10: Alguien normal

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Adara

Hay un francotirador en el bosque, y esta vez es real. Aunque quizás siempre lo fue, pero no lo quería creer.

—Es probable que él sea quien mató al hombre —sugiero.

—Neh —dice B, sin importancia, entonces sale del cuarto.

Me ignora y lo sigo. Cainán me estaba deteniendo, pero ahora es el que va a salir. Esto no tiene sentido de ningún tipo.

—¡¿Qué estás haciendo?! —me quejo.

—Es un humano, no es problema.

—Deja tu tontería de ser sobrenatural.

No me responde y continúa su camino, llega hasta la puerta.

—Hay que aprovechar ahora y largarnos —propone.

—¡¿Disculpa?!

—Dejemos que el francotirador sea la carnada.

—¿La carnada de qué? —expreso, desconcertada.

Hace una gran sonrisa.

—¡Es una buena distracción! —declara, animado.

—Esto no es seguro —opino, luego escucho un grito—. ¡¿Qué rayos?!

—¡¡Ahora!! —Me agarra la mano y me hace correr—. ¡¡Es la señal!!

Terminamos en el vehículo otra vez, entonces arranca a gran velocidad. No entiendo nada, pero no oigo más disparos, así que me tranquilizo. El que no está calmado es Cainán, sin embargo, prefiero ignorarlo, ya fue suficiente de tanta conversación sin lógica.

Al fin llegamos a la carretera, entonces él suspira, y regresa la sonrisa típica de B. Aunque estoy casi segura de que el que condujo todo este tiempo fue el chico parlanchín, el viaje sigue en silencio y con más calma. Un dato curioso, teniendo en cuenta esa personalidad.

Me despido de Cainán cuando me regresa a mi casa, luego me dirijo a conseguirme otra arma, así para empezar a hacer un reporte sobre lo ocurrido. No obstante, cuando pido refuerzos, nadie quiere encargarse del caso ni desean ir al bosque. Más que incompetentes o cobardes, considero que hay más implicados en el asunto. Y es solo porque tiene que ver con Cainán. Me frustra la falta de vocación en este pueblo.

Cainán A

Es de noche, entro al bar, buscando a Elerick. Está tomando una copa, muy tranquilo, luego sonríe al verme. Se nota emocionado. Me siento a su lado en la barra.

—Qué sorpresa verte a ti en un lugar como este, creí que B era el que se arriesgaba —opina el moreno.

Suspiro.

—No necesitamos problemas y él lo entiende, así que hay estados para todo.

—Comprendes cuando ser tú, me agrada.

—Soy ambos y lo sabes —digo, firme.

—No tengo idea, eres único en tu especie.

—No digas bobadas, somos de la misma raza.

—Sí, claro —declara con sarcasmo—. Ojalá fuera especial como tú, pero aquí estamos.

—¿Qué quieres? —cambio de tema.

—¿A qué te refieres?

—Estás molestando otra vez —aclaro.

—Por supuesto que no.

—¿Quiénes son las personas que están muriendo? —cuestiono, rápido—. B dice que las conoce, pero no las recuerda.

—No sé de qué me hablas.

—¿Y el francotirador? —Entrecierro los ojos—. ¿Lo enviaste tú?

—Es probable. —Toma de su copa—. Te cuido.

—Cuidas tus intereses.

—Ah, ¿sí? —Hace una pequeña risa—. ¿Y cuáles son?

Intento percibir imágenes en su mente, pero esta se encuentra bloqueada.

—Lo averiguaré.

—Ah, cuando lo hagas, avísame, yo también quiero saber. Me estoy preocupando mucho —expresa con una gran sonrisa—. Dile a B que venga a jugar más seguido, él y yo nos entendemos mejor.

—Sabes que B solo quiere matarte, ¿para qué meterte en ese problema? —me burlo.

—Me gusta ver sangre.

Me levanto de mi banco.

—No permitiré que juegues, me encargaré de ello.

—¿Qué pasa con la detective? —consulta—. ¿Te gusta? Noté que B está muy interesado.

—La señorita Kyleth es un problema, pero no es asunto tuyo, así que olvídate de meterla en tus ideas.

—Yo no fui, mis hombres la secuestraron porque pensaron cosas malas, desconfiaron de ella, aunque... —Hace una pausa—. Yo también lo haría.

Me detengo, me giro a observarlo mejor.

—¿De qué hablas?

—¿De verdad piensas que es alguien normal? Nadie normal llega a Norville, y lo sabes. Deberías averiguar sobre ella, es solo una sugerencia. Lo único que conocemos de la detective, es que fue enviada por sus superiores aquí, pero ¿qué más? La verdad, es algo curioso, ¿no lo crees así?

Adara

Hace calor, estoy sudando, no puedo dormir. Me levanto de la cama, entonces voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua, pero no lo bebo. Oigo un ruido en la ventana. Debo estar delirando, creí ver una sombra.

«Adara», escucho a mi costado y me giro.

¿Es una pesadilla otra vez? Maldita sea, no han frenado desde que llegué aquí. Pensé que me había librado de estas después del funeral de mamá.

Tardé mucho en hacerlo, pues no quería despedirme de ella, así que hasta que no me animé a dejarla partir, no pude dormir en paz. No puedo creer que otra vez me estén molestando, es frustrante lo que cuesta no poder dormir. Necesito centrarme en mi investigación, terminarla y largarme de aquí, para no volver a sentirme insegura o loca, pues presiento que estoy perdiendo la cordura.

Norville ya no parece tan acogedor.

Tú y yo paranormalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora