B.B
Creyó despertarse de un sueño al hundir los pies de vuelta en el fresco del exterior, ojeando el perímetro frente suyo cuidando la espalda de Willy, asegurándose que pusiese los cerrojos y candados correctos en su lugar, contemplando a incredulidad la manera en que los tarros llenos de lactosa desaparecían dentro de la copa del sombrero, muy cuidadosamente para no derramar nada.
Willy avanzó primero protestando ir al paso. Bobby lo siguió en silencio, buscando sus huellas en la nieve que parecían desaparecer por una improvisada nevada iniciando con la medianoche e instantáneamente se abotonó la caperuza hasta el cuello, cubriéndose la cabeza.
El silencio era escandaloso, fibroso y desesperante, roto por el ferviente paso de sus escarchadas pisadas rompiendo las capas, mezclándose con la risa nasal del chico viendo al cielo, aventurándose a darle significado al buen humor repentino de la noche, siendo expectante de los flamencos emprendiendo el vuelo.
Tenía entendido que no volaban, una decepción infantil ya no tenía más hogar en su consciencia.
—Mira eso.
Willy murmuró apuntando al océano de estrellas sobre sus cabezas y todas titilaron. Y como producto del pasado, el sentimiento aplastó a Bobby, resintiendo en su médula, preguntándose cuántas cosas como esas se habría perdido antes.
Ya ni siquiera podía decir con exactitud cuándo disfrutó de un barquillo con helado o de la playa iniciando el verano, con todos esos rudos cambios climáticos azotando la zona. A veces, extrañaba Londres.
Arrancarse lejos de su zona bajo las peticiones contrabandistas de un chico a quien se le tachaba con un sin fin de obscenidades, ancló la posibilidad de tomar riesgos otra vez y le daba muchísimo miedo. No sabía si algún día las cosas volverían a cobrar el sentido de antes, pero con Willy la normalidad era relativa, salvaje y divertida.
«Sí, atemorizante.»
Estaba ahí de pie junto a la única persona capaz de robarle un diente sin la necesidad de acabarla, pensando que a lo mejor no tenía caso seguir flagelando en su estrés, incapaz de aceptar la realidad de su fugitivo entorno, porque incluso Wonka no parecía de verdad hasta que estaba metiendo en problemas al resto por una causa secreta.
—Eran sus favoritos —murmuró—. De mi mamá.
Apretó sus costillas bajo el manto sereno de su capa buscando calor, control o algun otro pensamiento que no fuese capaz de darle cuerda a su cerebro, inquieto y cómodo por la presencia del chico, teniendo una buena razón para abrirse con él.
No hizo falta pensarlo dos veces, nublada de melancolía, su boca simplemente se abrió.
—Tengo muy presente mi ultimo recorrido por aquí.
Respondió al eco que la pregunta de Willy seguía haciendo dentro de su cabeza, perdiéndose en el falso abrevadero de los pocos flamencos manteniendo el equilibrio en una pata. Volvía a ver la primavera del año en cuestión a su anécdota, reflejándose en sus memorias.
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BON APPÉTIT ━━ Wonka.
FanfictionBobby Baker comprende que no ha alucinado desde su última alergia, por lo que es aterrador ver como la nueva competencia de Galerías Gourmet llega al pueblo intentando enamorar las papilas de todos con alucinantes dulces mágicos. 🏅5 on #Wonka202...