Adara
La anciana bruja se presenta como Neferet y la joven se llama Indivar. Me mantengo sentada en silencio con ambas mujeres. Cainán me da el visto bueno cuando olfatea las tazas con té, entonces bebo con tranquilidad. Él no, así que la anciana se ríe, ante su desconfianza. Aunque él no le presta mucha atención. Una vez que termino de beber, la mujer observa el recipiente, para así poder leerlo.
—Diría que algo muy potente te acecha —expresa la anciana—. Aunque es la misma energía que nos retiene aquí.
—Apurando, viejita, me aburro —habla B, así que ruedo los ojos—. ¿No éramos amigos tú y yo? No te quejes.
—Tengo más cosas que hablar con A. —Refunfuño—. Eso es todo.
Neferet nos observa, pero no se une a la conversación, solo continúa con la lectura de mi taza.
—Tienes algo que darme, ¿cierto? —consulta la anciana.
—¡Ah, sí! —Busco en mi bolsillo, entonces le entrego el dije—. Es igual al tatuaje en mi hombro, ¿tiene que ver con brujas?
—Hum, curioso símbolo, se parece a las marcas que dejan los demonios.
—¡Lo sabía! —expresa B—. ¡¿A quién le vendiste tu alma?!
—Cállate —lo reprendo, luego observo a la mujer—. ¿Lo hice? ¿Vendí mi alma?
—No creo que estés conectada a algún demonio, quizás lo estás a ti misma.
Enarco una ceja.
—¿Disculpa?
—La lectura es clave, tú misma te hiciste esa marca.
—¿Yo? —Quedo en shock—. Pero no lo recuerdo.
—Es como yo —se burla B—. Se olvida de las personas que han sido asesinadas.
—Hablas de Lucila, ¿verdad?
—El hombre de la cabaña y los campistas también, sé que los conozco, pero no los recuerdo.
—Genial, todos amnésicos —expreso con sarcasmo.
La anciana nos escucha, atentamente, luego vuelve a la taza y pregunta:
—¿Crees en las dimensiones paralelas?
—Yo sí, el infierno es una —responde B.
—No te preguntó a ti —me quejo—. Lo siento —me disculpo con Neferet.
—No te preocupes —aclara la mujer—. Justamente, hablaba de ahí, las respuestas están en lo más profundo del infierno.
Me río sin humor.
—¿Entonces debo morir para descubrirlo?
—Exacto —declara sin un atisbo de burla.
—Qué chiste más feo —expreso con desgano.
—No lo era.
—Lo sabía. —Me levanto de mi silla—. Esto ha sido una pérdida de tiempo.
Camino en dirección hacia la puerta, entonces cuando la cruzo tengo una extraña visión. Unas patas largas de araña salen del tatuaje de mi hombro, entonces siento un dolor punzante. Todo en mí se desestabiliza, mi vista se nubla. Intento agarrarme de la horrible zona afectada, pero me es imposible, esas largas patas siguen creciendo y yo gritando. Mi corazón golpea con gran fuerza como si me estuvieran matando, entonces a lo lejos, veo las sombras y caigo de rodillas.
Se ha hecho de noche.
—¡¡Adara!! —Escucho a B, pero solo me concentro en ver como esos espectros se van a través de los árboles—. ¡¡Adita, reacciona!!
—¡¡OH, POR DIOS!!
Otra agitación llega hasta mí, un último retumbado, el cual me hace desmayar, ya no siento nada, ni mi conciencia.
Abro los ojos de repente, entonces me siento de manera rápida. Toco mi hombro, rápido, no hay nada allí. Reacciono, dándome cuenta de que estoy en una de las habitaciones de la mansión de Cainán.
—¿Cuánto...? —Reacciono.
¿Cuánto tiempo me desmayé? ¿Qué pasó con las brujas?
Me levanto de la cama, me encuentro algo mareada, aun así, sigo avanzando. Apoyo mis manos con fuerza en la puerta para sostenerme, entonces con toda la voluntad del mundo, abro y salgo de allí. Visualizo a Cainán, el cual se aproxima a atajarme, antes de que me caiga.
—¿Qué pasó? —pregunto.
—Ese té tenía algo. —Es A—. No pude notarlo hasta después.
—¿Entonces mintió? —Hago una pausa—. ¿Todo lo que dijo era mentira?
—No creo, pero se quería aprovechar.
—¿De qué? —Sigo aturdida.
—Supongo que realmente no eres normal —dice, tranquilo, creo que sonríe, pero como todavía tengo la mirada borrosa, no estoy segura—. No te preocupes, no volverán a molestar.
—¿Las mataste? —Quedo en shock.
—A la anciana sí, la joven está en el sótano.
—¿Qué?
—Debes descansar...
—¡No! —Lo empujo para apartarme, pero como me tambaleo, me vuelve a agarrar—. No debí haberte pedido ayuda —expreso con angustia—. Debí haber hablado con Akil.
—Él no conoce tanto Norville como yo. ¿Y crees que no se hubiera deshecho de ellas? Es un demonio también. Supongo que no estás viendo la parte en la que te drogaron y luego me atacaron. Te desmayaste, fue su culpa, no supiste lo que siguió después, solo realicé lo que debía hacer.
—Así no debía... —Continúo con mis mareos y con la frustración que me ayuda todavía menos—. No debía ser —repito.
—Adara...
—Me tengo que ir —aclaro.
—No puedes ni caminar.
—Lo que vi..., ¿era producto de la droga? —Me quedo desvariando—. No, solo entré en una de mis pesadillas, estando despierta.
—¿Qué viste? —indaga y reacciono.
—Debo irme —repito.
—No te vas a ir, debes descansar.
Forcejeo, pero siento como mis pies se elevan, ya que me ha levantado, entonces chillo mientras avanza hasta la habitación. Me apoya sobre la cama y percibo su respiración tan cerca, se queda cerca.
—Cainán, me tengo que ir. —Me sostengo de su chaqueta.
—No lo harás.
—Me estás aplastando —le aclaro.
—Lo sé, es hora de dormir.
Junta su boca con la mía y le correspondo. Siento que vuelo mientras empiezo a perder la conciencia. Hay una sensación en mi pecho, entonces noto que el tatuaje en mi escote crece. Solo recuerdo que no debo dejar que se complete, sin embargo, la boca de Cainán es demasiado tentadora como para rechazarla. Y entonces, echo un último suspiro antes de dormirme por completo.
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Tú y yo paranormal
ParanormalUna detective fue enviada a investigar un asesinato en un pueblo pequeño, el único testigo y posible sospechoso es Cainán Done, un misterioso hombre que oculta un extraño secreto, así que nadie se atreve a enfrentarlo. El problema no es que sea un s...