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Tú y Shoko se habían estado viendo durante dos años y ambos sabían que acostumbrarse a las miradas nunca sería más fácil. Especialmente siendo una pareja de lesbianas.
Cada pocos días salían a cenar juntos y luego se quedaban en la casa del otro, esta noche estaban en su casa.
"Ahn- no tan rápido-" La voz de Shoko gimió en voz baja, su pierna tembló mientras te acurrucabas entre sus piernas. Pasaste tu lengua entre sus pliegues rodeando su clítoris. Ella se estremeció por un momento.
"¿Cuánto tiempo más? Ya me he corrido dos veces", se quejó Shoko, moviste tu lengua sobre su clítoris haciéndola sobresaltarse y cerraste sus piernas, rápidamente las atrapaste antes de que ella te aplastara.
Obligaste a que sus piernas volvieran a abrirse, mirándola sonriendo mientras te lamías los labios.
"Oh, vamos, estoy tratando de ver cómo estuvo tu día". Tarareaste, Shoko se rió entre dientes y resoplaba por la pausa repentina antes de empujar tu cabeza hacia abajo entre sus piernas.
"Buen sabor más- ngh-" Ella gimió cuando fuiste hambriento a chupar su clítoris, te lamiste los dedos y provocaste su entrada viéndola tensarse y relajarse por la impaciencia de Shoko.
Deslizaste tus dedos lentamente dentro de ella y rodeaste su clítoris con tu lengua, te encantaba probar a Shoko después de que ella tuvo largos días de trabajo. No te importaba si ella no se duchaba, verla romperse frente a ti era lo mejor para ponerte de humor. Apretaste los muslos mientras sentiste que la sensación se calentaba entre tus piernas.
Continuaste metiendo tus dedos dentro de ella agregando dos más haciéndola arquear la espalda ante el placer, lamiste tu lengua entre sus pliegues con más ferocidad haciéndola temblar en tus brazos. Sus gemidos resonaron en tu habitación cuando levantaste los ojos para mirarla.
El sudor corría por su frente y su estómago mientras se cubría los ojos con el antebrazo, debió sentir que inclinabas la cabeza hacia arriba para mirarla porque se descubrió la cara y se apoyó en los codos para mirarte.
Su cabello cayó sobre sus mejillas mientras jadeaba. Tenía ojos rasgados y perezosos que siempre estaban entrecerrados y bolsas debajo de ellos, sus mejillas estaban sonrojadas de un rojo carmesí cuando la mirabas, sus expresiones siempre eran una gran recompensa. Su figura esbelta y su piel pálida brillaban a la luz de la luna, lo que te hacía temblar al pensar que parecía un cadáver. Ella era tan fría como una persona, pero no te importaba. Eso te gustaba de ella, sus toques fríos no podían excitarte más.
Deslizaste una de tus manos libres entre tus piernas tocándote mientras lamías y chupabas su coño mojado. "No- me aplastes-" Tarareaste entre lamidas, mientras la veías luchar por mantener las piernas abiertas para ti.
Shoko gimió tu nombre mientras cortabas tus dedos dentro de sus paredes mojadas, estirando sus entrañas haciéndolas formar alrededor de tus dedos. Enroscaste tus dedos dentro de ella cuando sentiste sus paredes aplastando tus dedos.
"Ngh~ ahn- Estoy cerca, no pares-" gritó shoko mientras seguías su pedido. Te volviste más feroz con su coño, empujando tus dedos más rápido y más fuerte hacia ella haciéndola sobresaltarse. Curvaste los dedos y moviste la lengua hacia su clítoris haciéndola temblar y dejaste escapar suaves gemidos temblorosos.
Sentiste que tu humedad goteaba por tus muslos mientras te tocabas al ver lo que le habías hecho a Shoko, ella gimió mientras se movía hacia atrás y hacia atrás desde tu lengua hambrienta acercándose cada vez más a su clímax.
"No-hah-joder--" Shoko estaba sin aliento por tus manos antes, de repente comenzó a convulsionar por su clímax, al verla temblar ante el placer que te hizo alcanzar el tuyo. Ella se estremeció ante tu respiración tocando su sensible coño y dio unos últimos lamidos ligeros deslizando tus dedos fuera de ella sorbiendo algunos de sus líquidos.
Te deslizaste sobre ella mientras ella resoplaba debajo de ti mirándote con ojos brillantes, viendo sus pechos expandirse y desinflarse mientras respiraba, haciéndote adorarla aún más, te inclinaste tocando sus labios con los tuyos. Sus manos acariciaron tus mejillas mientras profundizaba tus besos.
Hoy era un buen día, sabía como si hubiera tenido un día relajante cortando maldiciones.
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