7 - REVELACIONES

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Denver sabía quién era ella; sabía que se hallaba frente a un miembro de la realeza élfica, pero aunque relajó el semblante, no se apartó lo más mínimo, impidiendo que pudiera salir.

Por alguna razón, Sara percibía cierta hostilidad por parte de sus dos amigos hacia la elfa que la había salvado y no entendía por qué. En cualquier caso, ella se encontraba a salvo y si había sido gracias a ella, le estaba muy agradecida.

—¿Cómo has conseguido traerla hasta aquí tú sola? —preguntó Nebraska con cierta brusquedad.

La elfa la miró, pero no dijo nada. Quería esperar a encontrarse menos hostigada por Denver, que lo intuyó y se apartó un poco, colocándose delante de la puerta de manera que la elfa no pudiera escapar. Se acercó titubeando un poco. Al parecer, ella también percibía la hostilidad con que Nebraska y Denver la miraban.

—Con el carro que habéis visto ahí fuera —respondió lentamente.

—¿Qué es eso que nos tienes que contar?

—Vengo a advertiros sobre algo —dijo rápidamente, echando fugaces miradas hacia Denver.

Nebraska la miró dudando hasta que finalmente se relajó también y cruzó los brazos sobre el pecho, dispuesta a escuchar lo que tuviera que decir.

—Yo soy Salomé —comenzó la elfa—, y soy...

—Sabemos quién eres —interrumpió Denver.

Salomé lo miró, pero no le dijo nada.

—Vengo a advertiros del peligro que corre —dijo señalando a Sara—, y del peligro que corréis vosotros al protegerla.

—Ya sabemos que corremos peligro —dijo Nebraska.

—Así que ya lo sabéis —musitó.

—Sí —respondió secamente la chica.

—¿De qué habláis? ¿Qué ocurre? —preguntó Sara confusa.

—Estamos a las puertas de una guerra. Las rebeliones en el sur son cada vez más peligrosas y amenazan la estabilidad del país.

—Pero no sabéis quién está detrás de todo —dijo Salomé.

—¿Lo sabes tú? —inquirió Nebraska.

Salomé asintió, pero no lo dijo.

—¿Y por qué deberíamos confiar en tu palabra?

Sara no entendía por qué su amiga reaccionaba así con ella, pero consideraba que no tenía ninguna razón para comportarse de esa manera. La elfa la miró de nuevo sin decir nada. Según parecía, ella sí sabía de qué iba el asunto y por qué Nebraska y Denver la trataban así, pero no parecía que le molestara lo más mínimo.

—¿Qué tal si nos sentamos todos? —preguntó, procurando calmar el ambiente.

Al principio dudaron un poco, pero finalmente, tanto Nebraska como Denver accedieron a sentarse.

—¿Cómo me habéis encontrado? —preguntó Sara.

—He seguido el hilo de tus pensamientos —le sonrió su amiga—. La única información que tenemos —dijo mirando a su hermano—, es sobre las rebeliones de las regiones del sur, pero no sabemos más.

—Yo sí —aseguró Salomé, dirigiendo la mirada hacia un lado por vergüenza.

Los tres la miraron esperando que lo dijera. Vieron cómo su rostro se iba descomponiendo poco a poco en un sollozo mudo.

—Mi hermano es el responsable de todo —dijo llevándose las manos a la cara para tapársela, pues había comenzado a llorar.

Ambos hermanos se miraron con cierta sorpresa.

DESPERTAR - El camino del PortadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora