Color Lino: Contratiempo.

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Color Lino: Contratiempo.

●Eren Jaeger.

—"Poder ver las cosas con otros ojos, es crear otra historia, yo diría, ¿Qué historia le gustaría conocer?"— Terapia #9 de práctica supervisada.

Su cuerpo tibio bajo las sábanas junto al mío es una de mis sensaciones favoritas durante las mañanas, me hace sentir la persona más afortunada del mundo. Despertar junto a la persona que amas es uno de los detalles más hermosos del mundo. Verlo dormir plácidamente, con el temblar de sus parpados y pestañas, el cabello revuelto, la comisura de los labios manchada de saliva, el pijama torcido, la piel ligeramente sonrosada, incluso aunque el aliento de dragón sea parte de todo esto. Pero qué persona no despierta con el aliento de mil demonios. Ja.

Hago que el tiempo se detenga un segundo, solo para quedarme a mirarle otro rato más.

Escuchar el lento palpitar de su corazón y su suave ronquido.

Me encanta.

Amarlo es uno de mis pasatiempos favoritos.

Se queja y por un instante se piensa entre abrir los ojos para levantarse o simplemente volver a enrollarse en las sábanas para dormir otro poco más. Me gusta ese lado perezoso.

Me pregunto si a él le gustara verme dormir.

¿Me ha visto dormir tan detalladamente como yo?

No lo sé y no sé si realmente lo llegue a saber algún día.

Tal vez en ese tipo de pláticas donde uno confiesa haber hecho alguna travesura. Supongo.

Aprieto los labios y al final soy yo quien decido salir de la cama, él no se ha decidido si va a despertar o quedarse allí otro rato.

Dijo que hoy iríamos a visitar a la abuela Kushel, no la veo desde hace ya un rato. Y eso que no vivimos tan lejos.

—¿Eren?

— ¿Sí?

Me giro un poco para verle, tiene los hombros cubiertos por la sabana, por parpados pesados y aun bosteza.

—Buenos días. —termina por decir al alzar el rostro.

Abro los ojos sorprendido, él no me saluda por las mañanas, es decir, simplemente no lo hacemos porque no estamos acostumbrados a hacerlo. Así que esto es un poco fuera de lo normal.

—Buenos días. —contesto. —Iré a hacer el desayuno. Date un baño y luego bajas.

Él asiente.

Yo sonrió.

::::::::::

—Podríamos pedir pizza. —digo mientras veo el menú de papel que un chico me ha dado.

—¿Pizza?

—Hace mucho que no cómo.

—Bien por ti.

—Oye.

Una débil sonrisa se expande por sus labios y simplemente sigue conduciendo.

—Hoy comeremos con mi madre, tal vez otro día.

—Oh, extraño su comida. Siempre ha sido deliciosa.

Para llegar con la abuela tenemos que llegar al límite del pueblo, casi al llegar a la siguiente ciudad, son casi treinta y cuatro minutos a una buena velocidad en coche. Pasamos por el cruce de árboles altos, cuando era niño venimos a acampar por aquí, Kenny trajo consigo una escopeta, me enseñó a disparar cuando tenía doce, dijo que era necesario para que me comportara como hombre y no dejara que nadie me golpeara (A esa edad tuve problemas en la escuela)

Tinta de AcuarelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora