Color Cian: Memorias.

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Color Cian: Memorias.

● Eren Jaeger:

El aire golpea con fuerza la ventana de la habitación, es un ruido molesto y de vez en cuando un poco aterrador, podría ponerme los auriculares y hacer a un lado ese ruido, pero siendo sinceros soy un tanto paranoico y encerrarme en el audio musical, apartándome de la realidad, es algo que me aterra, más que nada porque no sé si alguien ha entrado en la alcoba o si hay algún tipo de bicho zumbando por allí. Podría aparecer aquel asesino de mi imaginación y matarme, o aquellos monstruos de las pesadillas a sacarme un buen susto. Uno nunca sabe lo que esconden las sombras detrás de las paredes.

A pesar de todo eso, trato de enfocarme en seguir estudiando para el examen de acreditación del posgrado, trato de repetir todo lo que hay en las notas dentro de mi mente, repetir en voz alta y hacer apuntes en post-it de colores y formas, son tipos de estudio que me han ayudado a sacar toda la carrera y se podría decir que en retrospectiva les debo mi titulación por excelencia.

Decidí hacer este posgrado, más que por atraer mi atención, fue por el mero pensamiento de salir de este lugar con algo más que un título de licenciatura, me dije a mi mismo que cualquiera podría hacer eso. Yo necesitaba más. Después de todo estoy encerrado en este lugar por una razón en particular.

Dejo caer el libro sobre el escritorio y hecho mi cabeza sobre el respaldo de la silla. Repito aquel mantra personal que escribí durante una clase de Estadística Inferencial.

Recuerdo que el profesor me sorprendió escribiéndolo, me arrebato la libreta y leyó ante toda la sección mi pequeño párrafo de letras chuecas. Lo bueno es que apenas era la mitad de lo que tenía en mente, unas líneas muy inocentes que incluso me hicieron parecer como alguien que cuida de su salud mental y trata de todo por aprender en clase. Usando incluso métodos extraños de aprendizaje. De haber leído todo posiblemente sería el hazme reír de toda la facultad, quizás de todo el campus.

El mantra baila en mi cerebro, repitiéndose como cinta de película vieja, lo memorice lo suficiente como para aferrarme a él y sobrevivir a este "Titanic".

Solo era un niño cuando llegue a este lugar, estaba asustado, molesto y sorprendido. Lo admito, lo primero que pensé cuando el avión aterrizo fue en comprar un boleto de regreso, aunque gracias a todas las emociones y sentimientos revueltos, la culpa, el miedo, el pequeño desprecio y cosas parecidas, simplemente obedecí al hombre que se convirtió en mi tutor hasta los dieciocho años. Con todo eso, tuve que crear cosas raras, pensamientos e incluso uno que otro amigo imaginario para salir adelante sin hundirme.

El reloj en forma de automóvil de carreras da las siete de la tarde. Tres horas más y me iré a dormir. Posiblemente antes vengan por mí para ir a cenar, porque no es capaz de dejarme ir a la cama con el estómago vacío. Debería ser más agradecido, pero todos de vez en cuando necesitamos pensar con la panza en ceros.

Me meto dentro de las líneas de los dos libros que hay a mi derecha, escribo sobre la hoja doblada en ocho partes y repito todo en voz alta, luego hago pequeños esquemas de lo que se supone trata el tema de este día.

Y al final termino durmiéndome sobre las hojas, libros y bolígrafos.

―Eren. ―La puerta de la habitación se abre, pero la silueta de la persona solo me parece demasiado difusa.

―Eren

― ¿Qué pasa? ―Giro el rostro separando la mirada de la pantalla de la televisión.

― Es hora de dormir ¿Ya te has lavado los dientes? ―Sin asegurarse de que mi caricatura ha terminado o no, apaga el televisor y se pone frente a mí. No replico, el reloj dice que ya es hora de que los niños se vayan a la cama.

Tinta de AcuarelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora