Yuta Okkotsu

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—Vete a tu dormitorio, nomás vienes a molestar —masculló Megumi, dándome la espalda en un movimiento tan dramático que casi escuché el colchón suspirar con él.

¿Molestar? Por favor, yo solo quería platicar. Así que hice lo más lógico: me tiré a su lado, boca abajo, apoyando los codos en el colchón para poder verlo, o bueno, intentar verlo, porque solo tenía frente a mí la parte de atrás de su cabeza.

—¿Cómo se relacionó Yuta con Rika? —solté, intentando sonar casual, aunque mi curiosidad era más obvia que un elefante en una tienda de cristales.

Megumi no se movió al principio, pero sabía que estaba despierto. Su respiración no tenía ese ritmo de "estoy dormido, déjame en paz". Y bingo, segundos después se dio la vuelta y me fulminó con una ceja levantada, esa que parecía decir: "¿De verdad vienes con eso?".

—¿Para qué quieres saber? —preguntó con el tono de alguien que ya se arrepiente de seguir vivo.

—Por mera curiosidad —respondí, encogiéndome de hombros como si fuera lo más normal del mundo interesarme en la vida amorosa de un compañero y su... ¿maldición?

Él se quedó mirándome, calculando si valía la pena contestarme o simplemente empujarme del colchón. Seguro sabía que, si no me decía nada, yo iba a insistir hasta que cediera. Así de persistente soy, y con orgullo.

—Digamos que es... como su alma gemela —dijo al final, con ese tono de "te voy a soltar la bomba y disfrutar tu reacción".

—¿Su qué? —repetí, totalmente en shock. O sea, miré a Megumi como si acabara de decir que la tierra es plana. —Megumi, las bromas no son lo tuyo. Por favor, dime cómo están relacionados de verdad.

Porque claro, ¿cómo iba una maldición a tener un alma gemela antes que yo?

—No es una broma. Rika y él estaban comprometidos.

—¡¿Comprometidos?! —casi grité, sintiendo que mi cerebro necesitaba un reinicio. Yuta tiene, ¿qué? ¿19 años? Esto no tiene sentido. ¿Era yo la única que veía lo raro de todo esto?

—Bueno, eran unos niños en ese entonces —siguió, ignorando mi cara de "no te creo nada"—, pero ella le dio un anillo. El mismo anillo que usó para invocar a Rika en la misión, ¿lo viste? —Hizo un aro con los dedos, como si yo fuera tan lenta que necesitara una explicación visual.

Ah, pues no, no lo vi. Entre mi miopía, mi astigmatismo y el caos de la misión, lo único que noté fue que Yuta gritó el nombre de Rika y ¡pum!, ahí apareció. A mi perspectiva, pura magia... o terror, depende de cómo lo mires.

—¿Y qué pasó? ¿Cómo pudo Yuta estar enamorado de una maldición? —pregunté, porque cada respuesta me abría diez nuevas preguntas.

De verdad, un chico tan guapo como Yuta, ¿enamorándose de una maldición? Un desperdicio, si me preguntan.

—Idiota —espetó Megumi, y me dio un toque en la frente que me hizo parpadear de sorpresa. —Rika también fue humana. Se conocieron cuando eran niños, pero después de hacer esa "promesa", ella murió en un accidente automovilístico.

Ah, claro, ahora todo tenía sentido. Bueno, no tanto, pero algo es algo. Lo que me sigue sin cuadrar es cómo, con tanta gente en el mundo, yo sigo aquí, más sola que un cactus en el desierto.

Me mordía las uñas mientras con la otra mano frotaba la zona de mi frente donde Megumi había picado. Lo miré con la nariz arrugada, porque, honestamente, ¿era necesario eso? No.

—¿Cómo llegó ella a convertirse en eso? —pregunté, ignorando el ardor en mi dignidad y en mi frente.

—Yuta la maldijo, aunque no fue su intención. La vio muerta frente a él cuando solo era un niño... te imaginarás —respondió con un bostezo que parecía gritarme: "Por favor, lárgate, tengo sueño".

꧁༒¿𝘗𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢𝘤𝘪ó𝘯?༒꧂ Yuta Okkotsu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora