CAPITULO XXI

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CAPITULO XXI

Afrodita con sus dos piernas pegadas a su pecho solo podía esperar sentada sobre las sucias prendas que encontró apenas Erebus se dio la vuelta para escuchar lo que tenía para decir Angely acerca de los humanos que no encontraron alrededor. Se preguntaba a si misma que tan lejos estaban de su refugio, pero estaba consiente que posiblemente ya no podría regresar ahí. Aun con un respaldo poco cómodo debajo de su trasero, sentía mucha incomodidad por el frío que albergaba alrededor.

—Tu cena se enfría—Dijo Angely seriamente con una mano en su cintura refiriéndose claramente a Afrodita.

Afrodita desvió rápidamente la mirada cuando Erebus se dirigió a ella. Poco lo había observado durante su encuentro. Pero dentro de su mente nunca olvidaría aquellos ojos afilados que tenían un propósito de acabar con su vida cuando él lo deseara.

—Con más velocidad llegaremos a Londres en poco tiempo—Continuó Angely.

—Eso lo sé—Respondió Erebus fríamente.

—Tienes que deshacerte de ella, pero ya—Angely no parecía estar cómoda con la vida aun latiendo de Afrodita.

— ¿Te sientes intimidada por su piel pálida?—Erebus esta vez sonrió.

— ¿Vas a llevarla con Dux y explicarle porque no has acabado con la vida de la humana? Tenemos órdenes directas de solo dejar vivo al humano y a Samael. Esta no es la primera vez que haces esto.

Después de aquella declaración el corazón de Afrodita se aceleró hasta el punto de sentirse lo suficientemente asustada como para derramar lágrimas las cuales no confesaban nada más que el terror hacia los Hyera.

—Mira ya la hiciste llorar—Erebus acusó falsamente a Angely sin perder su ironía.

—Erebus. Estas siendo patético en estos momentos.

—Y tu mi querida Angely—.Sujetó con sus manos su rostro femenino—Parece que estas celosa, no tienes por qué estarlo. Solo me demuestras lo impulsiva que eres. Se buena Mediagenus y prepara todo para comenzar nuestro retorno a Londres.

— ¿Y que harás con la humana?

—De eso me encargó yo personalmente.

Angely después de mirar por última vez a Afrodita, no dudó en afilar sus ojos una vez más, dejando claras sus oscuras intenciones. Pero era evidente porque no las hacía aun. Erebus por otra parte cuando se percató que Angely se alejaba lo suficiente para darles la privacidad que él buscaba, se acercó a la humana quien no tuvo otra opción que sollozar en un volumen inferior casi silencioso.

— ¿Por qué simplemente no me matas?—Preguntó con un dolor fuerte de garganta.

—No creo que tu vida valga lo suficiente para darte el camino más fácil. ¿No lo crees?

—No entiendo nada—Su cabeza se sacudió.

—Yo sí. Realmente no creo que tú quieras morir por mis manos. De ser así no hubieras fornicado conmigo.

Afrodita apretó su boca con sus labios, esperando encontrar la manera de acabar con su propia vida sin tener que mirar a los ojos a su agresor.

—No entiendo que quieres hacer conmigo.

—Lo evidente no tiene por qué ser explicado—Sus manos sujetaron sorpresivamente las de Afrodita obligándola a ponerse de pie. Sus bocas rozaron ante el poco equilibrio de la humana.

—No lo es para mí.

—Háblame de ti. Con tu belleza es claro porque fuiste tan famosa en el mundo del espectáculo.

2° Hyera oscura profundidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora