Espérame

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—. ¿Por qué te pusiste ese vestido?, Te vez hermosa, pero no quiero que alguien más te vea en el—. Dice Yuuta en medio de un berrinche.

Desde que llegaron de la cena y entraron a tu dormitorio, Yuuta te había abrazado con fuerza como si algún koala se ubiera apoderado de el. Nisiquera pudiste cambiar el vestido a una ropa más cómoda, estabas acostada en medio de la cama con Yuuta encima mientras seguía haciendo su berrinche.

En respuesta a lo que dijo, sonreiste y pasaste tus manos con tranquilidad por la espalda de el en forma de apapachos.
—. Lo compre para salir con el, no para estar en casa.. a parte, nisiquera es provocativo —. Intentas darle por tu lado.

Las manos de Yuuta recorren con suma travesía la silueta de tus caderas a tu cintura y asoma su vista para verte con el seño fruncido, parecía no estar de acuerdo con lo dicho por ti.

—. ¿No es provocativo? Tu cintura está exquisitamente pronunciada y parece coquetear conmigo, ¿Que quieres dar a entender?—.

—. Que tú eres un pervertido por pensar en eso aunque lleve un vestido elegante—. Exclamas con una sonrisa victoriosa.

Sus ojos en blanco te responden y decide volver a apoyar su rostro entre tus pechos.
—. Claro que no, todo mundo lo pudo haber pensando—. Susurra.

Se quedan en silencio otra vez, Yuuta pensando en que más reclamarte y tú esperando aquello. Te gustaba cuando se comportaba como un pequeño mimado en busca de atención, hacía un contraste tan perfecto al no tener un rostro tierno pero saber cómo interactuar de esa forma.

—. Te voy a extrañar —. Se escucha salir de sus labios, dando un cosquilleo por tu cuerpo—. Tu también extrañame, extrañame mucho, mucho, mucho, ¿Si?

Lo extrañaras, era más que obvio, el recordar que se iría por la mañana hacia que tu estómago se revolviera y la garganta comenzará a arder al sentirte impotente por no poder cambiar nada.
Lo abrazaste con fuerza, cerrando los ojos para retener las patéticas lágrimas que querían salir de tus pequeñas piedras esmeraldas.

—. Esta bien, tenlo por seguro—. Murmuras en respuesta, con dificultad para no hacer notar tu voz quebrada..

Pero fue inútil, Yuta alzo el rostro bruscamente y al notar como no abrías los ojos y tus labios temblaban de ansiedad comenzó a dejar besitos suaves en tu rostro; nariz, párpados, frente, mejillas, barbilla y tus labios. Cómo si de esa forma llegará a tranquilizar los sentimientos negativos que se acumulaban en tu garganta impidiendo que respires correctamente.

—. Oh, no, no, no, bebé, no llores, no llores, no quiero verte asi—. Susurra con desesperación, siguiendo con los besitos cálidos que eran una manta de la cual te sentias protegida y amada.

Por un momento abriste los ojos, al verlo, las ganas de llorar se hicieron más fuertes y sin poder guardarlo más comenzaste a llorar sin control, queriendo no sonar escandalosa te tapas los labios y tu vista se va a un costado para no verlo.

—. Entonces no te vayas, no me dejes—. Súplicas, sintiendo como las manos de Yuuta limpian tu rostro de las gotas cristalinas que resbalan por tus mejillas.

Un suspiro frustrado sale por parte de el, cambiando la posición en la que estaban para ahora ser tu la que estés encima de el con tu rostro en su pecho y sintiendo sus manos peinar los cabellos rebeldes que tardaste tanto en peinar unas horas atrás.

—. Mi amor, sabes que es inevitable, no es algo que yo quiera o deseé—. Explica con la voz baja, pensaba que te asustaría si alzaba la voz.

Sus manos en tu espalda dándote apapachos y consuelo en realidad lo sentías como miles de puñaladas, ya no sentirías de su calidez por un tiempo, un largo y estúpido tiempo.

꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora