CAPITULO I

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La espalda le dolía, sus ojos lentamente volvieron a abrirse, de nuevo había dormido boca arriba, algo que le molestaba; aunque siempre fue silencioso durante sus cortos sueños en la noche. Una vez de pie, observando su habitación, se percató de su realidad que desde los seis años había tenido que lidiar. No era un recuerdo que le robará el sueño, aun así, seguía con su mente manchada.

La ducha parecía no sentarle del todo mal, sus cabellos rubios no eran fanáticos del champú o del enjuague. Solo lo remojaba y aun así se veía más cuidado que el de muchas personas del edificio. Desnudo, salió del pequeño cuarto de baño para mirar su reflejo una vez más en el espejo colgado de una de las paredes, el único que tenía, porque hace cuatro meses se había roto el de su ducha. Causó algunas cortadas en los dedos, pero hubiera deseado cicatrices en el rostro.

-Cállense-Vociferó una voz arriba de su apartamento. Él ignoró aquello. Meticulosamente repaso la falta de ojeras debajo de sus bien brillantes ojos azules, tan claros como el agua, se preguntaba a sí mismo a veces, porque aún no lograba destruir su buena salud.

El sonido de su teléfono celular lo saco de sus pensamientos. El nombre en la pantalla lo hizo estar de mal humor.

- ¿Qué pasa?-Preguntó al otro lado de la línea sin mucho entusiasmo.

-Se dice buenos días Etienne-La voz seria y madura de un hombre terminó por quitarle las ganas de comer.

-Acabo de levantarme. Lo que menos quisiera escuchar es tu voz molestándome.

-Descuida, no voy a molestarte mucho. Solo quería saber si has visto las noticias-Etienne reposó en el sofá más cercano aun sin ropa.

-No desde ayer.

-Pues deberías. Pasó cerca de tus rumbos-La voz irónica no le causaba la mayor gracia.

Etienne encendió el televisor, no sin antes dejar el teléfono en alta voz para hacer dos cosas, no colgarle a su molesta llamada y poder ponerse ropa encima, ya que el día de ayer apagó la calefacción para dormir más pasivamente, a veces el cuarto era demasiado caliente para él.

-Se dice que en el apartamento vivían una madre y su hijo, la policía afirmó que interrogaron al hijo y un amigo el día antes de ayer que estos dos desaparecieron. No hay rastros aun de la madre, en pantalla enseguida se observaran los datos de las tres personas en cuestión a esta situación. El cuerpo policiaco está casi seguro que se trata de una treta para obtener dinero fácil, aun así el escenario no deja de ser sospechoso. No olvidemos los recientes secuestros en estas últimas semanas. ¿Podrán ser víctimas del mismo caso?-Etienne no reconocía a ninguno de las tres personas. Además de que se veían mayores que él.

-Se ve como el edificio que está a cinco calles de aquí. Frente de la lavandería y al lado izquierdo, un inmueble más pequeño de dos pisos-Dijo Etienne sin tocar el celular.

-Me encanta tu memoria fotográfica-El otro lado de la línea parecía emocionado.

- ¿Me llamaste para poner a prueba mi cabeza? ¿Ya puedo colgar ahora que te he dado la satisfacción?

-Espera mi próxima llamada-Respiró más tranquilo cuando finalmente podía decir estaba solo.

Etienne se acarició suavemente su cuello. Las ganas de comer se habían ido inmediatamente. Pero estaba seguro que probablemente volvería pronto.

Sin embargo sentía fuertes deseos de salir a la calle. Y así lo hizo. Los días se habían convertido en grises, gracias a la tormenta que probablemente vendría pronto, no obstante el pronóstico siempre se equivocaba o la mayoría del tiempo lo hacía. El edificio donde estaba vivía estaba lo suficientemente cuidado como para tener alrededor de sesenta personas, unas más ruidosas que otras.

2° Hyera oscura profundidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora