas durante quince minutos.

—Perfecto entonces mi niño —dice y cierra mi expediente con una sonrisa en su rostro— por cierto cariño, la insulina ha vuelto a aumentar.

Demonios.

—¿Cuánto? —me atrevo a preguntar aunque sé cual será su respuesta, siempre es la misma.

—Tuz padres me dijeron que eso no te interesaba —me da una mirada que se divide entre una disculpa y una reprimenda —ellos saben que estás buscando corazón, no te estreses, sabes que no eres una carga para ellos.

Solo que sí lo era.

Mis padres ya tendrían que preocuparse solo por comprar la (cara) insulina de mamá, hacía meses que Gina costeaba sus gastos y esa es, con mucha diferencia, la razón por la que necesito una fuente de ingresos urgentemente.

—Es injusto para ellos —digo (no es la primera vez que lo hago, ni la primera persona que me lo escucha)— lo bueno es que pronto ya no tendrán que preocuparse por eso.

Me mira interesada.

—¿Has conseguido algo?

—Algo así —digo sin dar muchos detalles— solo queda la confirmación y estará hecho.

—Mucha suerte con eso corazón —me dice y su sonrisa crece— algún día esas cosas tan hermosas que escribes te llevarán a algo grande.

Algo... tal vez... a alguien...

******

Sigo y sigo mirando el papel.

Sin creer que las palabras escritas en el estén solucionando los peores problemas que tengo... un verso... algo tan simple como eso.

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