🍫━━CHAPTER XIV

66 20 22
                                    

W

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

W.W

Bobby había hecho el comentario sobre el innecesario uso de las linternas puesto que el parque estaba abundado de esferas, atracciones brillantes y luz lunar.

El sitio dormía y vivía al mismo tiempo girando alrededor del sentimental carrusel reinando en el centro, una ciudad pequeña solo para ellos dos.

Willy casi pierde la batalla con su lógica, cuando llegaron a la reserva de las especies grandes que el pasillo principal estaba inundado de penumbras hediendo a seres silvestres que se aseaban con su propia lengua. No olía bonito, pero cruzarlo valdría la pena.

Viéndose entre sí en un acuerdo mutuo, Willy forjó el cerrojo impidiendo que ella lo patease, siendo ése el único plan ocurrente. El candado cedió sin esfuerzo a un broche para el cabello, hundiéndose silenciosamente en la nieve al caer.

—Después de ti.

Reverencio con drama para Bobby, invitándola a pasar primero. Miró por sus hombros antes de pasarse también, inquieto por el macabro mutismo de la redonda.

Las bisagras silbaron un eco de miedo junto al cerrón pesado de la puerta, agitaron sus lámparas dándoles vida e iluminaron el recoveco, guiándose con los accesos que enjaulaban a las bestias del zoológico. Lo familiar impregnaba fuerte en Willy, su tercera vez yendo.

—Al fondo a la derecha —indicó burlón, volviéndose víctima atemporal de los orbes contrarios torciéndose.

Podía ver la ingenuidad iluminar los rasgos de Bobby, una niña que acababa de salir de su interior, apuntando la lámpara por cada rincón con sus perezosos pasos aventureros, crujiendo con la paja esparcida del piso que caía durante el aseo vespertino.

—No sabía que tenían castores —dijo cabizbaja, contenta. Apuntó a otra puerta, exasperando—. Perezosos.

Podría oírla decir eso una vez más y no sería irritante ni tonto. Encontraba adorable su ingenuidad, solo cuando no estaba a la vanguardia de patearte el trasero.

—Vienes seguido —comentó con sarcasmo, dando una gran zancada para no mojarse los zapatos con un charco sucio.

—¿Se nota?

—En extremo —dijo, cambiando el tono de voz en seguida yendo en serio sobre el dilema—. ¿Hace cuánto?

Ella canturreó contando horas, días, meses, años... calcularlo parecía agotador para ella, pero sabía que se estaba esforzando.

O no quería decirle.

Cualquier opción la veía cerca.

—Ni idea.

Bingo.

—Lo suficiente para ser ignorante de todo esto.

La tristeza invisible de ello creo una abrumadora sensación sobre su cabeza. Bobby no parecía una chica que saliese mucho y tal se veía que se privaba de gustos comunes, llegando a preguntarse si alguna vez se habría embriagado con las personas correctas. O si quiera si alguna vez lo intentó.

BON APPÉTIT ━━ Wonka.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora