Trece

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Lisa era casi arrastrada por la sigma, que gruñendo la llevaba a "la casita" el granero que la familia de Rosé había remodelado, la rubia se sentía agradecida que la casita estuviese alejada de su casa, así podría regañar a la alfa.

-¡Lisa camina!-Le gruñe Rosé.

-Eso hago.- Responde Lisa caminando a tropezones.
La rubia a ciegas busca el interruptor, cuando la habitación se ilumina encuentra la hermosa habitación decorada en blanco con detalles en blanco, azul y amarillo, dándole un estilo fresco y playero.

-¿Ves la cama? ¿Crees poder llegar a ella?- Le pregunta Rosé a la castaña.

-Si, no estoy tan ebria.- Le explica Lisa caminando a la cama casi cayendo un par de veces.

-vaya, que bien que puedes sola.- le dice Rosé en un tono burlón, caminando a ella para ayudarla.
Cuando trata de ayudar a Lisa su piel se eriza cuando la alfa lleva su rostro a su cuello.

-Hueles bien.- Dice la alfa.

-Lisa acuéstate, también quiero dormir, te quedarás en esta cama.- Le avisa la sigma.

-¿Y tu?-Pregunta Lisa haciendo un puchero.

-¿Yo?-Rosé sonrío al ver ese puchero y pudo imaginar a su cachorro con el hermoso rostro de la alfa.
-Yo dormiré en la otra cama, el granero tiene dos habitaciones.- Le explica Rosé.
-¿Sabes? Mis padres querían presumirte con sus amigos, y te has embriagado muy pronto, creí que los alfas eran como sirenas, por su encantadora personalidad y yo aquí perdiendo mi tiempo explicando a una alfa torpe y ebria.-Se queja Rosé al ver a la alfa tumbada en la cama, pero da un pequeño salto al sentirla tras ella.

-Duerme conmigo.- Casi le ordena la alfa.

A la mañana siguiente Lisa se despierta sin recordar cómo llegó a esa cama, intentando acostumbrarse a la luz del día con el terrible dolor de cabeza, se descubre desnuda, y a su lado a la sigma durmiendo, sonríe victoriosa, aunque no lo recordaba, había pasado la noche con la sigma, y era claro que si había sido así al encontrarla desnuda, lo que no se esperaba, era la marca en el cuello de la rubia, la había marcado y la sigma se lo había permitido.

-Buenos días.- Saluda la alfa a la rubia que parecía despertar, no sabía como reaccionaría la sigma, aunque solía llamarla omega, sabía que no era eso, sabía que podía ser tan violenta, agresiva como un alfa.

-Buenos días.- Lisa se sorprendió al escucharla casi ronronear, sonaba tan diferente, por un momento dudo si estaba despierta.

-¿como te sientes?- Solo se le ocurre preguntar eso a la alfa.

-Con sueño.- Responde bostezando.

-Claro es normal después de la marca.-Lisa quería preguntar a la rubia cómo se dejó marcar, y el porque pero sabía que era mejor no decir nada, la sorpresa fue que la sigma buscara más el calor, buscaba su contacto, claro que era normal, biológicamente era una omega, y había sido marcada.
-Duerme un rato, supongo que podremos quedarnos en lo que te mejoras.- le dice Lisa besando la cabeza de la rubia.
Aunque la alfa había conseguido lo que quería, marcar a la sigma, se sentía extraña, ¿ahora vivirán juntas?

Alfa y sigma (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora