Interacción #13

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Alex

—Estamos en San Valentín, Dana —comento mientras dejo mi copa sobre la mesa y ella me mira con cara de: "¿crees que no lo sé?" para luego mirar todo a nuestro alrededor y también dejar su trago.

Estamos en la segunda planta de la discográfica, sentados en una de las diez mesas que hay esparcidas por toda la sala, y a mi izquierda, a través de una barandilla, se puede observar el tumulto de cuerpos bailando en la pista del primer piso.

Decidimos venir para acá luego de estar una hora bailando con los chicos, y le dije a la chica frente a mí que debíamos ir a algún sitio en el que yo pudiera escuchar lo que le decía.

Fue al quinto "¿qué?" qué Dana comprendió lo que le estaba diciendo, pero bueno...

—Quiero decir —digo al notar que ella se quedó esperando que me rectificara— que estamos celebrando el amor y creo que de todas las conversaciones que hemos tenido, jamás ha salido ese tema en específico.

Desvía la mirada y no logro descifrar si es porque cae en cuenta de que lo que digo es cierto, o porque el tema en sí le incomoda.

»¿Has tendido novios? —pregunto, porque me picó la curiosidad y ahora necesito saberlo.

—¿Y tú? —dice a la defensiva y eso provoca aún más curiosidad.

—Dos —respondo y me mira sorprendida, como si no esperara que respondiese tan rápido— una en la preparatoria, durante tres semanas y otra cuando tenía 20 con la que dure cinco meses. Como ves, unas relaciones muy extensas y prósperas.

Cuando sonríe me doy por servido, para eso dije la última oración.

»¿Tú? —no desisto, y al parecer ella nota que no lo haré porque responde solamente:

—Uno.

—¿De los insuperables? —sigo preguntando, aunque sé que tal vez no debería hacerlo.

—Más bien de los innominables —me corrige y eso logra que me sienta aún más intrigado.

Pero no pregunto más, no quiero que diga nada que no quiere o no se sienta lista de compartir. Sin embargo cuando le voy a proponer bajar de nuevo con los demás me sorprende al decir:

—Se llama Sean —dice y la miro con atención— el exnovio, culpable de muchas de las locuras que hice de adolescente, no lo sabía entonces pero al parecer el amor no era lo que yo pensaba. Y creo que aún no lo sé con precisión.

Asiento lentamente, como si absorbiera lentamente las cosas que está compartiendo conmigo, algo me dice que no es un tema del que hable muy a menudo.

»Cuando estaba en la preparatoria era bastante introvertida, la chica con un hermano mayor sobre protector, un padre que, aunque la amaba, casi siempre estaba trabajando, y que se pasaba todo su tiempo libre en el salón de música —me cuenta y yo la miro, porque se está abriendo, me está contando a detalle lo que hablamos aquella noche hace tantos meses.— Nunca había tenido un novio, o algo más que un enamoramiento de niña pequeña y lo que sabía sobre el amor era lo que veía en las películas de romance adolescente.

—Entonces un día el chico malo de la escuela me habló —dice y sonríe, una sonrisa agria, como si recordar el momento solo le diera asco y vergüenza— lo primero que dijo fue: "me encanta tu camisa" y yo casi me desmayé de la emoción porque a un chico como él le gustara One direccion. Entonces comenzó a hablar conmigo más a menudo, se sentaba con mi grupo de amigos en el comedor, me decía cosas lindas y yo todo lo que pensaba era: por fin, voy a tener mi romance de película con el chico malo que no es malo en absoluto.

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