Padre, He pecado ∆ Wenclair

XI confesión: El adictivo sabor del deseo.

×Enid×

Tengo muchas preguntas, quizás demasiadas.

Puede que una sea la forma en la que siento mi cuerpo, se siente...bien, no me duele la cabeza como creí que estaría después de beber las cervezas de Cipriano que siempre te dejan una cruda horrible, me encuentro despejada y tranquila, y se podría decir que la única molestia que siento....

....es en mi conejita.

Llevo lentamente mi mano dentro de las sábanas y mi pijama y la siento bajo mi ropa interior, está hinchada.

Okey...

Me levanto de la cama donde suelo despertar sola, y hoy no era la excepción, y tuve que frenar mi deseo de salir de ella al sentir mis piernas débiles.

¿Que pasó ayer? ¿Me atropelló el camión de Felipe mientras volvía?

Estuve a punto de llamar al monstruo que tengo por esposa cuando ella decide aparecer por su cuenta, traía consigo una bandeja de comida y su típica cara que manda a todos a comer mierda.

- Creí que dormirías un poco más - Me dijo mientras ponía la bandeja sobre la cama y se acercaba a mi, tocando mi rostro - ¿Te duele la cabeza?.

Esto es extraño, ella generalmente no tiene interés en ninguna otra parte de mi cuerpo que no sea lo que hay entre mis piernas.

- ... No... - Respondo vacilante.

Ella se inclinó sobre mi, dejando un beso en mi frente mientras da una rápida caricia a mi mejilla, para luego volver a salir de la habitación.

¿Que carajos fué eso?.

...

Luego de comer, y descansar poco a poco las imágenes de lo que ocurrió en la madrugada llegan a mí.

Y maldita sea.

Sabía que tenía ganas de coger, al menos, el que estuviera mirando su cuerpo con menos asco que antes era una clara señal de que me sentía necesitada, pero había soportando tan bien la tentación, ella incluso me rechazó la primera vez que me ofrecí por cuenta propia así que pensé que le gustaba más hacer las cosas a su manera, pero mírame aquí, luego de básicamente rogarle por su pija toda la maldita noche hasta que amaneció.

No me extraña que esté hinchada, ese animal no tiene delicadeza para nada.

...aunque... Recordando bien, no fué agresiva...

No veía nada, pero escuchaba y sentía cada pequeño contacto entre nuestros cuerpos, ella fué amable, incluso fué.... jodidamente caliente, besándome como si fuera la última vez que cogeríamos en nuestras vidas y yo cabalgando su verga sin sentir que sea suficiente...

No recuerdo exactamente cuánto tiempo pasó, dejamos el baño cuando comencé a sentirme mareada, y ella me llevó a la cama, me vistió y se acurrucó conmigo, aún... besándome, aún dejándome tocar, sentirla....

Su piel es suave, creía que era áspera como sus manos, pero se siente indescriptible la sensación de su cuerpo desnudo; también es caliente, el agua del baño estaba tibia pero sentía mi cuerpo arder, tener sexo en la tina, toda húmeda de diferentes fluidos y ella dejandome tomar el control es definitivamente algo en lo que pensaré por un tiempo.