VII

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El primer beso siempre dejará huella sin piedad y Jungkook fue testigo de eso pues jamás en su vida llego a creer que su primer beso llegará a ser con Taehyung, el rey de la constelación Capricornio y quién sea que le dijera algo así pensaría que ...

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El primer beso siempre dejará huella sin piedad y Jungkook fue testigo de eso pues jamás en su vida llego a creer que su primer beso llegará a ser con Taehyung, el rey de la constelación Capricornio y quién sea que le dijera algo así pensaría que le estaba diciendo una locura una muy grande pues sus ojos solo miraban a Taehyung con el respeto que se le da a un rey.

Pero está noche en la que siente como Taehyung le ha besado y que aún lo hace creer si eso era algo que estaba bien ¿lo estaba? Los labios de Taehyung se sentían tan cálidos, tan correctos, que le daba miedo irrespetarlo de alguna manera al ser el su rey, pudo sentir como algo en el beso lo hizo conectar con el Omega que tanto rechaza dentro de él, tanto que no pudo evitar corresponder el beso de su alteza, del único alfa bueno que iba a besar en toda su vida, ese alfa puro que hizo revivir de alguna manera su lado omega con sus deliciosas feromonas que le embriagaron hasta el alma.

Incluso pudo sentir cuando el beso que era apenas era un roce pasó a ser algo mucho más intenso y demandante cuando sintió que Taehyung toco sus dientes con su lengua pidiéndole que le permitiera ingresar a su cavidad bucal, volviendo así todas las frenas que había puesto Jungkook sobre su omega quebrantables ya que pudo sentir como de alguna manera su lobo tomaba el control de ese beso.

Pues al colocar sus manos en la cintura de Jungkook este se encogió, pero aun así no se separó de la cálida unión entre sus labios, sabía que los demás en la fiesta serían testigos de tan íntimo momento, pero con la franqueza del mundo era lo último en lo que creía Taehyung, él solo era culpable de haber tomado la oportunidad que tanto había buscado. Y no se iba a parar por nada del mundo, ni porque el mundo se acabará ahí mismo detendría el tan agradable beso que le estaba dando a Jungkook.

Todos los presentes podían jurar que el rey Taehyung y su Luna se amaban infinitamente, pero los que sabían estaban atónitos ante la imagen, preguntándose en qué momento había florecido tal amor pues el beso reflejaba un total amor escondido, y no nada más por Taehyung, sino que también por Jungkook. Irene conocía a su hijo y sabía que no le era capaz de besar así a alguien porque sí, y menos a Jungkook que parecía ser un gran amigo para su hijo, pero ¿acaso Taehyung había ocultado los sentimientos que tenía hacia Jungkook todo este tiempo?

Jimin, por otro lado, festejaba en su corazón, no sabía de qué manera iba a afectar ese beso en la relación de su amigo y su escolta que finge ser su luna, pero esperaba que lo que sea que fuera a suceder después de ese tan apasionado beso no fuera algo malo.

Taehyung estaba tan feliz su lobo corría de un lado a otro chillando de la felicidad, pues había aceptado después de tanto tiempo que si sentía algo más que cariño por Jungkook, después de tantos años por fin. El aire era algo que Taehyung hubiera deseado no necesitar, pues era algo que sabía que le estaba faltando a él y a Jungkook lo podía oír en los pequeños jadeos que soltaba en el beso. Así que contra su voluntad dio fin a ese beso que tanto deseó.

Pero dejo su frente pegada a la de Jungkook, ambos se quedaron ahí quietos, ambos con los ojos cerrados, solo jadeos por falta de aire se podían escuchar pero solo por ellos dos, ninguno sabía cómo reaccionar realmente ahora que el beso había terminado.

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