Diecisiete

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-¡No pienses dar ni un solo paso más!-Gruñe Rosé, la omega de inmediato se detuvo, era una omega, pero la rubia, era una sigma, una omega intentando ser un alfa, aunque biológicamente era una omega, físicamente y mentalmente era más fuerte que ella, no podría enfrentarla, Lisa inclusive sintió como su piel se erizó al escuchar la voz de Rosé que no dejaba a dudas que ella atacaría.

-Rosie, tranquila, ella es una, protegida.- Lisa quería calmar a la sigma, quería decirle que era solo una amiga, pero era más que claro que como su casa se habría impregnado del aroma a Sandía, ella no podría venir con intensiones amistosas, ademas no mentía, los padres de Sorn habían fallecido, y ella la había acogido como su protegida por su condición de omega.

-¡No me vuelvas a decir que me calme!-Advierte Rosé con la mirada y voz más amenazante que Lisa pudo escuchar, la alfa quiso gruñir al notar el tono de voz que Rosé había utilizado con ella, era la alfa, pero entendía a su pareja, aunque Rosé de inmediato noto su error al hablarle así a su alfa.

-¿Que haces aquí Sorn?- Pregunta Lisa tomando a Rosé de la cintura para intentar que se calme.

-Te, te he estado buscando, y como no llegabas, decidí esperarte aquí, no sabía que ya tenías una,-Sorn pensó más las palabras antes de hablar.
-una pareja.-Finalmente dice la joven.

-Si, Rosé es mi sigma.- Lisa lo decía con orgullo, sobre todo, por el hecho que era una sigma, todos sabían lo poco dóciles que era uno de su gama y ahi estaba la hermosa sigma unida a ella.
-Solo venimos por unas cosas, te puedes quedar en la habitación de invitados.

-¡No! Nos vamos ahora.- Rosé dio media vuelta y se dirigía directo al ascensor, Lisa la veía perpleja sin entender la escena que pasaba frente a ella.

-¿Y mis cosas? ¿y mi ropa?- Lisa gritaba parada en su lugar intentando que Rosé entendiera el porque había ido ahí.

-Compraras nueva, no quiero que tus cosas huelan a una omega, la sandía me causa náuseas.-Rosé se posó en el ascensor viendo de manera retadora a su alfa, Lisa gruño, sintió una lagrima caer de su mejilla al pensar en su ropa Celine, Louise Vuitton, sus costosos zapatos y trajes hechos a la medida, pero entendía los celos de su sigma, ella misma la había hecho salir casi corriendo para alejarla del alfa.

-Solo déjame tomar mi computador.- Casi ruega la castaña, Rosé solo pone los ojos en blanco y mueve su pie desesperada deteniendo la puerta del elevador, viendo fijamente a la omega.

-Lisa, es solo una amiga, es, como ella dijo, es mi protectora.- Dice Sorn con voz sumisa, Rosé no dijo nada, pero no le creyó, el aroma de sandía en toda la casa le decía que no era una amistad lo que buscaba con su alfa.

-A mi no me engañas, omega.

Alfa y sigma (Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora