4 - PERDIDA

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Se hallaba tumbada sobre lo que le pareció un mullido césped. Oía con claridad algunos pájaros piar un poco más lejos y un arroyo fluir a su derecha, por lo que dedujo que se encontraba en un bosque. Percibía que el aire de aquel lugar era dulzón y sensiblemente más suave y ligero de lo que estaba acostumbrada a respirar. Oía unas voces a su alrededor, susurrando agitadamente, pero no les prestó demasiada atención. Se mantuvo así varios minutos más, sin abrir los ojos, recordando vagamente el trayecto que había efectuado desde la tierra a través de la nada, pero no conseguía acordarse de todos los detalles. Cuando entró en El Vacío, comenzó a recordar, sintió un dolor insoportable en todo el cuerpo que no le dejaba respirar, entonces oyó la voz de Nebraska en su cabeza aconsejándole que se relajara, pues debía perder su cuerpo para no morir. Aquello la inquietó, pero se relajo un poco en cuanto percibió que era perfectamente consciente de tener brazos y piernas. Recordó que en cuanto perdió el cuerpo se sintió muy relajada y muy a gusto flotando en ninguna parte. También recordó que se había guiado por el pensamiento de Nebraska y que la vio salir por un vórtice en el espacio y ella...

Abrió los ojos súbitamente al recordar que ella había salido por donde no debía, pero los cerró casi al instante por la intensidad de la luz del sol que la golpeaba directamente en la cara. Se incorporó y esperó hasta que sus ojos se acostumbraron de nuevo a la luz para abrirlos y cuando giró la cabeza, vio unas formas borrosas moverse rápidamente para esconderse detrás de unos árboles que había al lado, pero pensó que serían imaginaciones suyas, producidas, sin duda, por el golpe al haber caído. Se llevó las manos a la cabeza intentando poner en orden sus pensamientos y preguntándose cómo iba a salir de esa situación. Miró a su alrededor para ver dónde se encontraba, pero no le quedó claro: se hallaba en un bosque compuesto en su mayoría por árboles que Sara no había visto jamás. Eran árboles de tronco nudoso y completamente blancos, con aspecto de tener una textura lisa. Estaban bastante separados entre sí y en algunos lados, pequeños arbustos se amontonaban sobre una superficie en su mayoría completamente lisa. Todo el suelo del bosque parecía un manto verde enorme, salpicado por exóticas flores de todos los colores que no había visto jamás. La luz del sol se filtraba a través de un manto de hojas que tapaba el cielo y en algunos puntos, pequeños rayos de luz conseguían filtrarse formando haces que herían la tenue oscuridad del bosque; Sara pudo apreciar que era de una belleza sobrecogedora. Giró la cabeza con la intención de orientarse y buscar una salida, pero no le pareció que terminara en alguna parte. Por alguna razón le resultaba vagamente familiar, pero no conseguía recordar dónde lo había visto antes, y estaba completamente segura de no haber estado nunca allí; eso lo sabía.

Se sentía mareada y confusa, y por si fuera poco tenía una sed horrible. Hacía muchísimo calor, lo que no mejoraba su situación. Se miró las manos y las movió, siendo consciente de que no había perdido su cuerpo; se lo tendría que preguntar a Nebraska cuando la viera. Eso si sabía dónde encontrarla, porque ni siquiera sabía por dónde empezar. Se levantó torpemente y miró a su alrededor, sopesando la dirección que iba a tomar. Miró hacia arriba en dirección al sol y se le ocurrió que tal vez podría orientarse gracias a él. Esperó cinco minutos hasta ver hacia qué dirección se movía y dedujo que si iba hacia atrás estaría yendo al norte, teniendo en cuenta que allí funcionaran las mismas leyes que en la tierra, así que se puso en marcha; hacia algún lado tenía que moverse.

Todo el bosque era exactamente igual; parecía una extensión de sí mismo. No sabía cuánto tiempo llevaba caminando, pero se encontraba extenuada y tenía aún más sed que antes, y ya comenzaba a pensar que no encontraría el final. Por fortuna, pensó, el sol no le daba directamente sobre la cabeza gracias al manto de hojas que cubría toda la zona, lo cual era de gran ayuda. En más de una ocasión le pareció notar que la estaban siguiendo, pero no estaba segura del todo; cada vez que lo percibía miraba hacia todos lados, pero no veía a nadie y eso la confundía. Después de un buen rato caminando vislumbró a lo lejos unas formas que no correspondían a lo repetitivo del bosque y se fue acercando lentamente para examinar qué era, con la esperanza de encontrarse algo diferente. Le sorprendió ver una mansión en un pequeño claro, hecha de un material blanquecino parecido al cuarzo. Cuatro columnas se alzaban delante del porche, sosteniendo a su vez un enorme balcón en la parte de arriba. A simple vista no parecía que en las ventanas hubiera cristales, o tal vez todas la ventanas estaban abiertas; no podía apreciarlo con claridad desde tan lejos. Se movió con la intención de dirigirse hacia allí, pero unas voces que se aproximaban hicieron que se quedase quieta, oculta tras los arbustos. Repentinamente el cielo comenzó a oscurecerse y se formó una tormenta en menos de dos minutos, haciendo que se calara de arriba abajo. ¿A eso se refería Nebraska cuando dijo que el clima cambiaba con mucha rapidez? No conocía las leyes de ese mundo, por lo que aquello podía significar cualquier cosa.

DESPERTAR - El camino del PortadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora