Capitulo 19

234 17 4
                                    

Las sucias manos de Enzo se incrustan como vidrios en mi cintura, decir que estaba molesta era poca cosa.

Estaba furiosa.

Me encontraba bailando con Enzo en el centro de la gran habitación, todos tenían puesta la mirada en nosotros. Van a creer que soy asalta asilos.

—Sonríe. — murmuró.

—No se me da la gana. — solté tajante.

Me apegó más a el y me fue suficiente para terminar con esto. Me aleje de el sin más preámbulos y la sala quedó en silencio. Sus guardaespaldas trataron de tomarme por lo hombros, los evite a tal punto que los guardias a mi alrededor solo incrementaban. Y sin pensarlo dos veces empecé a soltar golpes a diestra y siniestra. Estaba realmente furiosa, no iba a soportar estos tratos.

—Megan joder suéltalo. — me susurro Eirá en el oído.

Me tomaron de las manos y me llevaron con ellos a la camioneta donde habíamos llegado.

—Una simple ofrenda no supo hacer bien su trabajo. — soltó Akram y no me pude contener.

Necesitaba terminar con esta furia. Me acerco a él y le propinó una sonora cachetada haciendo que caiga al suelo. Sin más que decir salgo de la camioneta nuevamente y me dirijo nuevamente hacia la enorme mansión.

Entro por una de las puertas traseras y me dirijo hacia la oficina personal de Enzo. No me inmutó en tocar pues sabía que Enzo esperaba adentro.

—Tu capacidad para hacer dramas es sumamente sorprendente. — estaba de espaldas con la vista hacia el gran ventanal.

—Debo admitir que colmaste mi paciencia.

—¿Cuál..? Debes mejorar eso niña. — murmuró. — controla tus emociones, no dejes que ellas te controlen a ti.

—¿Cuándo dejaras de llamarme niña..? — pregunte. Enzo giro la silla giratoria haciendo contacto visual conmigo.

El parecido de Enzo con Spencer era realmente escalofriante… Son como dos gotas de agua idénticas.

—Te brindaré el mejor entrenamiento aún mejor que el que recibiste en la fortaleza de Braga en Brasil. — abrió un pequeño cajón de su escritorio sacando un folder y una pluma de el. — además te daré una arma especial, la única en el mundo, joyas, oro, diamantes…

—¿Qué quieres a cambio.?

—Me disgusta tu terquedad de siempre predecir mis pasos. — soltó una risa ronca. — Tu sabes perfectamente lo que anheló… Una unión.

—No piensas rendirte. — afirme chasqueando la lengua.

—No importa si lo amas o no. Tú deseas libertad y yo poder. — me extiende el folder junto a la pluma.

Contrato de confidencialidad.

—Solo firma y todos ganamos.

—Sigues sobornando a las personas con tus contratos.

—Es parecido a lo que tú haces. Pero con la diferencia que yo no manipuló con el cuento barato de ‘‘cumple la misión y serás libre’’

—No, buscaré otra forma.

—El contrato se vence el lunes. Piénsalo. — camino en dirección a la puerta y salgo de aquella habitación…

Lunes.

Debo de solucionar todo esto para el lunes.

Spencer O’Connell.

—La Alfa debe estar furiosa.

El fuego de la mafia:el despertar del amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora