@s0dium
Necesitándote
Gojo x F! Lector
Sinopsis: Gojo regresa a casa después de una batalla casi a muerte, sangriento, sudoroso y necesitándote.
Advertencias: sexo frenético y sudoroso, sexo sin protección, menciones de sangre, sin preparación, menciones de SPOILERS
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Gojo no puede quitarte las manos de encima en el momento en que aparece frente a tu puerta.
Está sudando, tiene sangre salpicada en la cara y la ropa; Dios sabe si es suyo o no. Su respiración es irregular, profunda, y en el momento en que haces contacto visual con él, en el momento en que ves la vulnerabilidad en sus pupilas azules y sus ojos muy abiertos, ni siquiera tienes que preguntarle qué pasó. Ya tienes una idea bastante buena.
Él está sobre ti en el momento en que la puerta se cierra detrás de él, sus labios chocan contra los tuyos, los dientes chocan ocasionalmente y la saliva se mancha a ambos lados de tus labios. Es complicado, no hay coordinación ni ritmo, solo Gojo intenta probarte tanto como puede. Pero eso no era suficiente para satisfacerlo, necesitaba sentirte, tocarte, presionar su piel desnuda sobre la tuya y sentir que está vivo, presente, aquí contigo.
Arranca cualquier camiseta sin mangas y pantalones cortos que lleves puestos y no pierde el tiempo quitándose la camiseta azul del uniforme. Ni siquiera estás prestando atención a todo esto; Demasiado absorto en el beso que te ha convertido en un desastre quejumbroso. Cuando tu cabeza toca la almohada, aprovechas la oportunidad para envolver tus piernas alrededor de la cintura de Gojo y bajar su entrepierna hasta tu coño para que pueda apretar su bulto contra la mancha húmeda de tus delgadas bragas blancas. Pero claro, eso tampoco es suficiente, necesita sentirte, estar dentro de ti. Con un gruñido Gojo te quita la ropa interior y se baja los boxers, lo justo para que su pene salte golpeando su abdomen.
Dejas escapar un gemido cuando sientes que su punta roja gotea golpea tu clítoris en un intento apresurado de alinearse contigo.
"Shhh shh bebé", arrulla, apretando los dientes cuando se desliza en tu cálido coño.
Tus muslos tiemblan cuando Gojo te golpea una y otra vez. Sus labios entran en contacto con cualquier piel que pueda; dejando marcas ligeras como plumas en tu cuello y marcas de color morado oscuro en tus senos y pecho.
Ahora ambos están sudorosos, aferrándose desesperadamente el uno al otro, tratando de respirar el aroma de su cabello blanco, besándose, memorizando cada rincón porque Dios sabe si Gojo no regresa algún día.
Te sacudes de sensibilidad cada vez que la punta de su pene roza el cuello uterino: golpeando el punto dulce dentro de ti que hizo que tu estómago floreciera de calor. Aunque lo hayas tomado tantas veces antes, el estiramiento de su pene siempre lo hace sentir como el primero.
Puedes sentir que te acercas cada vez más a un orgasmo que tampoco puedes detener. De repente, en una gran demostración de fuerza, Gojo te maltrata y estás a horcajadas sobre él; la nueva posición hace que su polla presione perfectamente tu punto dulce.
La respiración de Gojo en tu cuello falla un poco cuando presionas tu pecho y estómago contra el de él.
"¿Qué estás haciendo bebé?" Él murmura
"Solo… quiero estar cerca…" prácticamente susurras mientras comienzas a mover lentamente tus caderas; con la intención de saborear verdaderamente el placer.
Ambos son un desastre quejumbroso, fue verdaderamente una muestra de afecto primario; La piel se pegaba y se despegaba mientras rebotabas arriba y abajo por su polla, los labios se pegaban entre sí en un desastre húmedo y la respiración era irregular, rápida y a veces lenta.
De repente, te golpea. Su estómago se hunde y los músculos se tensan. Es como si rayos de electricidad se encendieran a través de tu cuerpo al mismo tiempo en un espantoso crescendo. No hay tiempo ni siquiera para advertir a Gojo cuando tu boca se abre y la lengua sale.
¡Oh, joder!" Jadea cuando tu coño lo aprieta. Gime algo ininteligible mientras sus embestidas se vuelven erráticas y descuidadas, deteniéndose mientras se mueve hacia ti por última vez, disparando su carga caliente dentro de tu cálido coño.
Colapsas en el pecho de Gojo, sin importarte el líquido blanco que sale de ti. Simplemente presionando tu oreja contra su piel y escuchando los latidos de su corazón, un último recordatorio antes de quedarte dormido de que él estaba aquí, vivo, respirando.
