Interacción #1

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Dana
17 de octubre, 2023

Continúo tarareando la misma canción mientras paso entre los trabajadores de la empresa, mostrando expresiones de disgusto cada vez que la letra me parece relativamente desubicada, y sonriendo a todo aquel que me mira (aunque la mayoría de las miradas que me devuelven no son del todo amistosas) me dirijo a el despacho de mi hermano donde me detengo frente a la puerta por unos instantes pensando si llamar o no, al final me declino por solamente abrir la puerta y no me sorprende en lo más mínimo la escena que presencio: mi hermano con su secretaria encima.

Sí; esto ha pasado más veces de las que me gustaría.

—Buenos días Ellen—digo sacando los audífonos de mis oídos e intentando no reír cuando se aparta del cuerpo de mi hermano a la velocidad de la luz y tan roja que pareciera que fuera a explotar de un momento a otro.

—Hola Dana—me devuelve la sonrisa mientras se
acomoda la camiseta, señal que tomo para mirar a mi hermano.

Daniel Kaplan.

El joven empresario que ha sacado adelante una empresa casi en la quiebra en menos de un año: mi hermano mayor. Cabello rubio exactamente igual al mío, ojos azules y un porte que de lejos grita: poder.

Para mí solo es el maravilloso hermano que me ha salvado el culo en muchas (quizás demasiadas) ocasiones.

—La reunión es a las nueve—me dice luego de aclararse la garganta.

—La cambié; lo siento, a esa hora no puedo—me explico levemente.

Sí; esa hora es un tema complicado.

—De acuerdo—suspira y toma su saco antes de darle un beso de despedida a Ellen, susurrar algo que la hace sonreír y girarse hacia mí—vamos.

Caminamos hasta el ascensor y es cuando suelta la pregunta que lleva semanas aguantándose:

—¿Ya tienes alguna idea sobre el nuevo álbum?

—Puede—le digo sin dar muchos detalles.

—¿Me dirás algo al respecto?—pregunta con la impaciencia que lo caracteriza.

—No—digo y sonrío al escuchar su bufido.

Al bajar de la caja metálica pasamos por dos pasillos hasta dar con la puerta que, al atravesarla nos hace encontrar a todos los integrantes de mi equipo de producción, juntos en la mesa de reuniones.

Aquí vamos.

Creo que solo tengo una buena relación con una persona de todas las que se encuentran sentadas, la diseñadora de las portadas de mis álbumes, todos los demás, sólo son personas que me hacen la pelota o me hacen estresarme, dependiendo del día.

Cuando comienzan a hablar sobre los temas que lleva mi hermano como mi manager, miro por el amplio ventanal que me deja ver la ciudad en su momento más movido, con las personas caminando a tal velocidad que si no te fijases con detenimiento creerías que corren un maratón, y los diferentes estilos de coches transitando la autopista uno tras otro.

Nos encontramos en la disquera que fundó mi tatarabuelo, se dio a conocer gracias a mi bisabuelo, ganó un gran número de premios gracias a mi abuelo y... casi se fue directo a la quiebra por la dirección de mi papá.

Complicado.

Esto último ocurrió hace aproximadamente un año y medio, justo antes de que mi hermano tomara las riendas y (tras muchas noches sin dormir y pelo perdido por el estrés) la empresa volviera a ser lo que fue.

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