10 - PORTADORES

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Sorprendida, soltó las manos de la anciana de un tirón y se levantó del asiento. ¿Por qué la gente no hacía más que darle noticias de ese tipo? No lo entendía.

—¿Qué quiere decir? —preguntó en un susurro.

Sabía lo que había querido decir, por supuesto, pero quería comprobar que no había escuchado mal.

—Eres la Portadora de la Premonición.

—¿Cómo es eso posible? —exclamó esta vez Nebraska—. Solo puede haber un Portador.

—No, chiquilla. Sentaos, por favor, os lo explicaré.

Con cierto recelo, Sara terminó por sentarse donde antes.

—Solo los portadores con habilidades físicas son únicos, en cambio, las habilidades sensoriales son otro cantar, jovencita. En este caso, no soy la única Portadora de la Premonición, pero claro, yo ya sabía que iba a haber otra antes de que nacieras.

—Pero eso no puede ser posible... Yo no soy la Portadora de la Premonición. Tan solo soy la Portadora del Fuego Dorado de Oromea, y ni siquiera sé utilizar esa habilidad.

—Es lógico que, si no controlas tus visiones, aparezcan cuando menos las esperas. Por ejemplo: cuando estás en peligro, o en forma de sueños.

—No recuerdo haber soñado nada y que luego hubiera ocurrido.

—No siempre se cumple una premonición, porque al fin y al cabo, nuestro destino está en nuestras manos. Es más, incluso aunque se cumpla, las condiciones que se darán cuando eso ocurra no serán las mismas que las que se dieron en la premonición.

—¿Entonces de qué sirven las premoniciones? —preguntó Sara confusa.

—Normalmente para saber el camino que se ha de tomar.

—Pero, si no se dan las mismas circunstancias, ¿cómo sabré qué camino es el correcto?

—Porque aunque las condiciones no sean las mismas, el hecho sí lo será.

—No comprendo.

—Ya lo entenderás, chiquilla —dijo con un amable sonrisa.

—Pero, ¿cómo sabré cuándo es una premonición lo que estoy viviendo y no un simple sueño? —preguntó cada vez más confusa.

—Porque te encontrarás agotada después de ello.

De pronto comenzó a recordar un sueño que tuvo, cuando todavía vivía en la tierra: corría a través de un bosque escapando de algo, y eso mismo fue lo que vio una noche después y lo que mató a su madre la siguiente noche. "Aunque las condiciones no sean las mismas, el hecho sí lo será", había dicho la anciana. Sin lugar a dudas había tenido una premonición; había vaticinado inconscientemente que un Famero las acechaba a ella y a su madre, y no supo interpretarlo. Aquello le produjo una tremenda aflicción, pues podía haber evitado la muerte de su madre, o la de su amiga.

—Creo recordar haber tenido más de una premonición anteriormente —dijo en un susurro—, y las he confundido con un simple sueño, por eso mi madre... Por eso mi madre...

Nebraska le agarró del brazo para infundirle ánimos.

—No fue culpa tuya, Sara, no lo pienses más.

—Usted ha dicho que una premonición me indicará el camino que habré de seguir, pero ¿eso siempre será así? ¿Cómo sabré si ese camino es el correcto o no?

—¡Ah! Las premoniciones son muy relativas, jovencita, al fin y al cabo, uno puede cambiar su destino. El futuro siempre está abierto a opciones; aunque tengas una visión, esta no se cumplirá necesariamente, pues tus acciones juegan un papel muy importante en ello. Así que está en tu mano decidir cuándo es el momento adecuado para seguir el camino que te indica la premonición, si no, efectivamente, será un camino equivocado. Una misteriosa habilidad la predicción.

DESPERTAR - El camino del PortadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora