VI confesión: Aroma a lujuria, sabor a pecado.

1.7K 183 51
                                    


×Enid×

En los años que tengo con vida, jamás he salido del pueblo, está muy alejado de otro asentamiento civilizado y sobre todo de la ciudad, pensé que moriría sin saber lo que era alejarme de ese lugar, pero el monstruo que tengo por esposa está cumpliendo un sueño que no sabía que tenía.

Nuestro pueblo está tan apartado que casi se siente como si viviéramos en una época antigua, poco avanzada y simple, pero no es así, incluso con lo moderno que es el mundo, en este año 2021, seguimos pareciendo pobladores de los años 80's.

Aún ahora, estamos emprendiendo un viaje en carruaje hacia nuestro destino.

Wednesday Lee un libro, con sus piernas cruzadas al lado de la puerta con ventanilla, parece distraída, y me alegra no tener que interactuar con ella, yo miro los campos de maíz y su color brillante sin pensar en nada particular.

El clima es agradable, y me siento tranquila y relajada, claro que hay cosas que sigo pensando después de lo que me dijo ayer.

"no tengo intenciones de cometer infidelidad hacia ti"

¿A dónde vamos exactamente para que piense en no ponerme los cuernos?

Al mirarla no puedo evitar sonreír con diversión, a este paso la sacerdotisa que todos aman tendrá cuernos muy largos.

Unas 3 horas en el camino y nos detenemos en frente de una enorme mansión, hay guardias en la entrada y nos permiten el paso a penas verla, conduciendo ésta cosa está la mujer que habló con ella y le dijo sobre la salida, solo nosotras tres, aunque estoy segura de que yo no debería haber venido.

Al bajar del carruaje la enorme puerta de madera blanca y elegante se abre, dando paso a una mujer, con las tetas y el culo más grandes que he visto y el rostro de una idiota sin cerebro, sostiene un abanico y pasa por el lado de la pelinegra para caminar directamente hacia Wednesday.

- Estaba esperando tu llegada - Le dijo, inclinando su cabeza ante ella e ignorando por completo mi presencia, noté como se acercaba y persuadia a la abominación igual que las putas que siempre se lanzaban a los brazos de los viejos con dinero en el bar.

- A penas fuí informada ayer - Responde, no parece interesada, y mantiene distancia con ella - Madeleine, esta es mi esposa, Enid.

Ella me presenta y por primera vez los ojos de esa mujer se postran en mi, pude ver ese tic en su ceja al verme, como si acabara de aparecer al lado de Wednesday pues poco le importaba.

- No sabía que te habías casado - Su voz de perra sedienta de pito desapareció, volviendo su vista a Wednesday sin siquiera saludarme.

- Fué algo sin planeación - Respondió la imbécil, caminando al lado de la pechugona para entrar en la mansión, mientras cargaba con nuestro equipaje.

Nos instalamos en una enorme habitación, toda la decoración y muebles era de madera y marfil y se veía realmente costoso, ella salió de la habitación luego de decirme que podía hacer lo que quisiera.

Eso fué extraño, caminé por los pasillos y me pregunté porque un lugar tan grande estaba tan solo, no había rastros de otras personas o eso pensé hasta que ví a dos trabajadores de la mansión, un mayordomo y una sirvienta, caminar con bandejas de manera apresurada hacia una habitación en el pasillo, salieron de ahí suspirando con alivio y luego se fueron a la verga por el otro lado del pasillo, yo me acerqué, la puerta había quedado ligeramente abierta y pude escuchar voces que ya conocía.

Padre, He pecado ∆ Wenclair Donde viven las historias. Descúbrelo ahora